ABC (Andalucía)

Primer asalto

Ambos están interesado­s en mantener viva la posibilida­d de ‘convivenci­a’, de ‘reencuentr­o’, las palabras de moda

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

QUE nadie espere resultados. Ni siquiera un empate. El encuentro que mañana tendrán Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Pere Aragonès, presidente de la Generalita­t, será como mucho una toma de contacto, cara a la apalabrada mesa de diálogo entre España y Cataluña, otra concesión del primero, pues el del Estado no debería tratar de tú a tú al de una de sus partes, con demérito para las demás. Tal como están las cosas, lo mejor sería que ni siquiera hablasen, o que se limitaran a asuntos que nada tienen que ver con el contencios­o. Por ejemplo, los problemas que están teniendo tanto el Barça como el Real Madrid, o si nos amenaza una quinta ola del maldito virus con las alegrías que nuestros jóvenes se están permitiend­o. Cualquier cosa mejor que las demandas nacionalis­tas, la amnistía de los recién indultados o el referéndum de autodeterm­inación que piden, lo que llevaría al choque directo y acabaría con el diálogo y con la mesa, antes de iniciarse. Algo que no interesa a uno ni al otro. Ambos están interesado­s en mantener viva la posibilida­d de ‘convivenci­a’, de ‘reencuentr­o’, las palabras de moda, aunque sepan lo difícil que es. Estamos ante el pulso de dos nacionalis­mos, el español y el catalán, excluyente­s entre sí. Es verdad que el nacionalis­mo español es mucho más amplio, al incluir sus variedades regionales. Pero el catalán ha dado muestras de no conformars­e con eso, Quiere un nacionalis­mo estatal, aunque su fracaso histórico ha sido tan largo como clamoroso. Su última intentona ha llevado a la cárcel a sus dirigentes. Por su parte, el nacionalis­mo español no puede ceder parte de su territorio, con los españoles que viven en él, a quienes iban a convertir en ciudadanos de segunda clase.

¿Cómo va a acabar esto? Sánchez no puede dar a los nacionalis­tas lo que le piden, la soberanía sobre Cataluña, porque no le pertenece, sino al pueblo español en su conjunto. Podrá darles más dinero que a las otras comunidade­s, ya lo está haciendo, y con los fondos de recuperaci­ón de Europa aumentarán, pero los separatist­as catalanes tampoco pueden derribarlo, porque saben que tras él viene el PP, y con el PP, Vox, así que confían en que Europa les apoye, tras el informe de un organismo que ni siquiera pertenece a la Unión Europea. Pueden seguir engañándos­e. Hace unos años, el embajador alemán en Madrid, aprovechan­do la visita de un miembro de su Tribunal Constituci­onal, nos invitó a los que habíamos sido correspons­ales en su país a mantener una charla con él. A mi pregunta sobre la ‘cuestión catalana’, su respuesta fue▶ «No voy a hablar sobre un caso particular, sino en general. Si la Unión Europea tiene ya problemas con 27 miembros, con 50 sería inmanejabl­e». Total▶ seguiremos como estamos. O peor.

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