Los abismos del alma
Novelista, ensayista, crítico cinematográfico, documentalista, cineasta, polemista, en la frontera de los géneros más diversos, Emmanuel Carrère (París, 1957) defiende las causas más ‘antagónicas’ con una suerte de ‘pureza feroz’, que puede apasionar positiva o negativamente.
Se dio a conocer como crítico de cine erudito. Su libro sobre Werner Herzog sigue siendo una referencia canónica. Carrère comparte con Herzog una pasión profunda por personajes tentados por los abismos. Quizá siguiendo esa tentación primera, Carrère abandonó la novela ‘clásica’ para comenzar a trabajar unos relatos ‘inspirados’ en hechos reales (evidentemente trágicos) para explorar los más bajos mundos del alma y la vida social.
‘El adversario’ (1993) marcó esa ‘ruptura’. El novelista trabajó un escándalo entre criminal y esperpéntico: el caso de Jean-Claude Romand, que comenzó contando mentiras menores hasta que decidió asesinar a sus padres. Carrère reconstruyó el suceso con una precisión inquietante, turbadora, confirmando que su carrera creadora tomaba nuevos rumbos, en una suerte de bajada a los infiernos.
Cineasta convencional
La fascinación por los abismos más oscuros e inquietantes del alma humana era compatible, en su caso, con una carrera paralela como cineasta, mucho más convencional, quizá, en la tradición del cine francés de ‘calidad’. Carrère adaptó con éxito algunos de sus relatos y novelas, sin dejar de trabajar la escritura, escribiendo relatos casi siempre cortos. Se trataba de ‘prólogos’ a obras que abundaban en su segunda carrera paralela▶ la del ‘biógrafo’ o cronistas de vidas ‘borderline’, en la frontera de muchos universos sociales, políticos. Es el caso de su ‘Limónov’ (2011), la vida y milagros (negros) del fundador de un partido nacional bolchevique, escritor, refugiado en París durante unos años, apoyo de Putin en su política imperial.
Esa oscura pasión literaria por un personaje inquietante era compatible con la historia religiosa más profunda. ‘El reino’ (2014) recurre a la trayectoria personal de Lucas, el evangelista, y el apóstol Pablo para contar, a su manera, una historia de los primeros cristianos y los orígenes del cristianos. El año pasado publicó su obra más íntima, ‘Yoga’. Su esposa y madre de su hija, Hélène Devynck, puso el grito en el cielo, horrorizada, cuando descubrió que Carrère hacía públicos detalles de su intimidad sexual más turbadora. Estalló un escándalo nada literario. El escritor y su exesposa
habrían ‘negociado’ qué podía o no podía contarse en el libro.
Antes y durante ese escándalo, Carrère había trabajado en la dirección de ‘Ouistreham’, la adaptación cinematográfica de un libro/reportaje de muy altos vuelos, ‘Le Quai de Ouistreham’, escrito en primera persona por Florece Aubenas, que se pasó un largo año trabajando como mujer de la limpieza. Carrère había tratado por escrito, en cine y televisión, los temas directa o indirectamente relacionados con la precariedad social más cruda. En este caso, ha preferido adaptar el reportaje para contar, una realidad poco o nada visible. Pudiera tratarse de una nueva faceta de una misma personalidad creadora. La bajada a los infiernos, sociales, culturales, políticos y espirituales no tiene fin.