Conversaciones de ascensor Biden-Sánchez
Al PSOE S.A. se le queda pequeña España para el expolio empresarial y pone los ojos sobre Iberoamérica▶ lo mismo se ofrecen para arreglar el eje bolivariano que el mogollón catalán. Donde hay lío, hay oportunidad de caja. Ahora toca buscar como sea la foto con Biden para seguir tirando
El resiliente del Gobierno –Pedro Sánchez, obvio– se agarra a un clavo ardiendo para dárselas de importante y contrarrestar la foto de Colón de hoy domingo, en la manifestación que le han montado por su necedad ante los indultos a los dirigentes que lideraron el ‘procés’. Y mientras, el ‘ZaPazterismo’ se frota las manos haciendo caja con el ‘reencuentro’ a uno y otro lado del Atlántico. Aquí el que no corre vuela, que además Plus Ultra ya está rescatada y mientras Sánchez les inyecta dinero público, en EE.UU. les prohíben la entrada. Lo único cierto, además del reciente aviso del barranco de Godoy Redondo, es que Sánchez & Asociados disponen de dos años por delante para llenar el capazo antes de meterse en la incierta senda de las elecciones generales. Por eso tienen tanta prisa como pocos escrúpulos para echar mano a cuantas oportunidades consideren, lo que incluye ‘hacerse un Murtra’ si fuera preciso. Porque España, sin Cataluña por motivos obvios, sin Madrid Díaz Ayuso mediante, y sin Andalucía y Galicia por razones similares, se le ha quedado pequeña al PSOE S.A. para desarrollar su proyecto colonizador corporativo. Por eso han visto las puertas del cielo abiertas con el revuelo bolivariano que hay montado en
Iberoamérica. A río revuelto…
Por eso y porque la oportunidad la pintaban calva para que el resiliente del Gobierno agarrara el Airbus y se quitara de en medio mientras sus subalternos salían a cansar al morlaco del indulto en el coso parlamentario. Y allí se ha tirado una semana el gachó acompañado de una exclusiva élite empresarial con una agenda tan desahogada como nula experiencia en hacer negocios.
El PSOE S.A., ya digo, ve una oportunidad de oro para hacerse de ídem en varios husos horarios y a la vez. Ahí está el omnipresente en los últimos tiempos de Javier de Paz, que lo mismo le da Zapatero que Sánchez, tanto monta el consejo de Telefónica en Brasil que el consejo de Movistar TV recién conquistado. Es el mercado, amigos, pensará a buen seguro si alguien pregunta por su acreditada experiencia en el mundo audiovisual. Allá, en el cono sur, comparte silla en el órgano de gobierno corporativo con otro titán del mundo empresarial, de dilatadísima trayectoria profesional: Narcís Serra. Y así podíamos seguir con los Pepiño, los Montilla y demás ilustres del clan ‘ZaPaztero’, esa enormidad del talante y el buenrollismo que cada día descubre la noticia del siglo: esta semana le ha tocado tan magna distinción a la misiva carcelaria de Junqueras. Así, birla birlando, igual hacen caja por reparar las relaciones de España con el eje bolivariano que dan con la fórmula magistral del reencuentro para arreglar la cosa catalana. Igual sigue por ahí el bueno de Jordi Sevilla para darles una lección colectiva de treinta segundos sobre la teoría de las subastas de Milgrom y Wilson.
Y entonces, justo ahora que la gran empresa española –bueno, hace ya seis años, pero ni nos hemos percatado, ¡ni Sánchez que es lo grave!– coge sus bártulos y corre hacia otros mercados –léase EE.UU. o Australia–, que no está el horno para bollos, el presi y los suyos deciden que es el momento de retomar la hermandad
Justo ahora que la gran empresa se repliega y corre hacia EE.UU. o Australia, el Gobierno retoma la hermandad ‘Latam’
latina, herencia maniquea del fugado podemita del Gobierno de coalición, que a lo tonto a lo tonto ha impregnado de bolivarismo todo –y a todos– en Moncloa.
Porque créanme, jamás hizo acto de contrición. Sus consignas reiteradas en Consejo de Ministros, me cuentan ahora fuentes socialistas, fueron la obligación de cambiar el ‘statu quo’ y virar al control. Todo muy democrático y europeo, vamos. Control de suministros, de medios, de la energía, de las políticas activas de empleo, y parón total industrial. ¿Les suena todo? De perlas le ha venido el dichoso Covid... Y una vez abducido el personal público y abandonada su silla de vice, directo al siguiente objetivo que ya había adelantado en el pasado: «El precio para apoyar al PSOE sería que pusiera en mis manos una TV». ¡Concedido! Lo dicho, enfilados al barranco.
Aunque siempre nos quedará Biden, se dirá en privado y a sí mismo el presidente. A grandes males, grandes remedios. Y, como decía, Sánchez teme como un nublado la fotografía de la manifestación de la Plaza de Colón, nada mejor que enfrentarla a una imagen pegado a Joe Biden. Redondo ha copiado ahora la táctica del mocito feliz, ese hombre con aspecto bonachón que merodeaba en torno a los famosos y a los que se descuidaban se abrazaba al interfecto para salir en los programas del corazón. Ahora están vendiendo como gran éxito diplomático que Sánchez se haya desplazado a la convención de la OTAN para cruzarse con el presidente estadounidense y poder decir que ha tratado con él políticas de Estado. Olvida quizás Sánchez que si Biden y los suyos hicieran como él no habría Estados ni mucho menos estarían unidos. Pues bien, el encuentro planetario que ya vocean los monclovitas y la prensa adicta se limita a una «conversación de pasillo», ni siquiera alcanza la categoría de reunión. Es lo que los anglosajones denominan un ‘elevator pitch’, una conversación de ascensor, de unos segundos en los que una parte debe soltar todo lo que cree valioso buscando la atención y empatía de la otra. Igual da. Habría bastado un cruce de miradas o una tos con mascarilla para que la factoría Redondo pudiera vender que Sánchez despacha de tú a tú con los líderes mundiales. Si a unos indultos los denominan «desjudicializar la política», a unas palabras con Biden podrán calificarlos de cumbre bilateral para la resolución de los conflictos de la humanidad. Esperen y vean. Y escuchen, sobre todo, escuchen.