Fotógrafo intimista
Ferran Freixa (1950-2021) Su primer estudio lo montó con Lluís Casals y con Josep Rigol
Con el barcelonés Ferran Freixa, fallecido a los setenta y un años en su retiro de Sant Vicenç de Montalt, en el Maresme, la fotografía española pierde a un gran nombre, a un creador de mirada sensible e intimista. Inicialmente, Freixa iba para pintor. En torno a 1969 tomó sus primeras fotografías. Su primer estudio lo montó con Lluís Casals, al que despedí hace poco en estas mismas páginas, y con Josep Rigol. Además de realizar cubiertas de libros, inicialmente se dedicó a la publicidad, la foto de moda, y la industrial. En 1971 documentó la utopía ibicenca del ICSID, y en medio de ella, a su amigo Pau Riba. Pronto decidiría centrarse principalmente en la fotografía de interiores, y en términos más generales de arquitectura. Con ánimo catalogador y archivista, en 1979 comenzó su célebre ciclo de los escaparates de comercios antañones barceloneses (maniquíes, sombreros o guantes), continuando con mercados, restaurantes, y hoteles. Su primer fotolibro fue, en 1985, sobre la ‘Carmen’ de Antonio Gades y Carlos Saura. Luego vendría, en 1990, uno sobre el Liceo, mano a mano con su admirado Xavier Miserachs, un precursor en estas lides. Seis años después, tras el incendio de 1994, haría en la Virreina una muestra, muy recordada, sobre los estragos del fuego, ‘último acto’ de una institución que sin embargo felizmente renacería luego de sus cenizas. Y fue mucho tiempo el fotógrafo oficial de la Fundación Miró.
En la producción más personal de Freixa abundan los tesoros. Predominan en ella el blanco y negro y lo analógico, mientras el color lo solía reservar para los encargos. Inolvidables fotografías la titulada ‘Desde el Hotel Excelsior’, en la que se inscribe en la tradición de Joaquim Gomis o de Catalá Roca, y la de la sastrería La Neutral; la del veneciano Café Florian o en la misma ciudad la de la Pensione Segusso; la del Campidoglio romano; la de una gasolinera ‘déco’ en Oporto... Recordemos también sus visiones almerienses (Cabo de Gata, las canteras de Macael...) o donostiarras; o las de Marruecos, Sicilia, Creta, el archipiélago balear... Lírico por temperamento, cuidaba sin embargo muchísimo la forma, pendiente, un poco al modo de Emmanuel Sougez, de la luz, y de la textura de la madera, la porcelana o el mantel de lino. Cuando le preguntaron, en una entrevista, por un pintor, contestó: Piero... En fotografía, uno de sus faros fue nuestro común amigo Bernard Plossu.
En cuanto a exposiciones, además de la citada de la Virreina, recordar la de 1994 en la Universidad de Salamanca, que viajó en 2000 al Château d’Eau, de Toulouse; la de 2005 en el barcelonés Palau Robert; la de 2013 en la Tecla Sala, de Hospitalet de Llobregat; o la de 2020 en la Fundació Palau, de Caldes d’Estrach. A los catálogos de esas muestras debe añadirse el Fotobolsillo, prologado por Cristina Zelich, que en 2001 le dedicó La Fábrica. Entre los museos que poseen obra suya, el Reina Sofía, el MNAC, el IVAM y el TEA.