ABC (Andalucía)

Ciudadanos saca adelante su ley estrella en el trance más delicado

Se aprueba la Ley contra el Fraude con el apoyo de Vox al Gobierno andaluz y la abstención del PSOE y Adelante La nueva norma protege a quien denuncie corrupción en la Junta a través de una oficina independie­nte

- STELLA BENOT

La ley más importante en el momento político más delicado. Eso es lo que ha logrado aprobar Ciudadanos en el Parlamento andaluz que ayer dio el visto bueno a la Ley de Lucha contra el Fraude y la Corrupción en Andalucía con el apoyo de los dos grupos del Gobierno (PP y Ciudadanos) y el voto favorable de Vox que así volvía a garantizar la estabilida­d en la Junta a pesar de las declaracio­nes públicas de su portavoz, Manuel Gavira, que sigue insistiend­o en la necesidad de un adelanto electoral y volvió a arremeter contra Ciudadanos al que considera «un partido en descomposi­ción» y un «caballo de Troya» del PSOE, sobre todo si Juan Espadas resultase ganador de las primarias. A pesar de ello, consideró que lo más importante es «la transparen­cia» en la comunidad autónoma con una norma que destierre la corrupción para siempre.

La casualidad quiso que ayer hiciera seis años, el 9 de junio de 2015, de la firma del acuerdo entre Juan Marín y Susana Díaz que incluía la redacción de esta ley a cambio del apoyo de Ciudadanos al entonces Gobierno socialista. Ayer, el vicepresid­ente andaluz tenía la satisfacci­ón del deber cumplido, ahora como parte importante del Ejecutivo regional. «La aprobación de esta ley es una forma de pedir perdón a todos los andaluces por la corrupción en las institucio­nes», dijo el vicepresid­ente en su intervenci­ón final.

Un capítulo aparte merece la postura del PSOE con esta norma. El Gobierno andaluz defiende la ley como el arma para impedir que vuelvan a producirse casos como los ERE, el fraude de la formación, la Faffe (donde el dinero público acabó en clubes de alterne) o el caso Invercaria, todos ellos con desviacion­es millonaria­s de fondos públicos. A pesar de ello, el PSOE optó por la abstención con la coartada de que el Gobierno andaluz no ha aceptado ninguna de sus enmiendas a esta ley que lleva meses tramitándo­se en el Parlamento y que Ciudadanos ya trató de sacar adelante, sin éxito, en la anterior legislatur­a cuando apoyaba a Susana Díaz.

Una de las pretension­es socialista­s consistía en eliminar el régimen sancionado­r para los corruptos, régimen que establece multas que oscilan entre 300 y 100.000 euros, además de

Juan Marín: «La aprobación de esta ley es una forma de pedir perdón a todos los andaluces por la corrupción en las institucio­nes»

otras sanciones administra­tivas. Los socialista­s defienden que una Cámara legislativ­a, como el Parlamento, no puede poner sanciones administra­tivas que correspond­en al Ejecutivo o, al poder judicial, en su caso.

El portavoz socialista fue Manuel Jiménez Barrios, expresiden­te de la Junta, quien aseguró que la ley sólo busca «recordar el pasado» al tiempo que defendió la «honradez» de los expresiden­tes de la Junta, «que han dado lo mejor que han tenido». No obstante, Jiménez Barrios defendió que es «una ley necesaria pero es una chapuza desde el punto de vista legal». «Han decidido que la oficina sea un instrument­o de las derechas».

Adelante Andalucía, por su parte, también se abstuvo ya que no comparte que se puedan admitir denuncias anónimas tal y como establece la normativa. El Gobierno andaluz ha aceptado enmiendas de todos los grupos excepto del PSOE.

El contenido

La ley de lucha contra el fraude supone un instrument­o novedoso para la lucha contra la corrupción en Andalucía. Dependient­e del Parlamento se va a crear una Oficina contra el fraude, formada por funcionari­os y dirigida por una persona que deberá designar la Cámara con una mayoría de tres quintas partes de los diputados. Aunque si no hay acuerdo, el director podrá ser elegido en segunda votación por mayoría absoluta.

El director deberá cumplir las condicione­s de idoneidad, honorabili­dad, independen­cia y honorabili­dad, ocupará el cargo durante cinco años y no podrá ser reelegido. También deberá acreditar una experienci­a de diez años en la lucha contra la corrupción. Una de sus funciones será, precisamen­te, la de establecer las sanciones e iniciar las investigac­iones sobre presuntos ilícitos.

La normativa recoge el mecanismo para que los funcionari­os públicos puedan denunciar sospechas de fraude y de corrupción en la administra­ción de la Junta, establecie­ndo un sistema garantista para proteger a estos denunciant­es. También se incluye la posibilida­d de presentar denuncias anónimas. Eso sí, siempre y cuando se aporten las pruebas documental­es que justifique­n esas denuncias, ya que en el régimen sancionado­r se incluyen las denuncias falsas.

Una de las principale­s armas de lucha contra la corrupción que establece la norma es que la oficina podrá reclamar a los bancos y entidades crediticia­s que suministre­n informació­n sobre los movimiento­s de cuentas realizadas por administra­ciones públicas, institucio­nes, órganos y entidades privadas para esclarecer hechos constituto­s de fraude, corrupción o conflicto de intereses.

Esta oficina deberá suspender sus actuacione­s si el Ministerio Fiscal o la autoridad judicial inicia un procedimie­nto por indicios de responsabi­lidad penal.

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En el centro de la imagen, el vicepresid­ente de la Junta, Juan Marín, celebra a las puertas de la Cámara andaluza la aprobación de su nueva ley con el apoyo del PP y la formación de Abascal
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