Un canguro pederasta y acosador por encargo logró mil imágenes
► La Policía lo detuvo en Benidorm, desde donde hackeó cámaras de 70 familias
Acosar a niños por encargo. Unas veces con víctimas marcadas claramente y otras para que se adecuaran a un determinado perfil. Los investigadores dicen que nunca habían visto este perfil de pederasta. El negocio era tanto dinero, a través de ‘bitcoin’, como otras imágenes de abusos grabados por sus clientes. La Policía Nacional lo ha detenido en Benidorm (Alicante). Es británico, R.A.D., de 24 años, y se empleaba como canguro y profesor de inglés a domicilio.
Desde su retiro –ya tenía antecedentes por los mismos hechos cuando era menor– logró acceder a las cámaras de vigilancia doméstica de más de 70 familias de diferentes países del mundo y, así, obtuvo más de mil grabaciones de niños desnudos, dos de ellos en España. «Más las que borraba», señalan los agentes.
Además, acosó sexualmente a, al menos, once menores que accedieron a videochats, a los que grabó sin ropa y, en ocasiones, amenazó. La edad media de las víctimas es de 12 años, pero hay más pequeñas. Era muy activo en las redes ocultas de internet y había organizado un sistema de venta de pornografía infantil a cambio de ‘bitcoins’ o de imágenes de abusos grabados por sus clientes, como se ha dicho.
Las investigaciones comenzaron cuando los agentes de la Task Force Argos, un departamento de la Policía australiana especializado en depredadores sexuales, encontraron imágenes de lo que sospechaban que era un niño del área del Pacífico, aunque su análisis sugería que habían sido modificadas y subidas desde España. Ahí empezó la colaboración con la Policía Nacional. Utilizaba nombres distintos en foros ocultos de pederastas, pero tras meses de rastreos lograron identificarlo; ya se había camuflado detrás de otro usuario. Con el nuevo empezó a distribuir imágenes de dos críos de nueve años. Descubrieron que se ofrecía como canguro a domicilio y ejercía como profesor particular de inglés. Esta labor le permitía tener una decena de alumnos, lo que disparó las alarmas de los investigadores, que optaron por detenerlo.
No colaboró y tenía potentes medidas de seguridad, pero se le intervinieron además de muchísimo material, anotaciones manuscritas ocultas con sus nombres de usuario y las técnicas desarrolladas. Lo hacía para evitar un hackeo o el seguimiento policial. El pederasta enviaba dinero a Rumanía a través de implicados en prostitución de menores y había organizado un sistema de compraventa de pornografía infantil. Prefería a los niños, aunque tampoco descartaba a niñas e intermediaba entre clientes. Uno de los compradores le pagaba 80 dólares por foto de una cría a la que le había marcado.