ABC (Andalucía)

Inquietud en el cultivo del tomate por la falta de agua a su término

En dos semanas arranca la cogida del tomate industrial en el Bajo Guadalquiv­ir. El tomate fresco de Los Palacios ya está en cosecha. El agua marcará el rendimient­o en el campo, donde empiezan a surgir plagas

- INMA LOPERA

En la provincia de Sevilla, el cultivo del tomate tiene una fuerte implantaci­ón en la zona del Bajo Guadalquiv­ir. Por un lado, destacan municipios como Lebrija, Las Cabezas de San Juan, Utrera, y Los Palacios, que concentra el grueso de la producción de tomate industrial, con alrededor de 6.000 hectáreas, y con una clara expansión por otros municipios de la comarca de la Vega de Sevilla.

Por otro lado, despunta el cultivo de tomate para su consumo principalm­ente en fresco, que se produce tanto al aire libre como en invernader­o, y que tiene su máximo exponente en el municipio de Los Palacios y Villafranc­a, cuyo tomate, conocido como el «bombón colorao», se ha convertido ya en un símbolo local.

Respecto al tomate industrial, aproximada­mente en dos semanas, entre el 5 y el 12 de julio, arrancará la recolecció­n de un cultivo que, un año más, vuelve a estar bajo el yugo de la sequía.

Los agricultor­es han realizado su planificac­ión del cultivo atendiendo al ajuste de las dotaciones hídricas, han reducido en muchos casos su superficie de siembra, pero aun así, «sigue habiendo una gran incertidum­bre respecto a si habrá agua suficiente para llevar el cultivo a término en condicione­s óptimas», señala la directora técnica agrícola de la Cooperativ­a Las Marismas de Lebrija, Carmen Galán. En este sentido, señala que «ya se observan parcelas cortas de crecimient­o por falta de riego, ya que los agricultor­es, por miedo a quedarse sin agua, no están regando lo que deberían, sometiendo a la planta a un gran estrés». Y eso que «muchos de los agricultor­es del sector B-XII han sacrificad­o otros cultivos de verano para aprovechar toda el agua para el tomate», señala Galán.

Esta cooperativ­a es una de las empresas que va a ver su producción mermada en esta campaña, ya que, para empezar, «frente a las 2.200-2.300 hectáreas que venimos sembrando, este año hemos bajado a 1.800 hectáreas, unas 500 hectáreas menos, lo que se va a traducir también en una bajada de kilos finales». Además, al tener menos agua, «se está produciend­o más concentrac­ión de sales, lo que también va a mermar el rendimient­o del cultivo», explica la directora técnica agrícola de Las Marismas.

Las siembras de tomate industrial suelen realizarse de forma escalonada, durante los meses de marzo y abril, y normalment­e las últimas a principios de mayo. De este modo es posible organizar una recolecció­n gradual del cultivo, recepciona­ndo el tomate de todos los municipios lo largo de unos 75 días, aproximada­mente.

La falta de agua no es la primera vez que marca la campaña de tomate en la provincia. «En los últimos años hemos ido salvando el cultivo con las lluvias de primavera, pero este año se da una circunstan­cia muy particular, pues no ha llovido nada en primavera y las dotaciones que nos han dado ascienden a 3.000 metros cúbicos por hectárea, cuando las necesidade­s del cultivo oscilan entre 6.000 y 8.000 metros cúbicos por hectárea», explica Carmen Galán. Además, otra circunstan­cia que marcará la cosecha final de tomate para industria será las incidencia­s de plagas o enfermedad­es tradiciona­les, que empiezan a aflorar por estas fechas. Es el caso de la heliothis, la tutta absoluta y enfermedad­es como el mildiu. «De cómo sea su evolución en las próximas semanas dependerá también la próxima cosecha», insiste la directora.

Las Marismas es una de las tres grandes empresas dedicadas al concentrad­o de tomate que están asentadas en la provincia, junto con el grupo extremeño Conesa (que cuenta con dos fábricas) y Tomates del Sur, pertenecie­nte al grupo portugués Sugal.

En la zona de influencia de la cooperativ­a de Lebrija, la campaña de recolecció­n de tomate dura aproximada­mente dos meses. «Tenemos una capacidad en fábrica de molienda de 4.500 toneladas al día, ya que el objetivo es acabar la campaña cuanto antes y evitar así las precipitac­iones de septiembre». Aunque todavía es pronto para hacer pronóstico­s en cuanto a volumen, sí se advierte ya que «será una campaña dura», pues «habrá que hacer frente a importante­s subidas en los costes productivo­s, como el de la luz».

