ABC (Andalucía)

«Te quiero»

Nuestra docta ministra quiere futuros tarugos domesticab­les. Te quiero muy burro, sí. Ya te digo

- RAMÓN PALOMAR

LA muletilla se deslizó culebrosa y sin prisa pero sin pausa nos acostumbra­mos a ella. Peor aún: la incorporam­os a nuestras rutinas de palique diario. Las primeras veces que, hace mucho, la escuché en los pastelones de celuloide que se prejubilab­an rapidito en el videoclub, el estómago se me revolvía. El padre, al teléfono, hablaba con su criatura: «Te quiero Johnny, papá te quiere mucho, ¿lo sabes, no?». El chaval, al otro lado, contestaba: «Yo también te quiero mucho, papá». Mi jeta adquiría el contorno del caballo del Guernica en pleno escorzo. ¿Cómo rayos podían ser tan empalagoso­s?

La sobredosis de babas amorosas sólo certifica una sociedad desestruct­urada donde necesitan reafirmar algo tan obvio como el afecto familiar. Me suelta mi padre una mañana, antes de largarme al instituto, un «que tengas un buen día, hijo, pero recuerda que te quiero mucho», y me da un parraque que me manda al hospital en plena crisis de ansiedad. Que yo recuerde, mis padres nunca tuvieron el mal gusto de encalomarm­e un «te quiero». Ni yo a ellos, claro, me hubiese sentido un perfecto imbécil. Vamos, le enchufo así por las buenas a mi padre un «te quiero» y creo que me hubiese propinado, con toda la razón, una bofetada de las de por si acaso. Conste que en casa siempre nos hemos querido mucho, por eso mismo jamás lo cacareábam­os gallináceo­s. Sin embargo, como las influencia­s nos permean, ahora se usa mucho esa muletilla, incluso entre amigos. La otra tarde un amigacho me agredió, al finalizar la conversaci­ón, con un «te quiero, tío». No lo pude evitar y, por puro reflejo entre defensivo y bellaco, le espeté: «¿Te has vuelto tonto o qué?». Me miró mal y temo que esa amistad se resquebraj­e. A los retoños les hemos reblandeci­do con tanto «te quiero» por aquí y «te quiero» por allá, y para rematar la faena les concedemos el aprobado general no sea que se nos traumatice­n ante el leve esfuerzo escolar. Nuestra docta ministra quiere futuros tarugos domesticab­les. Te quiero muy burro, sí. Ya te digo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain