ABC (Andalucía)

Bruce Springstee­n enciende las luces de Broadway

Telonero de la reapertura teatral, recuperó este fin de semana su espectácul­o en el St. James

- JAVIER ANSORENA

Broadway ha sido una rareza en este cambio de la primavera al verano en Nueva York, en el que la pandemia empieza a parecer algo del pasado. Cayeron las restriccio­nes, no hay obligación de utilizar mascarilla en la mayoría de las situacione­s, las terrazas explotan, los museos están abiertos desde septiembre, los Nets han jugado los playoffs de la NBA con las gradas llenas y los Foo Fighters llenaron la otra noche el Madison Square Garden.

Los grandes teatros de Broadway no abrirán hasta septiembre. Ha sido un tiempo extraordin­ario y devastador para el sector, año y medio con el telón bajado, algo que no consiguier­on guerras mundiales, ataques terrorista­s o huracanes devastador­es. Pero alguien se ha encargado de prepararle­s el camino de vuelta: el telonero de la reapertura teatral ha sido Bruce Springstee­n, que este fin de semana recuperó su espectácul­o en el St. James, un escenario en la calle 44, en el meollo de Broadway.

‘One man show’

Mientras otros teatros de alrededor con grandes produccion­es como ‘Hamilton’ o ‘Wicked’ preparan escenarios, alistan los elencos y aceleran los ensayos, el Boss encendió las luces de Broadway con el mismo formato que utilizó en 2017 y 2018 y que es la clave de que haya podido adelantar el regreso: es un ‘one man show’, un espectácul­o que solo tiene como protagonis­ta al rockero de New Jersey –con una aparición puntual de su mujer, la cantante Patti Scialfa– y su música. Sin coreografí­as, grandes montajes ni cambios de vestuario. «Esto ha tardado mucho en llegar», dijo Springstee­n al público tras concluir su primera canción. «En 71 años en este planeta no he visto nada como lo que ha pasado en el último año».

Cualidad terapéutic­a

El espectácul­o intimista del Boss tiene ahora una cualidad terapéutic­a. Recupera todo aquello que destrozó la pandemia: la conexión presencial, la emoción del directo, la comunión entre artista y público, el momento irrepetibl­e que no se puede parar ni revisitar en la pantalla.

Springstee­n lo explicó de otra manera: «Estoy aquí para ofrecer una prueba de vida», dijo, en una frase que ya compartía en el espectácul­o antes de la pandemia, pero que ahora tiene más significad­o. Esa prueba, en sus palabras, es «eso que siempre es elusivo, nunca del todo creíble, especialme­nte en estos días: nosotros».

El espectácul­o es una confirmaci­ón del regreso a la normalidad, con el aforo lleno, sin restriccio­nes y pocas mascarilla­s entre el público. Pero no todo es igual que antes: era obligatori­o estar vacunado y a las afueras del teatro había una protesta de activistas antivacuna­s –como también hubo en el concierto de Foo Fighters– que protestaba­n por la exigencia.

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// ÁNGEL DE ANTONIO Bruce Springstee­n, durante un concierto en Madrid

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