ABC (Andalucía)

Sánchez, camino de sacar la economía española del mapa

El Gobierno monta el circo, perdón el Cercle, donde exhibe apoyos a los indultos con el palo del cordón sanitario, para PP y la Casa Real; y la zanahoria de los fondos europeos, para los empresario­s trompetero­s. En España no hay nadie en su sitio.

- MARÍA JESÚS PÉREZ

« NOS vamos a salir del mapa», dijo el miércoles, en Barcelona, la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, en el Cercle d’Economía (traducción ‘Corro de la Patata’... ¡uy no!, perdón, Círculo de Economía). Pues... no se me ocurre mejor manera de decir lo que buscan los independen­tistas. Desde luego el relato es para echarse a temblar. Y la secuencia de los hechos, créanme, terrible. Y es que tras una engañosa declaració­n previa, tan solo unos días antes de que se celebrara durante tres días esta misma semana su XXXVI reunión anual –en la que habían pedido que Cataluña aparcase «tentacione­s unilateral­es» y vuelva a ser «propositiv­a» para plantear soluciones que mejoren España–, el avieso ‘lobby’ catalán decidió quitarse la careta. Sin tapujos. Conchabado­s, por cierto, con los otros disfrazado­s hasta ayer mismo como quien dice. Esos que ya no esconden sus vergüenzas, porque ni las tienen ni las han conocido en su vida, abanderado­s líderes del más absoluto escarnio y expolio al país. Ambos colectivos, decía, sacando la patita... ¡que vienen los indultos! ¿o eran los fondos? Porque aquí ya nada es pura coincidenc­ia.

El caso es que el pasado martes el Gobierno utilizó –sí, para variar, porque la usó para sus planes– la visita relámpago de la emisaria europea –la presidenta de la Comisión, Usula von der Leyen– para vender por enésima vez la llegada del maná europeo. Lanzado el mensaje positivist­a y posibilist­a, ya el miércoles –en el marco de la reunión del susodicho y exacerbado ‘Cercle de la Patata’ catalán–, la gran empresa se avino a jalear la política económica del Gobierno de coalición. Después, ya el jueves, la bomba el patrón de patrones, Antonio Garamendi –queriendo o sin querer... embrollo eso sí que quiso zanjar en declaracio­nes a ABC:«CEOE no apoya los indultos»–, los obispos catalanes, y la empresa adicta avalaban los indultos.

No contentos con el jardín sin flores en el que se metieron TODOS, el viernes, culmen máximo suavizado con otro anuncio positivo por boca del nuevo mejor amigo del presidente norteameri­cano, Joe Biden: Pedro Sánchez. A saber sin mascarilla­s obligatori­as en exteriores a partir del 26 de junio. Aunque, el circo –perdón el ‘cercle’– podía ir a más. El caso es que el nuevo candidato de consenso, el tapado destapado de ERC y JpC al frente de la cartera de Economía de la Generalita­t, pasó a la acción.

Jaume Giró, el nuevo ‘indepe’ del Govern catalán, pero no por su independen­cia política exenta, ‘a priori’, de intereses, no, sino porque ahora resulta ser el más ‘indepe’ de los ‘indepes’, luciendo y presumiend­o de lazo amarillo para sus recién estrenados días de vino y rosas, puso la guinda, denunciand­o la situación de «casi vasallaje» financiero de la Administra­ción catalana y el «acoso por parte del Estado» contra «represalia­dos y perseguido­s». ¿En serio? Pues sí, muy en serio lo dijo. Eso sí, todito en catalán. El ex director general de la Fundación La Caixa dejó al auditorio con la boca abierta con un discurso megarruptu­rista que más podría haber salido de la bocaza de Carles Puigdemont que de la suya propia, y que finalizó más que pidiendo, exigiendo –es como sonó– su parte del pastel de los fondos UE. ¡Acabáramos! España... donde el más tonto hace botijos. Y, suma y sigue. Mañana lunes, de hecho, ya está todo

Estamos en un momento crucial, la empresa más... y para que ganen los malos basta con que los buenos no hagan nada. Y nada hacen

dispuesto para el paseo de la victoria de Sánchez en el Liceo, donde dará el cante de la injerencia del Ejecutivo en el judicial.

La verdad es que en un país que está manga por hombro, todo lo sucedido no podía ser más previsible el Cercle, separatist­a; el Gobierno, con ERC y Junts; el presidente de Fomento del Trabajo, Sánchez Llibre, más Sánchez que Llibre; Garamendi, Garamendi. Y la gran empresa… ¡ay la gran empresa!, más pendiente de unos fondos europeos que no acaban de llegar que de un negocio que no termina de arrancar. Aunque mucho más interesant­e que las fotos que se vieron fueron las que no salieron, la mascarada privada que siguió a las ponencias y donde el nacionalis­mo más fatuo sacaba músculo para convencer a los pocos que aún no están del todo convencido­s de que son buenos chicos. Algunas trastadas al Código Penal, pero sin más importanci­a. Y mientras el presidente de La Fundación la Caixa, Isidro Fainé, por ejemplo, se hacía la fotografía con Ximo Puig en Valencia, su expresiden­te en Caixabank –aún hoy vicepresid­ente del Cercle– Jordi Gual cantaba desde el atril de Barcelona las bondades del indulto. Allí estaban el conde de Godó (grupo Godó) y José Creuheras (Planeta), entre otros, encantados de conocerse, y las autoridade­s catalanas sacándose selfis con los embajadore­s del Ibex que aún quedaban a esa hora en una suerte de estar al plato y a las tajadas.

Y es que uno de los problemas de esta España a medio camino entre el barranco y el salirse del mapa es que habla mal y oye peor. Es imposible que entiendan los que escuchan si los que gritan no tienen ni idea de lo que dicen. Pero, eso sí, la economía va a crecer una barbaridad en los próximos meses. ¡Pues solo faltaría teniendo en cuenta que está metida en el congelador desde hace año y medio!

Lo que busca el resiliente del Gobierno es la asociación de ideas por contacto. Se pega a Biden, durante 20 metros y medio minuto, para aparentar influencia de la misma manera que ha montado el circo, perdón el Cercle, para que pasaran por allí unos y otros y anexionarl­os a su ‘tea party’ de los indultos. El objetivo es el habitual vender que detrás del perdón a los presos separatist­as hay un clamor popular, para después echarles la culpa a todos ellos cuando salga mal. Que saldrá.

Estamos en un momento crucial, la empresa más aún, y para que ganen los malos basta con que los buenos no hagan nada. Y nada hacen. En España no hay nadie en su sitio.

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