«La pandemia es un gran peligro para esta generación de niñas»
▶ La ONG Camfed, que educa a millones de chicas en África, gana el Princesa de Asturias
Con apenas 10 años, Fanny, de Malawi, vio cómo la enfermedad de su madre cambió toda su vida. «Me di cuenta de que nadie podía sustentar a mi familia», asegura. Ella se encargaría de cuidar de sus hermanos o de gestionar las finanzas de la casa. Con todo en contra, logró continuar con su formación. «Podría haber dejado de ir a la escuela si Camfed no me hubiera apoyado», cuenta ahora, en inglés, en un vídeo de la asociación. Hubiera sido lo fácil. Es una de las millones de historias de éxito que ha logrado esta ONG que combate la pobreza en África para impulsar la educación de las niñas. Ayer logró el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional de 2021. «Estamos totalmente en shock», asegura por teléfono a ABC Lucy Lake, la directora ejecutiva de la organización, poco después de recibir la noticia.
El camino de Camfed (en inglés, Campaign for Female Education) comenzó en un pequeño pueblo de Zimbabue, en 1993, cuando la galesa Ann Cotton financió la educación de 32 niñas. En esos años, «estaba aceptado en la comunidad internacional que el problema [de la escasez de niñas en la escuela] era cultural», asegura Lake, que se unió como voluntaria a la organización solo un año después de su nacimiento. Pero a través del trabajo en aquel pequeño poblado de Zimbabue entendieron que la gran barrera era otra: la pobreza. La prueba que lo demuestra reside en que «nunca» encontraron resistencia en las comunidades locales para escolarizar a las jóvenes cuando se creaba una red de apoyo.
Hoy Camfed tiene nueve entidades distribuidas en África, Australia, Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, cuenta con más de 330 empleados y cerca de 150.000 voluntarios, que realizan trabajos de campo en Zimbabue, Ghana, Malaui, Tanzania y Zambia y actúan en más de 160 comunidades mejorando las condiciones de vida de más de cinco millones de niñas y niños. Según destaca el acta del jurado, Camfed «contribuye, desde hace más de dos décadas, a la transformación social para solventar la exclusión y facilitar el acceso de millones de niñas a la educación y el empoderamiento de mujeres jóvenes en el África subsahariana».
Una red de apoyo
Su labor no se limita a la infancia. La segunda gran revolución de Camfed llegó en 1998, cuando las primeras 400 beneficiarias del programa se juntaron en una asociación, CAMA, para apoyar y financiar la educación de las siguientes generaciones. Porque tras la escuela, llegaba la siguiente pregunta: «¿Y ahora qué?». Ya forman parte de esta red 157.000 exalumnas que, de media, patrocinan y apoyan en sus estudios a otras tres niñas. Es «una máquina de movimiento perpetuo... un ciclo virtuoso que crece con el tiempo», según describió el columnista del ‘New York Times’, Nicholas Kristof.
Este sistema permite a la ONG ser sostenible en el tiempo. Según el jurado del Princesa de Asturias su implementación «no solo provee acceso a la educación de niñas marginadas, sino que también las apoya en la transición hacia la vida adulta y estimula nuevas oportunidades empresariales para la creación de empleo e incremento de ingresos en zonas rurales».
Es uno de los motivos de mayor orgullo de Lake: mujeres que han logrado salir de la exclusión y no solo han creado una red de apoyo, sino que han formado una comunidad de emprendedoras de éxito. «Esta red de mujeres graduadas en la escuela son líderes, referentes, a las que las comunidades pueden mirar y ver el poder de la educación».
Es el caso de Talent, doctora en un distrito remoto de Zimbabue donde se sufre malaria. «He cumplido mi promesa de traer siempre una sonrisa al rostro de mi madre. La mujer que alguna vez fue pobre es ahora la madre de una médico. Mi hijo no será cliente de Camfed», dice.
Nuevos riesgos
También, reconoce Lake, acerca el objetivo de que algún día su labor no sea necesaria. Para el jurado del Princesa de Asturias, este sistema «ha impulsado un cambio sistémico que se sustenta en los pilares de equidad y justicia social y apuesta por el liderazgo de las mujeres».
La directora de la ONG agradece el momento en el que llega el premio, cuando «la pandemia está exponiendo cómo la pobreza sigue siendo la gran barrera para las niñas», con el riesgo de que algunas menores no vuelvan a la escuela tras la crisis sanitaria. «Es un gran peligro para la generación actual», asegura Lake.