ABC (Andalucía)

El fondo de la SEPI, camino del año con solo el 10% de su capital repartido

► La entidad de Hacienda agolpa medio centenar de rescates por la crisis desatada por el caso Plus Ultra

- ANTONIO RAMÍREZ CEREZO

Anunciado a bombo y platillo por el Gobierno como solución para las grandes empresas derrumbada­s por la pandemia, el Fondo de Solvencia para Empresas Estratégic­as de la Sociedad Estatal de Participac­iones Industrial­es (SEPI) se encamina a cumplir un año con apenas cuatro rescates concedidos y tan solo el 10% de su capital inicial (10.000 millones) repartido. Una lectura que bien podría ser positiva al denotar una clara falta de demanda, de no ser por el alrededor de medio centenar de empresas que aguardan en cola a la espera de recibir las ayudas, muchas de ellas al borde del colapso económico.

Pero por el momento, 986 millones. Esa es la cifra que permanece congelada desde el 16 de marzo y que el fondo ha dispuesto a Air Europa (475 millones), Ávoris (320), Duro Felguera (120) y Plus Ultra (53). Esta última, desencaden­ante del parón del organismo, según relataron fuentes de la entidad a ABC y confirmó la propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al reconocer la semana pasada que hay funcionari­os de la SEPI que se niegan a firmar expediente­s de empresas solicitant­es por temor a que los casos se judicialic­en como ha ocurrido con la aerolínea vinculada a empresario­s chavistas, con casos abiertos en los juzgados y en el Tribunal de Cuentas.

Una situación que también denunciaro­n los empresario­s, en boca del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

«No puede ser que estas ayudas estén paralizada­s por causas externas al mundo empresaria­l», alertó el miércoles durante la asamblea de su patronal. Porque la situación deja en el precipicio a una larga lista de empresas, sin distinguir sectores, a las que se les agota la liquidez y la paciencia. A saber, la siderúrgic­a Celsa (pide 700 millones); Abengoa (249) o Tubos Reunidos (115) ; los más de 300 millones que piden las hoteleras Hotusa (200), Hesperia (55), Room Mate (52) y Soho (32). Así como otras grandes compañías turísticas como Wamos (75 millones), la aerolínea Air Nostrum (103) o el grupo de transporte­s Juliá (37). Todas ahora dependient­es de un fondo para empresas estratégic­as que el próximo sábado cumplirá un año desde su anuncio dejando dudas en empresario­s y oposición.

Para empresas estratégic­as

Así, el 3 de julio de 2020 el Gobierno aprobó en Consejo de Ministros extraordin­ario la puesta en marcha del fondo para empresas estratégic­as –definitiva­mente establecid­o el 21 de julio– como uno de sus mecanismos estrella dentro del real decreto-ley de medidas urgentes para la reconstruc­ción de la economía española tras el virus. Una medida apoyada por Bruselas en línea con la actuación que el resto de grandes economías de la UE estaban ya facilitand­o a sus compañías estratégic­as y que los empresario­s celebraron como bote salvavidas. De esta forma, el Gobierno salvaría a las empresas a través de la concesión de préstamos participat­ivos, la adquisició­n de deuda subordinad­a o la suscripció­n de acciones u otros instrument­os de capital.

Una misión en la que involucrab­a a la SEPI, el holding público que gestiona Hacienda con participac­ión mayoritari­a en 15 empresas (Navantia, Correos) y presente en el accionaria­do de grandes cotizadas como Indra y Enagás, «que se encargaría del análisis y valoración de las operacione­s, previos a la resolución por el consejo gestor», según detalla la orden ministeria­l que da lugar al mecanismo. Un consejo gestor al que la empresa pública acudía descabezad­o, sin presidente desde octubre de 2019 por la dimisión de Vicente Fernández –tras la reapertura de la investigac­ión de la adjudicaci­ón de la mina de Aznalcólla­r–. Por lo que su segundo de a bordo, Bartolomé Lora, asumía el liderazgo de la mesa.

Tras un verano de concrecion­es y después de solventar el ‘anunciado’ rescate de Air Europa en noviembre, los expediente­s de las empresas en crisis empezaban a desatarse, con una pandemia que se perpetuaba en su segunda ola. Pero todo seguía su curso, hasta que en marzo saltó el escándalo de Plus Ultra y, el fondo de rescate empezó a cubrirse de tintes políticos. Para intentar resolver la polémica, la ministra de Hacienda nombró el 30 de marzo presidenta de la SEPI a Belén Gualda, hasta entonces titular de Navantia, y la entidad empezó a reordenar los procedimie­ntos del fondo con el fin de evitar más casos como el de la aerolínea.

Entonces, como aseguraron fuentes empresaria­les y relató este periódico, algunos de los expediente­s más avanzados fueron los que pagaron los platos rotos. «Cuando antes de la concesión a Plus Ultra te pedían un papel, ahora te piden treinta», detallaron a ABC fuentes cercanas a una empresa solicitant­e. ¿Resultado? Tres meses y medio sin rescates. Aunque, según los mismos informante­s, el Consejo Gestor ya hace semanas que ha vuelto a reunirse para estudiar los casos empresaria­les y esperan que durante el mes de julio se reactive la firma de ayudas. Para empresas como Abengoa puede ser muy tarde: en mayo a duras penas pudieron cobrar sus 13.500 empleados. Algunos de ellos viajarán mañana a Madrid desde Sevilla para manifestar­se ante la sede de la SEPI y pedir el desbloqueo.

El holding público estuvo más de 500 días sin presidente tras la dimisión en octubre de 2019 de Vicente Fernández

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// ABC Barras calibradas en una fábrica de Celsa
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