ABC (Andalucía)

Embolo, la ilusión a la que se agarra Suiza

La selección helvética se encomienda al delantero camerunés para ganar a Turquía y alcanzar los octavos

- IVÁN MARTÍN

Los jóvenes no pueden imaginarse un torneo veraniego de seleccione­s sin Suiza. Siempre está ahí, da guerra en la fase de grupos, mete algún golazo desde fuera del área pero no suele pasar de octavos. Su fútbol suele ser rápido, directo y sin florituras, una representa­ción real del nivel medio de la Bundesliga, donde siempre han competido la mayoría de sus integrante­s. Los suizos siempre han divertido, pero en los momentos claves, históricam­ente, han claudicado. Incluso en el aficionado español generan cierta simpatía porque la selección levantó la Eurocopa que los helvéticos coorganiza­ron junto a Austria. Además, en 2010 bendijeron a la España campeona del mundo en el partido inaugural de Sudáfrica, a pesar de la derrota de los de Del Bosque (0-1). En las últimas grandes citas (2016 y 2018) siguieron con su tradición y murieron en su zona de confort, los octavos. En aquellos torneos, por primera vez, se esperaba algo más de un equipo con carisma sujetado por el corazón de los albaneses Shaqiri y Xhaka, y la seguridad en la portería de Yann Sommer. Pero Suiza falló.

Hoy, los días de gloria parecen haber acabado para los dos jugadores de origen balcánico y el sobrio guardameta del Monchengla­dbach ha abandonado la concentrac­ión centroeuro­pea para conocer a su neonato. Con una defensa aceptable, comandada por Fabian Schar, pero un juego ofensivo tedioso, la gran esperanza suiza está en el delantero Breel Embolo, el talento que brilló en el partido del debut ante Gales.

Nacido en Camerún pero criado a orillas del Rin, Embolo llamó pronto la atención del Basilea, donde su ascensión fue meteórica: debutó con 17 años, impresionó e ilusionó a su nación adoptiva (medio continente le pretendía) y con 19 firmó por el Schalke. Era un diamante por pulir, sí, pero se intuía que no solo era potencia y velocidad, también tenía técnica y regate. Sin embargo, la gran esperanza suiza no cuajó en Gelsenkirc­hen. Al joven atacante se le achacó falta de gol y apatía. Era aún un jugador de enorme potencial, pero los problemas económicos que sufrían los del Ruhr le hicieron prescindib­le y fue vendido al Monchengla­dbach.

En sus dos temporadas en el oeste de Alemania, el delantero ha crecido como futbolista. Allí ha embellecid­o su juego de espaldas y su toma de decisiones. Además, sigue siendo una centella que lleva la bola atada a la bota, un cuchillo para las defensas rivales.

En el Borussia, sin embargo, también ha confirmado que no es un goleador: tiene facilidad para generar ocasiones y domina el juego aéreo, pero suele errar en el mano a mano. Además, se le intuye más cómodo tirado a una banda o jugando detrás del punta. Embolo prefiere aparecer a estar.

Esta Eurocopa está mostrando lo mejor y lo peor del camerunés. Por un lado, con sus desmarques y su clase está dándole aire a una selección cansada. Contra País de Gales fue el mejor de los 22: adelantó a los suyos con un testarazo, hizo una jugada maradonian­a, que obviamente definió a los guantes de Danny Ward, y, en definitiva, por sus botas pasó todo el peligro suizo. Por otra parte, contra Italia, como el resto de su equipo, fue un Embolo errático, indiferent­e y ausente.

Esta tarde (18:00 horas en Cuatro) Suiza se juega el pase a la siguiente ronda ante una decepciona­nte Turquía y confía en Embolo para conseguir, al menos, llegar otra vez a los octavos, su eterno techo. Tras el empate ante Gales y la derrota ante su vecina Italia, a los helvéticos solo les vale la victoria para acceder a los cruces (como segundos o uno de los mejores cuatro terceros).

Ciertament­e, pese a la buena temporada de Laimer o Seferovic, la selección suiza depende del buen hacer del joven africano de 24 años. El techo de Embolo será el techo del equipo helvético en esta Eurocopa.

 ?? // REUTERS ?? Breel Embolo ante Gales
// REUTERS Breel Embolo ante Gales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain