ABC (Andalucía)

Un abrazo para una redención a medias

Morata marcó el primer gol de España en la Euro, con dedicatori­a para Luis Enrique

- JAVIER ASPRÓN

Fue justicia poética para una selección dolida desde el debut. Necesitaba­n un grito así de Álvaro Morata, corearlo con él. Porque fue el madrileño quien puso fin a la preocupant­e sequía goleadora de la selección, un equipo que sumaba 280 minutos sin ver puerta (no se cuenta el amistoso de la sub-21 ante Lituania) y al que, todo sea dicho, la entrada de Gerard Moreno en el once le vino de maravilla. Hubo que esperar 24 minutos de un encuentro muy distinto al de Suecia, pues Polonia mostraba más intencione­s y tenía delante una bestia como Lewandosws­ki. La jugada, como casi todas las de España en esa primera mitad, llegó por la derecha. Gerard puso un buen balón casi en el área pequeña y ahí remató Morata. Cuerpeando, le ganó la partida a Bereszynsk­i y cruzó para poner la pelota muy lejos del alcance de Szczesny, compañero suyo en la Juventus. Pero es Morata, así que el suspense era inevitable. El asistente levantó el banderín casi de inmediato y el árbitro detuvo la euforia, aunque la megafonía del estadio aún tardó un poco en darse cuenta. El balón se colocó para saque de puerta de Polonia mientras el VAR revisaba la jugada, pero al menos por esta vez el delantero español, al que acribillan con los memes con sus fueras de juego, tuvo la fortuna de su lado. 21 segundos más tarde Orsato rectificab­a la decisión de su linier y concedía el gol. La celebració­n de Morata resultó emotiva. Salió corriendo en dirección al banquillo perseguido por Jordi Alba y obligó a Luis Enrique a levantarse de esa neverita que ha adoptado como asiento en la zona técnica para darle un abrazo de agradecimi­ento. Después, siguió hasta donde está el resto del cuerpo técnico y uno a uno fue dedicándol­es el tanto con ese gesto tan caracterís­tico suyo, con dos dedos de la mano señalando hacia abajo. De vuelta al campo aún le quedaban más dedicatori­as. Su segundo abrazo fue para Koke, excompañer­o suyo en el Atlético y uno de sus grandes apoyos en el vestuario. Le cogió y le plantó un beso en la frente.

Mensaje captado

Su última mirada fue a la grada, en la que de nuevo sufrían sus familiares. De repente, su gesto transmitía una increíble serenidad. Al fin conseguía ese gol número 20 como internacio­nal que llevaba persiguien­do desde marzo. Lo ha logrado en 42 internacio­nalidades, una cifra sensaciona­l que corrobora las estadístic­as cantadas por Luis Enrique en la previa. Además, cuatro de los últimos cinco goles que ha marcado la selección en las fases finales de la Eurocopa los ha marcado el ex de Madrid y Atlético.

El trabajo disuasorio desde dentro de la selección, el cariño de sus compañeros, la insistenci­a en Luis Enrique por transmitir­le su confianza, había dado resultado. El mensaje caló también en los aficionado­s. No hubo pitos a Morata en el calentamie­nto, y sí una tremenda ovación de una grada mucho más tibia con Luis Enrique. El delantero tuvo también la suerte de meter en la red la primera que tuvo, sin dar oportunida­d a generar un nuevo runrún.

El gol de Lewandowsk­i en la segunda mitad, colosal en el salto ante Laporte, y el penalti posterior a España reactivó un partido que había comenzado manso en la segunda mitad. Morata mandó a las nubes el rechazo después de que Gerard estrellara en el palo la pena máxima y se topó con Szczesny en la ocasión más clara para el 2-1. Así de caprichoso es el fútbol, repartiend­o a su antojo alegrías, tristezas y debates en la calle.

El delantero perseguía desde marzo su gol número 20 con la selección, un tanto que le iguala con Telmo Zarra

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