Marmolillos
Soportar que a uno le llamen ingenuo por pensar que aún quedan ministros racionales que se resistirán a los indultos, o que dimitirán antes de sucumbir a una indignidad, no es agradable. Llegará un día, a no mucho tardar, en que leeremos este titular: «Europa da la razón a Sánchez», porque la sentencia que en su momento dicte el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre Oriol Junqueras se está redactando ahora mismo en España. Esa es la auténtica ‘agenda del reencuentro’ que invoca Pedro Sánchez, el acta notarial que dinamitará el fallo del Tribunal Supremo, y la certificación de un golpe definitivo al hígado del sistema de justicia.
Está en marcha un desmontaje, pieza a pieza, de la sentencia del TS. En la vía político-administrativa, con la inminente concesión de indultos; en la vía legislativa, reduciendo a cenizas el delito de sedición; por la vía pseudo-judicial, con los recursos de los separatistas ante el Tribunal Europeo, a quienes magistrados del TC están proporcionando argumentos precisos de amparo a través de sus votos particulares; por la vía del deshonor, diseñando a oscuras el andamiaje jurídico del retorno de Puigdemont como un héroe injustamente repudiado por un sistema represivo; y por la vía de una reforma constitucional encubierta, con un referéndum del que se excluirá a todos los españoles no catalanes. Es el mismo ‘procés’, pero remasterizado por el Estado. Autogolpismo lo llaman.
La futura deliberación de los magistrados del Tribunal Europeo es fácil de imaginar. Leen que el TC discrepa de las libertades públicas en España y duda de la proporcionalidad de la pena de la sedición. Después observan que el Congreso disuelve ese delito en medio vaso de agua. Y finalmente asumen que el Gobierno les libera por «interés público». Si es un Estado el que carga contra su propia su legitimidad asumiendo que fue injusto, poca deliberación queda. Las terminales judiciales de la izquierda para influir en Sánchez y facilitarle el saqueo moral de la legalidad (la mano de Zapatero sigue intacta) no duermen. Solo maquinan. Unos, con toga o con escaño, tanto da, actúan como marmolillos excelentes. Otros, excelentísimos, son mármol en sí mismos. Si en 29 segundos con Joe Biden Sánchez habló de defensa, diplomacia, agenda progresista y la próxima cantante de la Superbowl, sentado a una mesa tres horas con Junqueras... el indulto alcanzará también a Morata. Por ahí, tranquilos. Son de pedernal.