Un excapitán de la Policía, cerca de liderar la ‘capital del mundo’
Con casi el 85% del escrutinio, Eric Adams ha conseguido el 31,7% de los sufragios para la alcadía de Nueva York
Eric Adams, un veterano del ‘establishment’ moderado demócrata que fue policía antes que político, ha tomado la delantera en las primarias demócratas, que determinarán quién será el próximo alcalde de la ciudad de Nueva York. Tras la votación de este martes y con casi el 85% del escrutinio, Adams ha conseguido el 31,7% de los sufragios, por delante de la candidata izquierdista Maya Wiley (22,3%) y de la opción centrista Kathryn García (19,5%).
A pesar de la distancia entre candidatos, se tardarán muchos días o incluso semanas en anunciarse el ganador. La culpa es del nuevo sistema de votación, en el que los votantes eligen hasta cinco candidatos. Si nadie, como es el caso, llega al umbral del 50% de los votos, se eliminan los votos del candidato menos votado y se contabiliza la segunda opción en esas papeletas. Así, tantas veces hasta que alguno de los candidatos consiga el 50% de los votos.
A la espera de saber cómo han votado los neoyorquinos en segunda opción, Adams el mejor colocado para ponerse al frente de una ciudad que es algo más que una urbe enorme y complicada, con un presupuesto de casi 100.000 millones de dólares, que asoma la cabeza después de haber sido el epicentro global de la pandemia de Covid-19, en medio de una oleada de violencia y con su futuro entre interrogantes.
Trampolín político
La alcaldía de Nueva York es un lugar de poder político formidable. La capital mundial de las finanzas y de la cultura es un lugar de máxima visibilidad para su regidor. Sus últimos tres alcaldes la han utilizado como trampolín a aspiraciones políticas todavía mayores: Bill de Blasio, que dejará el asiento en enero, concurrió en las presidenciales del año pasado para caer en las primeras de cambio en primarias. En las últimas fue cuando se presentó su antecesor en el cargo, el multimillonario Michael Bloomberg, con el mismo resultado. Y también lo intentó, también sin éxito, Rudy Giuliani, que impulsó la reconstrucción física y emocional de la ciudad tras los ataques del 11-S.
Giuliani ha embarrado su legado político por liderar los esfuerzos de Donald Trump de dar la vuelta a los resultados de las presidenciales del año pasado, pero en Nueva York se le recuerda por su lucha implacable contra el crimen. Y aunque la intentona presidencial de Bloomberg fue otro fiasco, como alcalde fue el motor de la última ‘limpieza’ de Nueva York, transformada en una ciudad más moderna, más corporativa y más segura (quizá, también más aburrida). Menos impronta ha dejado De Blasio, que prometió una revolución progresista para la ciudad y que, pese a algunos éxitos –como el establecimiento de educación preescolar gratuita–, ha decepcionado a casi todo el espectro político. Y deja una ciudad atrapada en una oleada de violencia, con un 77% más de tiroteos que el año pasado y con los peores números desde 2002.
Ese ha sido el tema central de la campaña de las primarias demócratas y una de las razones por las que Adams ha sido el favorito y ha conseguido de momento el mejor resultado. Fue capitán de la policía de Nueva York antes de iniciar una larga carrera política y, pese a defender reformas, está en contra de las propuestas de ‘recortes a la policía’ que surgieron de las protestas del verano pasado y que la izquierda demócrata ha hecho suyas.
A partir del martes que viene empezarán a contarse las segundas opciones y se determinará si Wiley o García tienen opciones para la remontada.