ABC (Andalucía)

España hace las paces con el gol

▶La selección, mejorada con Busquets, jugará en octavos contra Croacia después de un atracón ante Eslovaquia ▶A partir de un fallo cómico del portero rival, el equipo de Luis Enrique se liberó y por fin dio una alegría a Sevilla

- ENRIQUE YUNTA

Ypor fin, nunca es tarde, una fiesta con goles de España, a la que es evidente que le cambia la cara cuando acierta, en eso no es diferente a nadie. Después del partido más cómodo que se recuerda en la historia de las fases finales, la selección puso el punto y final a su veraneo por Sevilla con un triunfo contundent­e, por momentos también convincent­e, ante la triste Eslovaquia y mira con optimismo a octavos, en donde espera la Croacia de Modric en Copenhague (lunes, 18 horas). Sin que tampoco sea como para descorchar el champán, la cosa cambia y sale el sol, con el gol siempre el sol, una alegría que sirve para enterrar los malos ratos y para llamar a la puerta de la afición, a la que se le convence así, con resultados y buenas maneras.

En cualquier caso, cómo será la realidad de esta España que se saca pecho por pasar como segundos a octavos de la Eurocopa, la recompensa a una fase de grupos muy justita que terminó con un porrón de dianas ante la pobrísima Eslovaquia, quien hizo todo lo posible para que la selección de Luis Enrique no consumara el mayor de los ridículos. Ganó España, ganó bien y ganó sin sufrir, que ya es mucho, expuesta ahora a un nuevo torneo con la obligación de olvidar inmediatam­ente todo lo anterior salvo la lluvia de aciertos. Bien haría el equipo en limpiar la mente y empezar de nuevo en las eliminator­ias, pues en adelante no va a jugar más contra Eslovaquia ni contará con regalos tan cómicos como el de Dubravka, portero que señaló el camino al marcar en su propia portería. Como España seguía empeñada en caricaturi­zar la parodia, el guardameta cometió una pifia ridícula, pero muy ridícula, y compensó así el falló anterior de Morata, quien, en el cúmulo de despropósi­tos, desperdici­ó otro penalti (van cinco seguidos en la selección). El caso es que a partir de ese autogol, sin duda la jugada de la Eurocopa por lo increíble del fallo, España se relajó y compró su billete a Dinamarca con autoridad mientras Luis Enrique sonría a la espera de sacar el espumoso de su neverita, más convencido si cabe de su renovación una vez llegaban esos goles que antes se habían perdido por el camino.

Ante Eslovaquia se hicieron las cosas mejor, todo se ve de otro modo con un resultado tan bestia. Con un once muy diferente (Azpilicuet­a, Eric García, Busquets y Sarabia fueron titulares, todos notables), se dejó la desesperan­te horizontal­idad y hubo algún ataque en vertical, aleluya. Fue Moreno quien llevó la voz cantante en la parcela ofensiva y en cinco minutos la selección había achuchado dos veces, buena puesta en escena. Se vivía en el área eslovaca y era bastante previsible que el gol caería de maduro, pero tampoco con la España del ayer se puede tener mucha fe. Básicament­e porque a los ocho minutos, y después de que Kuipers señalara una falta de Koke a Hromada, el VAR le dijo al árbitro neerlandés que la decisión era totalmente contraria y el juez señaló penalti, qué cosas. Después del error de Moreno ante Polonia, cogió esta vez la pelota Morata y su disparo lo detuvo el portero, quien no sabía que de su momento de gloria pasaría al mayor de los bochornos. Porque ya es pertinente hablar de la acción del primer gol y se escribe con todos los respetos, pero cuesta muchísimo contener la risa. A ver cómo se explica...

Del regalo a la fiesta

A la media hora, un central llamado Satka, con el 5 a su espalda, sacaba la pelota sin oposición alguna, nadie le molestaba. Eslovaquia ya había demostrado que no era capaz de dar tres pases seguidos y ahí se entendió muy bien el motivo. Ese Satka le quiso entregar a Skriniar, su compañero en el eje, que también estaba solo solísimo, pero incomprens­iblemente le entregó el balón a Sarabia, que no entendía mucho el regalo. Sin pensarlo demasiado, el atacante del PSG optó por chutar con la zurda desde la frontal, su tiro se fue al larguero y de ahí al cielo de Sevilla, que ayer quemaba. Dubravka estaba en plan jugador de béisbol, esperando a que cayera la pelota, y ya pueden adivinar lo que pasó. Sí, se la metió en su cueva, muy ridículo todo, el colofón a una Eurocopa medio de broma en esta primera etapa. De ahí al final, goleada de escándalo.

Jugó España con la tranquilid­ad del resultado, también pendiente del Suecia-Polonia para descubrir su camino, y desde la paz llegó el mejor partido, también tendrá que ver la poca oposición de un rival cuyo nivel es indescifra­ble. Antes del descanso, y en un saque de esquina, Laporte gritó a los cuatro vientos como un español más y el equipo, ya sí, festejó soltando toda la tensión de estos días. Luis Enrique vibraba con sus ayudantes y La Cartuja, no se hablará esta vez del césped porque la victoria siempre lo silencia todo, tenía una despedida digna.

La reanudació­n fue una fiesta, la clásica tarde de España en cualquier fase de clasificac­ión contra equipos menores. Con la confianza disparada, probó cosas que no había probado antes y llegó el chaparrón de abrazos. El primero, que era el 0-3, fue después de una notable jugada que terminó con asistencia de Alba y un gran remate de Sarabia, excelente ayer. Después llegaría el golazo de Ferran Torres, quien nada más entrar, en su primera intervenci­ón, puso el cuarto de un taconazo (pase de Sarabia, cómo no). Y para cerrar, Pau Torres, también recién incorporad­o, fue protagonis­ta del quinto, aunque se le atribuye a Kucka en propia puerta. Después de tanto teñir, España hace las paces con el gol en el momento más apropiado.

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// EP La selección hace una piña para celebrarel quinto tanto de ayer
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