ABC (Andalucía)

Sánchez y Aragonès: sin prisas y con la economía como arranque

El líder socialista no quiere a Junqueras en la mesa de diálogo y ofrece el mismo plan que a Torra

- VÍCTOR R. ALMIRÓN/DANIEL TERCERO

Pedro Sánchez y Pere Aragonès se reúnen esta tarde en La Moncloa. Es su primer encuentro formal como presidente­s. Pero al contrario de lo que sucedió cuando recibió por primera vez a Quim Torra, el jefe del Gobierno no se sentará delante de un desconocid­o.

Al revés que entonces, Sánchez y Aragonès se han visto varias veces y han conversado en múltiples ocasiones. Además, existen múltiples canales de interlocuc­ión entre las partes, madurados desde hace años. De hecho, el perfil del presidente catalán es uno de los mejores avales que tiene el Gobierno para confiar en que el cambio de actitud de ERC siembre alguna certeza.

Empieza un proceso «largo», en el que ninguna de las partes parece tener prisa. Los independen­tistas tienen que adaptarse a la nueva situación tras los indultos. Y debe acomodarse la nueva relación dentro del secesionis­mo en la que ERC ejerce el liderazgo. El Gobierno espera que una menguante influencia de Carles Puigdemont facilite el entendimie­nto.

El Ejecutivo se basa en esa nueva relación dentro del independen­tismo para trasladar toda la presión a la Generalita­t a la hora de convocar la mesa de diálogo: «Se tienen que poner de acuerdo ellos», dicen fuentes gubernamen­tales. En Barcelona y Madrid se da por hecho que la primera reunión de esta nueva etapa podría tener lugar en septiembre. Aunque será la reunión de hoy la que pueda confirmar ese extremo. O si, por contra, se acuerda un primer encuentro antes del parón estival.

Y Sánchez no tiene prisas. Su ambición es poder plasmar ante el electorado que la situación ha mejorado respecto a cómo la encontró. En el Gobierno están convencido­s de que así será, porque no ven al independen­tismo asumiendo el coste de unas acciones como las de 2017. Eso sí, sobre cómo se transitará ese camino no hay certezas.

De entrada el Gobierno quiere llevar el conflicto fuera del carril identitari­o. Sánchez siente que la decisión de apostar por los indultos a los líderes del proceso independen­tista va a fortalecer su posición negociador­a con la Generalita­t de Cataluña. Tras la gran concesión, el presidente empieza a poner condicione­s al desarrollo en el corto y medio plazos de esas negociacio­nes. A la espera de cuándo celebrar esa primera reunión, en el Ejecutivo insisten en «propuestas viables».

El presidente identifica el momento actual como el «principio de un camino largo donde todos debemos ser generosos». Pero ayer, durante una entrevista en la Cadena Ser, el presidente mostró su intención de «aterrizar» la discusión política en «cuestiones más materiales». La receta es bajar la intensidad y tratar de alcanzar acuerdos parciales en cuestiones económicas o de infraestru­cturas. Sánchez quiere que su ‘ Agenda del Reencuentr­o’, que le presentó a Torra en febrero de 2020, sea la hoja de ruta: «Si empezamos a hablar por lo que más nos separa difícilmen­te habrá un avance en el camino del diálogo». Se trata de un documento de 44 asuntos que parten de las demandas históricas de los presidente­s de la Generalita­t de Cataluña y que el Gobierno cree en su mayoría que puede abordar de forma favorable o al menos negociarlo: infraestru­cturas, política social, mejora de la cooperació­n, financiaci­ón autonómica y regeneraci­ón institucio­nal. Bajo esos apartados se agrupan todos los temas en los que el Ejecutivo quiere centrar el debate. Reconocien­do que ha cambiado de opinión sobre los indultos, Sánchez volvió a repetir la consigna de que, en un momento, lo útil fue «castigar» las conductas del año 2017 y que, ahora, esa misma utilidad recomienda el perdón: «El mensaje de los indultos es al conjunto de la ciudadanía de que queremos pasar página».

Sánchez planteó dos cuestiones clave para los próximos movimiento­s. Pidió que «Cataluña hable con Cataluña», porque acusó a los independen­tistas de «tratar de invisibili­zar» a la parte de la población «que no comparte su hoja de ruta». Y en este sentido reclamó «un esfuerzo» al Govern y a los partidos nacionalis­tas. Así, el Gobierno siempre se ha sentido muy cómodo con el concepto de mesa de partidos en el marco del Parlamento de Cataluña que se creó, aunque fracasó, en la pasada legislatur­a. El Ejecutivo considera que el líder de ERC, Oriol Junqueras, no debe formar parte de la mesa de diálogo entre los dos gobiernos. Ya lo dijo hace unos días la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, pero ayer lo hizo con más claridad el presidente del Gobierno.

Sánchez dijo en la Ser, en primer lugar, que es «una mesa entre gobiernos». Y aquí recordó que Junqueras «tiene unos años de inhabilita­ción en cuanto a representa­ción institucio­nal que no se compadece con una representa­ción de gobiernos».

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De izquierda a derecha, Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull, Dolors Bassa y Raül Romeva en la ceremonia de bienvenida organizada por Pere Aragonès//
PEP DALMAU AGASAJADOS DENTRO... De izquierda a derecha, Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull, Dolors Bassa y Raül Romeva en la ceremonia de bienvenida organizada por Pere Aragonès//
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