Montero aboliría el masculino neutro: «Es un lenguaje político»
► La ministra verá hoy cómo, tras meses de bloqueo, se avala el proyecto de ‘ley Trans’
Que Irene Montero no va a usar un lenguaje convencional se sabe desde el primer acto donde impregnó su intervención de un diccionario ‘queer’ casi inédito en España. Cambios de nombre de partido y de siglas después, acaba de llevar su ‘todes’ a un cartel institucional y conmemorativo de los fastos del Orgullo LGTBI. Aunque la primera vez que empleó la terminación que reserva para ‘las personas no binarias’, esto es, las que no se ven representadas por los conceptos sexuales de hombre y mujer, provocó la estupefacción de los oyentes, quiere trasladar ese diccionario a todas las administraciones. Ayer, en vísperas de la presentación en La Moncloa del anteproyecto de ‘ley Trans’, que la ha mantenido en liza con la vicepresidenta primera Carmen Calvo durante los últimos cuatro meses, lució orgullosa varios de sus lemas. «El masculino neutro es político y sirve para decir a las mujeres que no valemos», señaló en una entrevista en la televisión pública, donde también adelantó que va a seguir promoviendo su ‘escuchades’ desde que hoy el anteproyecto se haga realidad.
Montero reinaba ayer con euforia en los fastos de la Semana del Orgullo y los reconocimientos arcoíris entregados por su departamento: «Mañana (por hoy) damos un paso de gigante. Es un Orgullo en el que estamos haciendo historia», pronunció en los jardines de la Residencia de Estudiantes de Madrid.
La ministra quiso agradecer al impulso valiente y feminista la ley, aunque el pasado sábado decenas de mujeres proclamaron la «rebelión feminista» ante el redactado de una norma que, según ellas, promueve la eliminación de la mujer. «Sexo no es género», gritaron numerosas mujeres de entidades feministas próximas al PSOE que no ven con buenos ojos «que Calvo y Sánchez las hayan abandonado», pronunciaron desde la entidad Contra el Borrado.
Tanto en sus intervenciones audiovisuales de ayer (estuvo en el programa de TVE, ‘La Hora de la 1’, y en La Sexta), como en el acto institucional en Madrid, la ministra arengó a «mandar un mensaje alto y claro al resto de Europa, especialmente a aquellos lugares como Hungría donde se están recrudeciendo los discursos de odio».
Por otra parte, las entidades del colectivo trans no verán hoy recogida su petición de que entre los 12 y los 14 años los menores no necesiten tutela judicial que avale su proceso de transición de género. Desde los 14 a los 16, necesitarán ir acompañados por los padres o tutores legales, aunque se prescindirán de informes clínicos y aval psiquiátrico. Del proceso que se alargaba tres años, ahora en un máximo de cuatro meses estos jóvenes podrán haber completado el papeleo que implica su conversión de género en el Registro Civil (con nombre y DNI). A partir de los 16 años se hará sin permiso paterno ni expedientes médicos.
Montero continuará usando su terminología ‘novedosa’ para España, porque, dijo ayer, «lo que no se nombra no existe». «España tenía una deuda con las personas trans. Por fin dejarán de ser consideradas enfermas. Por fin se prohibirán las terapias de conversión», subrayó con grandilocuencia.
Dicen que el empecinamiento de Miguel Zugaza por que el ‘Guernica’ acabase en el Prado (ABC destapó el proyecto por el que este icono de Picasso saldría del Reina Sofía, adonde llegó en 1992, y retornaba al Prado, concretamente al Salón de Reinos), y su desencuentro por este asunto con el entonces presidente del Patronato del museo, José Pedro Pérez-Llorca, le acabó costando la dirección del Prado. Sea verdad o no, parecía que con la llegada de Miguel Falomir al frente de la pinacoteca se habían calmado las ansias picassianas del museo. Con Manuel Azaña al frente del Gobierno, Pablo Picasso fue nombrado director del Prado en 1936, aunque nunca llegó a ejercer como tal.
Pero la polémica volvió a saltar este año con la compra por parte del Prado de ‘La boulonnaise’ de María Blanchard con fondos del legado Carmen Sánchez. Un Real Decreto de 1995 establece la fecha del nacimiento de Picasso (1881) como límite del reparto de las colecciones entre el Prado y el Reina Sofía. Y en ese reparto María Blanchard quedaba en el segundo museo. El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, no solo dio el respaldo a la compra del cuadro. Fue más allá: dijo que también le parecería bien que hubiese un Picasso en el Prado. Deseo concedido, Sr. Uribes.
