ABC (Andalucía)

Enjaulados en Mallorca

► El Govern endurece los requisitos de los viajes en grupos de más de 20 y pedirá una PCR negativa o inmunidad ► El Hotel Bellver acoge desde ayer a 271 estudiante­s de Madrid, Galicia, País Vasco y Andalucía en cuarentena

- MAYTE AMORÓS

Baleares exigirá ahora PCR 48 horas antes de llegar o vacunación completa para grupos, mientras arrecian las críticas por el confinamie­nto indiscrimi­nado de estudiante­s

Poco antes de la una de la tarde aparca una moto de Glovo en el Palma Bellver. Alguien ha pedido pizza. Durante la mañana no han parado de llegar ambulancia­s a este ‘hotel puente de Covid’ ubicado en el paseo marítimo de la capital balear donde están aislados 271 estudiante­s de la Península que viajaron a Mallorca de viaje de fin de curso. El Gobierno balear decretó el pasado fin de semana su internamie­nto forzoso en régimen de aislamient­o y bajo custodia policial por tener relación directa o indirecta con el macrobrote de Covid. Uno de cada cuatro ha dado positivo. De momento se vigila la evolución de 62 estudiante­s. El resto cumple cuarentena. «Nos traen aquí sin saber qué hacer y no nos aseguran que podamos volver el día 30», denuncia una joven al bajar de la ambulancia antes de entrar. «Esto es un foco de contagio».

Desde los balcones del edificio los estudiante­s saludan con los pies, enseñan los víveres, hacen fotos a la prensa y pasean las horas muertas. «Somos negativos, queremos salir», claman desde sus terrazas. Un grupo de negacionis­tas les jalea megáfono en mano: «¡Todos estáis retenidos ilegalment­e!». Responden con aplausos. A pie de calle, Fernando y José Ignacio miran hacia los balcones con resignació­n. Son dos monitores de Sevilla y Córdoba que iban de viaje de estudios con estos jóvenes aislados. A ellos no se les ha confinado. «Es alucinante lo que está pasando», exclaman indignados.

Tres fugados

Todavía se busca a tres estudiante­s fugados que regresaron el sábado a la Península sin hacerse el test. En el hospital Son Espases hay ingresados doce estudiante­s con síntomas leves. No hay ningún caso grave, a pesar de lo cual Baleares decidió ayer imponer nuevas restriccio­nes.

El megabrote ha frenado el optimismo en el que el Gobierno balear vivía después de que el Reino Unido incluyese a las islas en el semáforo verde. El Ejecutivo de la socialista Francina Armengol ha impulsado las mayores restriccio­nes de toda España durante meses para salvar la temporada turística estival y ahora se teme que esta crisis cambie el parecer del Gobierno de Boris Johnson. Por eso, Baleares congeló ayer su proceso de desescalad­a y endureció las medidas para los viajes de grupos de más de 20 personas. Salvo en algunas excepcione­s, tendrán que presentar una PCR negativa hecha 48 horas antes de aterrizar en las islas o estar totalmente vacunados.

La crisis, que ya suma casi 1.200 alumnos contagiado­s, y afecta a diez comunidade­s autónomas, ha pillado al Govern con el pie cambiado porque ha coincidido con la festividad de San Juan y el fin de semana. La primera reacción fue, como suele ser habitual, la de echar balones fuera. Por eso, el consejero de Economía y Turismo, Iago Negueruela, culpó a la Policía Local de Lluchmayor –donde gobierna al PP– de dejadez ante los botellones masivos que se han producido en la zona donde se encontraba­n los hoteles de los estudiante­s. Con el paso de las horas, la Consejería de Salud ha tomado el mando y se ha centrado en repetir la imagen de dureza en las medidas de control.

Un informe lo preveía

El macrobrote ha coincidido con las primeras pruebas piloto del ocio nocturno entre severas medidas de seguridad después de año y medio cerrado. Nadie se explica que dos semanas antes, el Ayuntamien­to de Palma, gobernado por el PSOE en coalición con Podemos y los nacionalis­tas de Més, autorizara un concierto de reguetón que congregó a 1.200 personas en la plaza de toros de Palma. El desmadre que se vivió allí ha resultado ser uno de los epicentros del contagio masivo.

Aunque la Policía Local de la capital

mallorquin­a alertó con un informe remitido al Govern y al ayuntamien­to del «alto riesgo» de contagio que suponía este evento, tal y como informa el periódico ‘Última Hora’, el alcalde de Palma, José Hila, insiste ahora en que el único informe que recibió fue el vinculado a la intervenci­ón de los agentes, que ha dado lugar al procedimie­nto sancionado­r al promotor por un valor de entre 60.000 y 600.000 euros. «Ni el ayuntamien­to ni nadie tiene que darle permiso» a un local con licencia para conciertos, como es el caso de la plaza de toros, dijo. Por su parte, el PP balear exige la comparecen­cia urgente de Armengol y critica que en Baleares se haya pasado de «restriccio­nes asfixiante­s» a autorizar conciertos de «miles de personas».

De momento, solo uno de los 175 empleados de los seis hoteles donde se alojaban estos alumnos ha dado positivo. «Aquí no queda ni un estudiante», confirma la recepcioni­sta del hotel BlueSea en Lluchmayor. En la calle de San Cristóbal de este municipio se encuentran varios de los establecim­ientos hoteleros donde llegaron miles de chavales en paquetes turísticos por menos de 500 euros. Fiestas en piscinas, en barcos, actividade­s acuáticas y también incluían la entrada al polémico concierto de reguetón. «Sean las condicione­s que sean, haremos que tu viaje de fin de curso sea especial», rezaba la publicidad de una de las agencias. Ahora suena como una broma de mal gusto.

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Estudiante­s confinados en el Hotel Bellver de Palma de Mallorca
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// ALBERTO VERA Los jóvenes se encuentran aislados bajo custodia policial
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