Una pasión contingente
Mantuvieron una relación marital que duró siete años con la aprobación de Jean-Paul Sartre, que bendijo la unión
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir vivieron una relación sentimental que duró más de medio siglo. Pero, como ellos jamás ocultaron, los dos mantuvieron pasiones amorosas con terceras personas. Una de ellas fue el escritor y cineasta Claude Lanzmann, que fue durante siete años la pareja de Simone.
Para conocer el vínculo entre ambos hay que recurrir a ‘La liebre de la Patagonia’, las memorias de Lanzmann, publicadas por Gallimard en 2009. Cuando apareció el libro, Simone de Beauvoir llevaba muerta 23 años y Sartre, casi tres décadas. En él, admite que vivieron como marido y mujer desde 1952 a 1959.
Cuando empezaron la relación, Lanzmann acababa de volver de Israel de realizar un reportaje y Simone le estaba esperando. «Los ojos, los brazos, su boca, sus manos sobre mi cuerpo, el largo abrazo un poco titubeante que nos mantuvo en pie desde que entré en su habitación de la rue Bûcherie, disiparon en mí toda ansiedad», escribe en sus memorias. A los pocos días, llevó una mesa y una silla a ese cuarto alquilado en el que vivía El Castor, el apodo que utilizaba Sartre para referirse a ella.
Lanzmann tenía una buena relación con el filósofo existencialista y colaboraba en ‘Les Temps Modernes’, su revista, de la que luego fue director. Pero temía que Sartre se tomara como una traición su vínculo con Simone, que le había contado que ambos iban a vivir juntos. Ella organizó una cena con los dos en La Palette, un restaurante de Montparnasse. La reacción del autor de ‘El ser y la nada’ fue un respiro para Lanzmann, ya que aceptó con naturalidad la nueva situación: «Mi aprensión no tenía razón de ser. Él bendijo la unión». Desde ese momento, el trío se reunía semanalmente para charlar, ir al cine o a algún bar del Barrio Latino.
En sus cartas de amor, El Castor llamaba a Lanzmann «esposo mío» y firmaba «tu mujer». Ella se refería a su relación como «un matrimonio» delante de Sartre, al que informaba con absoluta sinceridad de la vida en pareja. Esto incomodaba a Claude, que no podía entender ese afán por carecer de secretos.
La autora de ‘El segundo sexo’ y Sartre habían acordado años antes que su vínculo sería «un amor necesario» que duraría hasta su muerte frente a los que ambos llamaban «amores contingentes». Sin duda, los lazos que unieron a Lanzmann y Simone, aunque fueron muy fuertes, estaban dentro de la segunda categoría.
«Fui el único hombre con quien Simone de Beauvoir llevó una vida cuasi-marital. Logramos incluso cohabitar durante dos años en una habitación de 27 metros cuadrados. Estábamos orgullosos de nuestro buen entendimiento», según el testimonio de Lanzmann.
En 1954, gracias al dinero recibido por Simone al ganar el premio Goncourt por ‘Los Mandarines’, ella se compró un taller-vivienda en el número 11 bis de la rue Schoelcher al que se mudaron. En la parte baja, leían y escribían. A través de una escalera de caracol se accedía al dormitorio y la cocina.
Antes de trasladarse allí, en el verano de 1953, Sartre, Lanzmann y Beauvoir se fueron de vacaciones a la Costa Azul. Alquilaron dos habitaciones en Saint-Tropez. En una pernoctaba la pareja y la otra estaba ocupada por el filósofo. Ella cenaba una noche con su ‘marido’ y otra, con Sartre. A veces, se sentaban juntos los tres. Una de las cosas que más le gustaba a Simone era viajar. Y eso es lo que hicieron hasta que terminó la relación. Viajaron por medio mundo. Uno de los países que visitaron fue España, que recorrieron en coche de norte a sur. Claude estaba fascinado por el paisaje castellano y Beauvoir amaba con pasión los toros. Fueron a varias corridas. Una de ellas en Huelva, donde El Litri y Julio Aparicio despacharon seis miuras. Lanzmann cuenta que Simone era una apasionada del montañismo y que hacía largas excursiones por los Alpes. En una de sus caminatas, él sufrió heridas por el sol y ella se quedó exhausta a la sombra de una roca. Claude tuvo que solicitar ayuda a unos alpinistas italianos que la rescataron. El autor de ‘Shoah’, un documental de diez horas sobre el Holocausto, estuvo hospitalizado tres días por las quemaduras.
No hay duda por el relato de Lanzmann de que ambos estaban enamorados y que vivieron una gran pasión. Pero la convivencia atravesó momentos difíciles porque Simone entraba a menudo en crisis de llanto que duraban horas y en las que nada se podía hacer por consolarla. En 1959, ambos decidieron poner fin de mutuo acuerdo a la relación, aunque siguieron siendo amigos hasta la muerte de Simone en 1986. Su trabajo en ‘Les Temps Modernes’ les unió mucho, al igual que la figura de Sartre como referencia intelectual. Lanzmann falleció en 2018 con 92 años tras una vida plena de emociones.
En 1959, ambos decidieron poner fin de mutuo acuerdo a la relación