ABC (Andalucía)

El Brexit perdería hoy con un 47% cinco años después del plebiscito

El 82% de los británicos votarían igual que en el referéndum de 2016, y todo dependería del tipo de pregunta Quedan solo diez días para que los ciudadanos comunitari­os puedan solicitar el permiso de residencia

- IVANNIA SALAZAR

Ayer hace cinco años, la mayoría de la población británica eligió, en un histórico referéndum, abandonar la Unión Europea. Por un ajustado margen del 52% contra el 48% de los votos, los partidario­s del «leave» se hicieron con el triunfo en una elección que cambió de forma radical no solo al Reino Unido sino a la Europa comunitari­a, y que provocó un tsunami político y social que está lejos de acabar, pese a que el pasado 31 de diciembre el Brexit haya sido, por fin, consumado. Al menos en teoría, ya que, a juzgar por el estado actual de la situación y sus secuelas, el divorcio está muy lejos de haber acabado.

No es exagerado decir que a Cameron le salió el tiro por la culata, al convocar una consulta que él mismo acabó perdiendo, unos polvos de los que vienen estos lodos de los que algunos parecen arrepentir­se. Al menos así lo concluye un estudio publicado por el Centro Nacional de Investigac­ión Social y redactado por el reconocido politólogo John Curtice, y según el cual, de ser encuestada­s nuevamente, el 82% de las personas votarían de la misma manera que en junio de 2016, pero esa pequeña diferencia haría que el voto a favor del ‘remain’ (permanecer en la UE) ganaría la consulta por un 53% contra un 47%. Ahora, que si la pregunta hoy fuera si se quiere volver a la UE, el no ganaría por un 52% contra un 48%. Reino Unido «está todavía más o menos dividido sobre el tema, al igual que hace cinco años», consideró Curtice en un comunicado, en el que añadió que «aunque pocos votantes del Leave se arrepiente­n de su decisión, igualmente pocos votantes del Remain han sido persuadido­s de que el Brexit es una buena idea».

Boris Johnson, por su parte, sacó pecho diciendo que la histórica votación de hace cinco años para abandonar la UE ahora actuará como un estímulo para la creación de empleos y la renovación en todo el Reino Unido mientras se recupera de la pandemia. Así lo expresó en una declaració­n para conmemorar el aniversari­o del referéndum de hace un lustro, en la que manifestó que su «misión» es utilizar las libertades que otorgó el Brexit para ofrecerle «un futuro mejor» al pueblo británico, que votó para «recuperar el control de nuestro destino». «Este gobierno logró el Brexit y ya hemos reclamado nuestro dinero, leyes, fronteras y aguas», aseguró, y agregó que mientras «nos recuperamo­s de esta pandemia, aprovechar­emos el verdadero potencial de nuestra soberanía recuperada para unir todo nuestro Reino Unido».

La visión no es tan optimista para todos. Joao Vale de Almeida, embajador de la Unión Europea en el Reino Unido, dijo al diario The Times que el Brexit es un «animal vivo», mientras que Michael Heseltine, el ex viceprimer ministro que ahora es presidente del Movimiento Europeo, dijo que el Brexit es «todo lo contrario» a lo que el país necesita tras la pandemia. «Cinco años después, el Brexit está lejos de terminar. Recién ha comenzado y el pronóstico es ominoso», dijo. «Las nubes de tormenta se están acumulando en el horizonte, la principal de ellas la amenaza al acuerdo de paz del Viernes Santo en Irlanda del Norte», aseguró.

En la mañana de ayer, el Ministerio del Interior enviaba un correo electrónic­o recordando que «el tiempo se acaba», ya que quedan solo diez días para que los ciudadanos comunitari­os puedan solicitar el EU Settlement Scheme (EUSS), es decir, el permiso de residencia en el país, un trámite aparenteme­nte sencillo que sin embargo está a punto de dejar en un limbo legal a miles, sino millones de personas, debido a la complejida­d de un sistema en el que no existe un censo, ni siquiera un documento físico, que acredite la nacionalid­ad o la residencia en cualquiera de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido. «Se está agotando el tiempo para que todos los ciudadanos de la UE, el EEE y los suizos y sus familiares que residían en el Reino Unido antes del 31 de diciembre de 2020 garanticen sus derechos en la legislació­n del Reino Unido presentand­o una solicitud para que puedan continuar trabajando, estudiando y accediendo a beneficios y atención médica gratuita en el Reino Unido después del 30 de junio de 2021», reza el texto, que aclara que «se debe hacer una solicitud para cada niño elegible dentro de la familia».

Aunque el Ministerio del Interior británico ha dicho que mantendrá un «enfoque pragmático y flexible» para evaluar la circunstan­cias personales de quienes no lo soliciten en el plazo estipulado, las organizaci­ones que durante este tiempo han trabajado para informar a la gente y ayudar con los procedimie­ntos temen que la situación sea caótica. Marta Mediondo, abogada de inmigració­n residente en Londres,

que trabaja en el bufete británico Ince, considera que la «desinforma­ción es tremenda» y que «ni por casualidad se va a atender a todo el mundo» en los pocos días que quedan de aquí a que acabe el plazo y prevé un auténtico «caos».

Irlanda del Norte

Pero este es solo uno de los efectos de la separación. Otro, también grave, es la aplicación del llamado Protocolo de Irlanda del Norte, contenido en el acuerdo del Brexit, y que tiene como objetivo evitar una frontera dura entre las dos Irlandas. Reino Unido ha sido acusado, incluso por el presidente estadounid­ense Joe Biden, de poner en peligro el Acuerdo de Paz de 1998, que puso fin a tres décadas de violencia, por su enfrentami­ento con la Unión Europea que podría desatar una guerra comercial entre ambas partes y poner

Pocos votantes del ‘Remain’ y del ‘Leave’ han cambiado de opinión en estos cinco años de proceso para salir de la UE

en peligro un potencial acuerdo comercial que Londres anhela tener con su aliado norteameri­cano. La llamada «guerra de las salchichas», nombre que se ha puesto a un conflicto que es consecuenc­ia directa del Brexit y que ha ido escalando porque a partir del 30 de junio las carnes no congeladas de Gran Bretaña no podrán entrar en Irlanda del Norte, que aunque forma parte del Reino Unido, a efectos aduaneros ha seguido las normas de la UE durante un periodo de gracia de seis meses, sigue sin resolverse; y los derechos de pesca son otro de los grandes rompecabez­as aún sin visos de solucionar­se.

Y aunque la historia viene de aún más atrás, es necesario remontarse al menos al año 2013 para entender los orígenes del Brexit, ya que fue entonces cuando David Cameron prometió que si su partido ganaba las elecciones de mayo de 2015, en las que obtuvo mayoría absoluta, organizarí­a un referéndum sobre la permanenci­a del Reino Unido en la Unión Europea antes de finalizar el 2017.

Lo más sorprenden­te es que él mismo estaba en contra del divorcio, por lo cual tras el resultado de la consulta se vio obligado a renunciar al cargo .

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