La extraña pareja
Moreno y Espadas proclaman un nuevo tiempo de relaciones del PP y PSOE rivalizando en moderación
La falta de costumbre y la poca credibilidad que ofrece en estos tiempos la honestidad de los gestos políticos ha relativizado la importancia del encuentro que mantuvieron en el Parlamento andaluz el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en calidad de candidato in pectore socialista a sucederle.
De la cita ha trascendido el interés de ambos por instituir un nuevo tiempo en las relaciones de gobierno y oposición, una predisposición a alcanzar acuerdos de trascendencia, como requieren estos tiempos críticos, y un compromiso por la moderación, que es el espacio en el que van a rivalizar. Demasiada revolución para un escenario político aclimatado a la crispación.
El talante, la capacidad para negociar y el sentido común como guía en la gestión han agrandado la figura política de Juanma Moreno y de todo el Gobierno del cambio que, aun siendo un Ejecutivo en minoría y de coalición de partidos en competencia, funciona gracias también a que el vicepresidente Juan Marín ha demostrado tener similares cualidades. Frente a un PSOE anquilosado, cuyo resentimiento supuraba en cada palabra o gesto, el presidente gana por días espacio en las encuestas. El tiempo dirá si Moreno perdió la oportunidad de hacer valer esa ventaja si hubiera convocado elecciones anticipadas antes de que el PSOE emprendiera su catarsis. Eso le recomendaba la dirección de su partido en Génova que, ajena a los acuerdos andaluces, maniobra por su cuenta en la operación de desmembramiento de Ciudadanos, como evidencian las crisis municipales de Granada o Jaén.
Espadas llega con las mismas armas de talante y moderación y su primer acierto ha sido quitar visibilidad a Vox, enmendando uno de tantos errores estratégicos del viejo PSOE que perdió las primarias. Fallos como el cometido por el grupo parlamentario cuando demostró ser un simple convidado de piedra en el bloqueo de la Ley de Urbanismo que impulsó como Gobierno no se repetirán. No es casualidad que a quien más ha molestado la llegada de Espadas es a los dirigentes de Vox, que rápidamente han ido a atacar el flanco débil, su dependencia del sanchismo. Ferraz exigirá a Espadas una pleitesía que veremos si admite más allá de tragarse el sapo de los indultos.
Moreno y Espadas están dispuestos a recuperar el patrimonio de sus organizaciones, partidos de gobierno que juntos representan a la gran mayoría de españoles. Se disponen a explorar ese potencial llegando a acuerdos en una relación sin precedentes. Veremos lo que duran sus buenas intenciones y, sobre todo, si sus partidos admiten tanta audacia.
Ambos dirigentes están dispuestos a recuperar el patrimonio de sus partidos, representar juntos a la gran mayoría de los españoles