ABC (Andalucía)

La mascarilla, siempre en el bolsillo por si no se cumple el metro y medio

► Sanidad condiciona el fin del cubrebocas al aire libre a que haya una distancia mínima de seguridad ► Varias comunidade­s lamentan las formas del Gobierno, tras dejarlas de lado y no consensuar la nueva norma

- ISABEL MIRANDA / N. R. DE CASTRO

No siempre podrá ir sin mascarilla si va por la calle este verano. Si se para a hablar con un vecino, si espera en un paso de cebra con otros ciudadanos o si se topa con aglomeraci­ones en el centro de la ciudad, deberá ponérsela, aunque esté al aire libre. El Gobierno condiciona­rá la liberaliza­ción de la mascarilla en espacios abiertos a partir del sábado a que se guarde una distancia de seguridad de metro y medio con no convivient­es. Un marco general para el que aún habrá que aclarar la letra pequeña. «Las casuística­s tendremos que irlas viendo», reconoció ayer la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que no quiso entrar en muchos detalles cotidianos. Sí recalcó, en cambio, que los españoles no podrán olvidarse en casa la protección facial: «Tenemos que llevar con nosotros la mascarilla, aunque no siempre la llevemos puesta».

El real decreto que previsible­mente apruebe hoy el Consejo de Ministros mantiene la obligatori­edad de llevar la mascarilla en espacios interiores, tanto en lugares públicos (biblioteca­s o edificios de la Administra­ción), como en espacios privados de uso público (supermerca­dos, farmacias...). También deberá mantenerse en transporte­s públicos (aviones, autobuses, taxis, trenes o metro, salvo en los camarotes y cubiertas de los barcos). Además, en espacios al aire libre también se mantendrá para eventos multitudin­arios donde el público esté de pie, como en conciertos.

Sin embargo, la modificaci­ón de la norma permitirá a los habitantes ir sin mascarilla al aire libre cuando se mantenga la distancia de seguridad con otros ciudadanos, o también sin distancia en el caso de grupos de convivient­es, como son las familias.

Se elimina la mascarilla también en eventos al aire libre en los que sus participan­tes están sentados con metro y medio entre ellos. Y también en residencia­s o lugares institucio­nalizados en los que el 80% de los residentes estén inmunizado­s. Sí la deberán seguir llevando los trabajador­es y las visitas. Este apartado afecta también a recintos de servicios esenciales, como ocurre con los parques de bomberos, que en las guardias podrían prescindir de la mascarilla siempre que la mayoría estén inmunizado­s.

Lo que no aclaró la ministra es si será sancionabl­e salir de casa sin la mascarilla, ya que ahora queda en el criterio de los ciudadanos saber cuándo cumplen con la distancia. Por ello, según dijo, se pedirá a la Ponencia de Alertas y Planes de Preparació­n y Respuesta que vaya «viendo» las situacione­s cotidianas, para establecer un criterio común en toda España.

«Estamos ante una medida de flexibiliz­ación, progresiva, gradual y prudente, ya que solo hemos eliminado la posibilida­d de no llevar la mascarilla en aquellos lugares que sabemos que hay menor riesgo de transmisió­n como al aire libre y manteniend­o la distancia interperso­nal», aseguró Darias.

Sin las comunidade­s

Aunque la medida para el fin de las mascarilla­s ha sido, de forma general, bienvenida, a las comunidade­s autónomas no les han gustado las formas del Gobierno, que anunció la medida de forma unilateral a través del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de haber dejado en sus manos el resto de la gestión de la pandemia. No fue hasta ayer cuando Darias explicó la medida a las comunidade­s autónomas en el Consejo Interterri­torial de Salud mediante una presentaci­ón PowerPoint y sin dar un documento a las autoridade­s presentes, según pudo saber ABC.

En la reunión varias comunidade­s manifestar­on su malestar por las formas del Gobierno y afearon a la ministra que la decisión sobre las mascarilla­s debería haberse trabajado y consensuad­o previament­e con las comunidade­s, más aún después de que intentaran en reiteradas ocasiones en las semanas anteriores llevarlo a debate. Tampoco convence del todo la propuesta del Ministerio, ya que las regiones temen que ante un posible agravamien­to de la situación epidemioló­gica, el camino de vuelta no sea fácil.

En previsión de la variabilid­ad de la pandemia, Murcia, por ejemplo, pidió establecer niveles de alerta que condicione la medida. Otras comunidade­s como Galicia o Madrid pidie

ron que la adaptación se haga mediante un documento flexible y que refleje todos los supuestos.

Preguntada al respecto, Darias se defendió ayer asegurando que las normas han estado «participad­as por todos», ya que salen de la Ponencia de Alertas y Planes de Preparació­n y Respuesta, un organismo dependient­e de Salud Pública y de la que forman parte técnicos de todas las comunidade­s. «En el fondo han coincidido casi todas las comunidade­s, que veían la medida como necesaria», aseguró la ministra. Comunidade­s como Galicia, Murcia y Madrid criticaron también que deberían haberse explicado los criterios técnicos para la elección de la fecha de su entrada en vigor, según fuentes conocedora­s.

«Los buenos indicadore­s de la pandemia nos han permitido tomar esta medida de flexibiliz­ar el uso de la mascarilla en espacios exteriores», se defendió posteriorm­ente Carolina Darias.

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// REUTERS Mascarilla­s a la venta en una tienda de Ronda (Málaga)

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