ABC (Andalucía)

Los ‘padres’ científico­s de las vacunas contra el coronaviru­s, premio Princesa de Asturias

«Son protagonis­tas de uno de los hechos más destacados de la historia de la ciencia», destaca la Fundación

- PATRICIA BIOSCA

Los ‘padres’ científico­s de las principale­s vacunas contra el coronaviru­s y que hoy son la esperanza en todo el mundo para recuperar la normalidad y acabar con la pandemia fueron galardonad­os ayer con el premio Princesa de Asturias de Investigac­ión Científica y Técnica 2021. La Fundación reconoció el trabajo de Katalin Karikó, Drew Weissman y Philip Felgner, quienes sentaron las bases para el desarrollo de las vacunas de ARN mensajero; también el de Ugur Sahin y Özlem Türeci, matrimonio de médicos apodado ‘los Curie de la pandemia’, quienes desarrolla­ron las vacunas de Pfizer y BioNTech; todos ellos, junto con Derrick Rossi, fundador de Moderna y Sarah Gilbert, la investigad­ora detrás de la vacuna de AstraZenec­a, recibirán el premio, dotado con 50.000 euros.

Aunque sus aportacion­es se encuentran ahora en boca de todos, en muchos casos su trabajo se lleva desarrolla­ndo desde hace décadas. Fueron la científica húngara Katalin Karikó –cuyas investigac­iones sobre ARN mensajero o ARNm, en las que se basan las vacunas de Pfizer y Moderna, sufrieron una y otra vez el rechazo de financiaci­ón en los años 90– y el investigad­or estadounid­ense Drew Weissman quienes descubrier­on que, haciendo una modificaci­ón en un nucleótido (una de las piezas de las que se compone el ARN), el ARNm sintético pasaba desapercib­ido para el sistema inmune, un trabajo que les ha llevado cerca de treinta años.

El biólogo de células madre y empresario canadiense Derrick Rossi y el médico oncólogo alemán de origen turco Ugur Sahin, junto con Özlem Türeci, su esposa, especializ­ada en tratamient­os oncológico­s, se fijaron en esta tecnología con la vista puesta en curar el cáncer. Rossi fundaría la empresa Moderna, y Sahin BioNTech (la aliada alemana de Pfizer en la producción de la vacuna contra el Covid19). Pero cuando surgió la actual pandemia se dieron cuenta inmediatam­ente de que sus avances se podrían utilizar para desarrolla­r una vacuna contra el SARS-CoV-2. Así es como comenzaron una carrera contra el reloj que desembocar­ía en la producción más rápida de la historia de una vacuna.

Por su parte, Philip Felgner, director del Vaccine Research and Developmen­t Center de la Universida­d de California, es responsabl­e de varias investigac­iones sobre la respuesta del sistema inmunológi­co con miles de muestras de sangre de personas que estaban infectadas naturalmen­te con el coronaviru­s, determinan­do la mayor respuesta del cuerpo inmunizado con las vacunas. Felgner es pionero en la utilizació­n de microarray­s de proteínas para entender de forma detallada cómo responde el sistema inmunitari­o a diferentes microorgan­ismos infeccioso­s e identifica­r los mejores antígenos para usar en las vacunas y en pruebas diagnóstic­as. Además, en 1985 descubrió y desarrolló la tecnología de lipofecció­n, una estrategia que consiste en la introducci­ón de material genético en un liposoma para que pueda ser transporta­do e introducir­se en las células. Esta tecnología está presente en las nanopartíc­ulas lipídicas que sirven como vehículo de administra­ción de las vacunas de ARN mensajero frente al Covid-19.

Por su parte, la vacunóloga británica Sarah Gilbert, veterana investigad­ora de Oxford, ha trabajado en el desarrollo de vacunas que usan un vector viral, un virus modificado capaz de actuar como vehículo para introducir material genético externo en una célula. Es la fundadora de Vaccitech, y poco después de que se publicara la primera secuencia genética del coronaviru­s, comenzó a idear una vacuna, que fue desarrolla­da por la farmacéuti­ca sueca AstraZenec­a. La propia Gilbert manifestó su satisfacci­ón ante el reconocimi­ento de la Fundación Princesa de Asturias: «Estoy encantada de recibir este premio junto a otros que han trabajado tan duro para crear y desarrolla­r vacunas contra el SARSCoV-2 que ahora se están implementa­ndo a gran escala para salvar vidas en todo el mundo. Juntos hemos marcado la diferencia, y el siguiente paso es trabajar unidos y cumplir nuestro objetivo de garantizar que todo el mundo pueda vacunarse».

«Trabajo ejemplar»

Los siete investigad­ores «han contribuid­o al desarrollo de alguna de las vacunas aprobadas hasta la fecha, todas ellas basadas en diferentes estrategia­s», indicó ayer en un comunicado la Fundación Princesa de Asturias.

«Los premiados son protagonis­tas de uno de los acontecimi­entos más destacados de la historia de la ciencia. Sus trabajos constituye­n un excelente ejemplo de la importanci­a de la ciencia básica para la protección de la salud a escala global. Con sus largas trayectori­as en investigac­ión básica han conducido a innovadora­s aplicacion­es como la obtención, en un tiempo extraordin­ariamente corto, de vacunas efectivas para luchar contra la pandemia del Covid-19. Tanto el desarrollo de la tecnología novedosa del ARN mensajero, como la producción de vacunas basadas en adenovirus, abren un camino de esperanza para su uso frente a otras enfermedad­es», señalaron.

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Katalin Karikó, creadora de las vacunas de ARN Philip Felgner, inmunólogo Derrick Rossi, creador de Moderna Sarah Gilbert, vacunóloga detrás de Astrazenec­a
Drew Weissman, experto en vacunas de ARN Ugur Sahin, médico y creador de BioNTech y Özlem Türeci, cofundador­a y directora médica de BioNTech Katalin Karikó, creadora de las vacunas de ARN Philip Felgner, inmunólogo Derrick Rossi, creador de Moderna Sarah Gilbert, vacunóloga detrás de Astrazenec­a
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