Concordia a banquetazos
Sánchez no paga a conciliadores y usa la reputación para sacudir el árbol del Ibex, a ver qué cae. Iberdrola es la penúltima
SÁNCHEZ ha tardado poco en olvidar el supuesto apoyo de los empresarios a su causa separatista. A las primeras de cambio ha lanzado a una de sus ‘vices’ –a saber: Nadia Calviño– a hacer sangre del árbol caído –o, imputado, en una de las múltiples causas Villarejo–, Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, advirtiendo de que supone un peligro para la buena reputación de la empresa en el mundo. Claro, tiene su lógica porque de eso, de reputación, sabe un montón este Gobierno, empeñado como está en acabar de una vez por todas con la escasa reputación que nos queda como país a lo largo y ancho del mundo.
Y es que desde que el Señor ‘concordia’ llegase al poder tras la moción de censura a su predecesor, metió el turbo y estudió como pocos, eso sí con el sin igual apoyo de su Godoy –alias ‘el barrancos’– de Moncloa –para los despistados, Iván Redondo– para aprovechar cualquier grieta reputacional para colarse por la puerta de atrás (¿de atrás?) en toda empresa que se precie, y si lleva de prefijo ‘gran’ mejor que mejor, para asaltarla después hasta donde se pueda. Incluso hasta lo más alto. Y aprovechando que Villarejo pasa por Audiencia, el coladero hacia las grandes del Ibex está siendo su obsesión, que el futuro laboral hay que cuidarlo. Que fuera hace luego mucho frío. Sillones presidenciales o en consejos muy golosos para sí mismo y para los suyos. Y a más, como pago a aquellos que hicieron pandilla con la llamada investidura Frankenstein. De hecho, ya está en ello, en empresas dependientes del Sepi, en empresas rescatadas, en bancos fusionados...
Pues... veinticuatro horas ha tardado exactamente Jeckyll Sánchez en reencontrarse a sí mismo con el mundo de la empresa y en recordar que quería controlar a las más posibles en ese modelo de nueva España que tiene en algún lugar entre la mollera y los talones. Porque veinticuatro horas ha tardado la Fiscalía –recuerden aquella entrevista al presi en la que dijo Sánchez: «¿De quién depende la Fiscalía?; Periodista: «del Gobierno»; Sánchez: «pues eso»– en pedir la imputación de Galán y sacarle los colores a uno de los grandes entusiastas de los actos promocionales del resiliente del Gobierno. Y apenas unos minutos ha tardado Calviño en lanzarse sobre el presidente de Iberdrola y cuestionar la conveniencia de que continúe como tal agarrándose al comodín de la reputación, esa gatera, como decía, por la que Moncloa pretende colarse hasta la cocina del Ibex. Luego, si alguien pregunta el por qué, se le dice que por utilidad pública. Todo muy útil para lo público. O sea, para Sánchez, alias, desde ayer, ‘el concordias’.
Pues lo dicho, nada nuevo bajo el sol. Sánchez no paga conciliadores. Que tomen nota los siguientes en la lista.