En una entrevista el pasado mes de marzo, le preguntábamos a Falomir: ¿Estaría usted dispuesto a comprar un Picasso? Sería peligroso abrir ese melón, porque el Prado podría volver a pedir el regreso del ‘Guernica’. Ésta fue su respuesta: «Creo recordar que cuando llegué al cargo, le dije a usted en una entrevista que el ‘Guernica’ está espléndido donde está. Y no voy a comprar ningún Picasso, se lo puedo asegurar. Hemos comprado el cuadro de María Blanchard porque es la pintora española más importante anterior a Picasso. Se compró con el convencimiento de que era una adición interesante, en un registro que no es el cubista. No se hizo la compra con ánimo polémico».
Cierto que el Picasso no ha sido una compra, sino un depósito por cinco años, realizado por American Friends of the Prado Museum, a los que la Aramont Art Collection de la familia Arango Montull (los herederos del hermano mayor de Plácido Arango, fallecido en 2020) ha donado ‘Busto de mujer 43’, de Pablo Picasso, valorado provisionalmente en unos 8,5 millones de dólares. Se exhibirá en unas semanas en las salas de retratos del Greco, una de las referencias más evidentes en la pintura de Picasso. El Patronato del Prado aceptó ayer por unanimidad en sesión plenaria tanto la aceptación de este depósito como la donación del ‘Retrato de Felipe III’ de Velázquez. Esta obra, donada por William B. Jordan a American Friends of the Prado Museum en 2016, fue depositada durante cinco años en el Prado, que ahora pasa a ser su propietario.
Pintado en un solo día
El caso es que una obra de Picasso pasa a engrosar las colecciones del Prado. No es la primera vez que se exhiben Picassos en la pinacoteca, pero hasta ahora su presencia se había limitado a exposiciones temporales. Así, en 2006 se celebró ‘Picasso. Tradición y vanguardia’, comisariada por Carmen Giménez y Francisco Calvo Serraller, donde más de un centenar de obras maestras se exhibieron entre el Prado y el Reina Sofía. En 2014, obras de Picasso se mostraron en la exposición ‘El Greco y la pintura moderna’. Y un año después diez importantes Picassos del Kunstmuseum de Basilea se exhibieron en el Prado.
En el caso del nuevo depósito, ‘Busto de mujer’, realizado en 1943, es, según reza una nota difundida por el Prado, «una muestra de la respuesta de Picasso a la violencia de la II Guerra Mundial. En muchas de las imágenes femeninas pintadas en ese periodo el artista deformó los rasgos de las figuras de un modo radical. En esta, pintada en un solo día, lo hizo con trazos rápidos y muy seguros». A nadie escapa que buena parte del interés del Prado por Picasso y el arte moderno procede de algunos miembros del Patronato del museo. Es el caso del ex ministro de Cultura José Guirao, que fue director del Museo Reina Sofía; la directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez-Blanco, especialista en arte moderno; o la historiadora, crítica y académica de Bellas Artes Estrella de Diego.
El presidente del Patronato, Javier Solana, subraya que «la decisión de American Friends of the Prado Museum es, sin duda, una buena noticia para todos los españoles y también para todos aquellos que visitan nuestro país atraídos por su riqueza patrimonial. Un cuadro de uno de nuestros grandes genios nacionales, hasta ahora en manos de una colección privada estadounidense, pasa a ser de acceso público y ello nos alegra a todos los que amamos la obra de Picasso, los museos y la Cultura gracias a la generosidad de la familia Arango Montull y American Friends». Solana agradeció al Ministerio de Cultura y Deporte su apoyo expreso que ha permitido que este depósito pudiera materializarse. El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, no quiso hacer ningún comentario al respecto.
Por otro lado, el Patronato del Prado aprobó ayer las cuentas del museo correspondientes al ejercicio 2020, que se cerró con un resultado patrimonial negativo de 18,5 millones de euros, debido a la pandemia. Los ingresos propios se desplomaron un 75,5% (se pasó de 33,3 a 8,1 millones), lastrados por la caída en la venta de entradas (un 84%). Aunque la aportación pública fue de 15,2 millones de euros, similar a la de ejercicios anteriores, y el patrocinio privado llegó a los 3,8 millones, los ingresos por ventas en la tienda y el café cayeron un 90%.