Talento prematuro y alma danesa
Christian Eriksen, internacional danés de 29 años, fichó en enero de 2020 por el Inter tras abandonar el Tottenham, en el que militó siete temporadas. Un futbolista que siempre ha destacado por su calidad y que en 2019 sonó como refuerzo del Real Madrid, aunque Zidane no vio claro el fichaje.
Nacido el día de San Valentín de 1992, siempre soñó con ser futbolista. Lo acabó consiguiendo con trabajo, esfuerzo y capacidad de superación. También tesón, especialmente desde que fue invitado con 15 años a probar con el Barça. A partir de ese día no paró de entrenarse y ver vídeos de sus ídolos para mejorar. Noches de insomnio ante el televisor analizando movimientos de Giggs o Zidane, dos de sus referentes. También los golpeos de Beckham, los que años más tarde le ayudaron a convertirse en uno de los principales lanzadores de faltas y córners en la Premier. No consiguió entrar en La Masía, pero su debut en la élite no tardó y llegó en 2010, con 17 años, defendiendo la camiseta del Ajax, en el que permaneció hasta 2013, cuando firmó por el Tottenham.
Criado en Middelfart, en una familia donde reinaba el balón, su hermana Louise, cinco años menor, también es futbolista internacional. Casado y padre de dos niños, su pareja estaba ayer en el Parken Stadium viendo el partido.
Eriksen debutó con su selección en marzo de 2010 y se convirtió en el jugador más joven que disputó el Mundial de aquel año. Un centrocampista que ha defendido a su país en 108 partidos, en los que ha marcado 36 goles. El mediocampista, desequilibrante, llegador y alma de su selección, fichó por el Inter en enero de 2010 y esta temporada ha conquistado el Scudetto aunque con menos participación de lo que le hubiera gustado.