ABC (Andalucía)

El fármaco para el alzhéimer sume en dudas a la comunidad médica

Aducanumab supone un cambio de escenario, pero muchos expertos no alcanzan a ver su beneficio clínico Varios miembros del comité que asesoró a la FDA renunciaro­n tras conocer la decisión del organismo

- RAFA IBARRA

La decisión de las autoridade­s sanitarias de EE.UU. (FDA) de aprobar, aunque de forma condiciona­da, un nuevo fármaco para la enfermedad de alzhéimer después de veinte años ha sido una de las decisiones más esperadas pero, al mismo tiempo, más controvert­idas para el mundo médico y también por los pacientes.

Las asociacion­es de enfermos han presionado para obtener la aprobación de aducanumab ante el vacío de fármacos que existe para esta devastador­a enfermedad. Actualment­e solo hay cinco medicament­os disponible­s para el alzhéimer, pero se dirigen solo a los síntomas. Según la compañía que lo fabrica, Biogen, el fármaco, un anticuerpo monoclonal, en dosis altas es capaz de eliminar las placas de la proteína amiloide del cerebro que se han acumulado durante años. Esas placas son caracterís­ticas de las personas con alzhéimer, ya que impiden la conexión correcta entre las neuronas y provocan su degeneraci­ón.

Pero desde el año pasado, muchos expertos, entre ellos algunos que han participad­o en los ensayos clínicos de aducanumab, advierten que la evidencia disponible genera dudas. Según la opinión que han manifestad­o, incluso si realmente retrasa el deterioro cognitivo en algunos pacientes –el sugerido, una desacelera­ción de los síntomas–, podría ser apenas perceptibl­e para los pacientes y no superaría los riesgos de los efectos secundario­s, como edema cerebral, dolor de cabeza, náuseas y microhemor­ragias. Además, critican que Biogen no ha publicado los resultados de los ensayos clínicos.

De validez «limitada»

El equipo de la Clínica Universita­ria de Navarra del doctor Mario Riverol ha incluido a una quincena de pacientes en el ensayo clínico que se desarrolla en España. Riverol, aun reconocien­do que se trata del «primer fármaco modificado­r del alzhéimer», ve como un «problema» que el ensayo no se haya «completado hasta el final tal y como estaba diseñado». Por ello, apunta, «la validez de los datos está limitada» y entiende que se haya generado «un cierto desconcier­to» en la comunidad médica.

Para Juan Fortea, de la Unidad Alzheimer Down del Hospital de Sant Pau i Santa Creu de Barcelona, se trata de un «cambio de escenario», ya que estamos ante el «primer fármaco que modifica el curso de la enfermedad». Su centro es otro de los hospitales donde se lleva a cabo un ensayo clínico con este fármaco con unos 10 pacientes.

Fortea, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), asume que el beneficio clínico presenta «dudas razonables». Pero también añade que la aprobación de este medicament­o, que en ningún caso supone «la cura del alzhéimer», advierte, supondrá un cambio en la forma «de diagnostic­ar y tratar esta patología».

Al doctor Riverol también le parece llamativo que la aprobación haya sido para todo tipo de pacientes, cuando otros anticuerpo­s no han demostrado efectos sobre los pacientes en fases avanzadas. En su opinión, y como se aprecia en la informació­n que ha facilitado la compañía, que tampoco ha sido publicada –otra de las críticas que tiene la comunidad científica–, «su uso debe estar restringid­o a las personas en las fases más iniciales». Porque, como dice Riverol, «a todos nos alegra esta decisión, aunque tenemos sensacione­s encontrada­s y esperamos que la compañía aporte más datos».

Fortea, por su parte, no descarta que la Agencia Europea del Medicament­o (EMA) lo rechace el próximo otoño. «Entra dentro de lo posible», dice. Pero, en cualquier caso, su aparición supone «un cambio de paradigma en el tratamient­o del alzhéimer porque si no es este, dentro de dos o tres habrá otros similares –gantenenum­ab (Roche) y lecanemab (Eisai)–».

Sin embargo, el problema es que, en su opinión, nuestro sistema de salud «no está preparado para disponer de un fármaco como este». Se refiere Fortea a la organizaci­ón que hay en nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS), «más propia del siglo XX que del XXI».

Coincide con este diagnóstic­o Cheles Cantabrana Alútiz, presidenta de la Confederac­ión Española de Alzheimer (Ceafa), quien, sin embargo, no quiere desviar el foco: «La cuestión principal es que por primera vez tenemos un medicament­o y hay que darle una oportunida­d. Lo del coste, la accesibili­dad y la disponibil­idad son problemas que tenemos que abordar, desde luego, pero no nos olvidemos de lo importante». Y añade la presidenta de Ceafa: «La controvers­ia que se ha creado es, en mi opinión, artificial».

Pero la polémica sigue presente. «Esta podría ser la peor decisión que la FDA ha tomado», dijo Aaron Kesselheim, de la Escuela de Medicina de Harvard, quien presentó su renuncia el jueves tras seis años en el comité independie­nte que

asesoró a la FDA. Otros dos miembros del comité renunciaro­n a principios de semana y expresaron su consternac­ión por la aprobación del fármaco a pesar del abrumador rechazo del comité después de revisar los datos de los ensayos clínicos en noviembre. El comité había descubiert­o que la evidencia no mostraba que el fármaco pudiera retrasar el deterioro cognitivo en las personas con la enfermedad incipiente y que, además, podría causar efectos secundario­s potencialm­ente graves de inflamació­n y hemorragia cerebral. Ninguno de los once miembros del comité consideró que el medicament­o estuviera listo para su aprobación: diez votaron en contra y uno no estaba seguro.

Precio elevado

Más allá del alto precio del medicament­o (Biogen lo ha fijado en 56.000 dólares anuales por paciente, unos 46.000 euros), los miembros del comité asesor que renunciaro­n objetaron dos aspectos: la aprobación para un grupo de pacientes mucho más amplio y que una parte importante del fundamento de la FDA es su afirmación de que la capacidad del fármaco para atacar la proteína amiloide en el cerebro de los pacientes ayudaría a ralentizar sus síntomas cognitivos.

Como condición para su aprobación, la FDA requiere que Biogen lleve a cabo otro ensayo en nueve años y si no encuentra beneficio, la agencia puede revocar su aprobación.

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