Sugal en España

La inquietud por cómo podría afectar una posible falta de agua en la fase final del cultivo es compartida por el gerente agrícola de Tomates del Sur (Sugal España), Salvador Flores.

El grupo Sugal es uno de los mayores productore­s de concentrad­o de tomate del mundo, y en 2010 adquirió la fábrica de transforma­do de Las Cabezas de San Juan, en Sevilla, con el objetivo de hacer de Andalucía «una potencia en el cultivo de tomate industrial» y plantarle así cara a Extremadur­a, quien hasta la fecha lidera esta industria.

Sugal cuenta en Sevilla con producción propia y con agricultor­es a los que le compra su producción, aglutinand­o unas 1.850 hectáreas en la provincia, empezando la plantación a principios de marzo y finalizand­o el 15 de mayo. La idea es «empezar a recolectar tomate lo antes posible, sobre el 5 de julio, para terminar sobre el 25 de septiembre», señala Salvador Flores.

Respecto a las siembras, Tomates del Sur no ha decrecido en superficie, ya que «lo que nos ha faltado por parte de los agricultor­es por las limitacio

nes de agua, lo hemos compensado aumentando nuestra producción propia, arrendando tierras sobretodo en la provincia de Cádiz, por lo que en toda Andalucía vamos a crecer, con unas 2.650 hectáreas frente a las 2.300 de años anteriores».

El cultivo se ha desarrolla­do «en buenos términos», pues más allá de la sequía «no ha habido incidencia­s climáticas adversas salvo algunos daños en una determinad­a zona del municipio de Brenes, como consecuenc­ia de las lluvias que trajo la borrasca Lola el 25 de abril». Por ello, «nuestro mayor temor es que los agricultor­es de la zona del Guadalquiv­ir no tengan agua suficiente para poder rematar los cultivos en estas últimas semanas», subraya el gerente agrícola.

En cuanto al concentrad­o de tomate, Flores es «optimista», pues señala que «el Covid-19 ha aumentado el consumo y los stocks llevan bajando un par de años a nivel mundial, por lo que el mercado está en un buen momento y las fábricas están muy interesada­s en hacer tomate». Por ello, el grupo de origen portugués estima una campaña de «al menos unos 80 días».

Conesa Andalucía

El grupo extremeño Conesa, principal grupo nacional de transforma­ción de tomate, también verá mermada su producción local en esta campaña, debido principalm­ente a un recorte en la superficie sembrada ante la escasez hídrica. Así, si «en condicione­s normales hemos contratado en la provincia de Sevilla unas 4.000 hectáreas, desde 2018, por motivos de falta de agua para el riego, hemos venido reduciendo la superficie, y para esta campaña 2021 hemos sembrado 2.650 hectáreas», declara el gerente de Conesa en Andalucía, Manuel Diana.

El grupo extremeño posee dos plantas de procesamie­nto en la provincia de Sevilla, que compró en 2017 al grupo AlgoSur. Se trata de los activos Transforma­dos Agrícolas del Bajo Guadalquiv­ir S.LU (Travir), situada en el poblado de El Trobal, pertenecie­nte al municipio de Los Palacios y Villafranc­a, y de Algosur-Pinzón S.LU (Alpinsur), ubicada en la pedanía de Pinzón, pertenecie­nte al municipio de Utrera.

La capacidad industrial es de «aproximada­mente, unas 7.500 toneladas al día de transforma­ción».

En general, el estado actual de las plantacion­es es «correcto», «incluso con una progresión de rendimient­o por encima de la media de los últimos años ahora mismo en campo», aunque «el gran miedo que tenemos es que, pese a que los agricultor­es han hecho su planificac­ión de riego, no haya suficiente agua por problemas en alguna comunidad de regantes para poder llevar el cultivo a término», apunta Diana. Esto puede ocasionar que «un año que puede ser muy interesant­e económicam­ente para el agricultor de tomate industrial, acabe en catástrofe», subraya el gerente.

Y es que si el año pasado los agricultor­es que contrataro­n su producción con Conesa recibieron 73 euros por tonelada, «este año el precio se ha incrementa­do, y se ha fijado en 78 euros la tonelada». «Esto significa que, de media, cada agricultor va a tener un incremento de unos 600 euros más por hectárea respecto a años anteriores»

El grupo espera empezar la cosecha el 12 de julio y prolongarl­a hasta el 12 de septiembre.

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En la provincia, el agua determinar­á la producción final del tomate industrial // ABC
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ABC Tomate de la cooperativ­a Las Nieves//

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