La pasión por Dadá
Ha fallecido en Milán, a los 97 años, Arturo Schwarz, nacido en Alejandría, librero, editor, galerista, historiador de Dadá y el surrealismo, y también poeta, bajo la máscara ‘Tristan Sauvage’. Expulsado de Egipto por trotskista, en 1949 se incorporó a la escena artística de Milán, ciudad natal de su madre. En 1954 abrió una librería, luego también editorial. Colaboró con el Movimento Nucleare, de algunos de cuyos miembros, especialmente de Baj, sería amigo de por vida. También entró en contacto con ‘Phases’, el grupo parasurrealista del recordado Édouard Jaguer. Galerista a partir de 1960, su primera muestra fue conjunta de Picasso, y de Mario Sironi, en su día jerarca fascista. Luego vendrían el futurista Farfa; dadaístas como Duchamp, Picabia, Janco, Schwitters o Schad; y surrealistas como Miró, Brauner, Meret Oppenheim o Matta. Incorporó además a la programación de la sala a geómetras por libre como Carl Buchheister o los polacos Stazewski y Berman; al checo Jirí Kolár; a los ‘nouveaux réalistes’; al ‘fluxus’ George Brecht; a dispersos tan interesantes como Gianfranco Baruchello o Shusaku Arakawa. En 1961 organizó una exposición internacional del surrealismo, editando con ese motivo una carpeta de diez grabados, entre otros de Laloy, Mesens o Toyen. Cinco años después, sacó otra con Arp, Bellmer, Delvaux, Lam, Magritte, y así sucesivamente. Editó también libros de bibliofilia de algunos de los surrealistas mencionados, así como del ‘cobra’ Corneille o del novecentista Ottone Rosai.
Un libro clave: el ‘Almanacco Dada’ (1976), editado por Feltrinelli. Suma impresionante de textos, fichas, portadas de revistas, cubiertas de libros. Mapa detalladísimo, que incluye pistas españolas y latinoamericanas, entonces poco estudiadas internacionalmente. Sacó, en la misma onda, cinco porfolios de facsímiles de revistas dadaístas suizas, neoyorquinas, francesas, alemanas e italianas. Duchamp fue una de sus grandes pasiones. En 1966 comisarió con Richard Hamilton una muestra sobre aquél para el Arts Council. En 1969 recopiló las notas preparatorias del ‘Grand Verre’. Al año siguiente, el editor neoyorquino Abrams sacó el impresionante mamotreto schwarziano ‘The Complete Works of Marcel Duchamp’.
Schwarz comisarió grandes muestras sobre Dadá y el surrealismo, y retrospectivas de, entre otros, Hans Richter, Ernst, Man Ray, Masson, Maurice Henry, Jacques Hérold, Fabio de Sanctis, o Klapheck. Publicó un libro sobre las relaciones Breton-Trotsky, y otro de conversaciones con Marcuse. Su espectacular colección acabó repartiéndola entre la Galleria d’Arte Moderna de Roma, y el Museo de Israel, país con el que tuvo una relación estrecha (uno tuvo ocasión de saludarlo cuando la Asociación de Amigos de esa pinacoteca visitó el Reina Sofía), y a cuyos artistas apoyó activamente. Parte de su colección surrealista se expuso en 2004 en la coruñesa Fundación Barrié de la Maza.
Hombre de infinita curiosidad y enorme capacidad de trabajo, publicó también libros sobre arte oriental, y otros sobre cábala y alquimia, tema este último en el que en la Bienal de Venecia de 1986 profundizó con su muestra ‘Arte e alchemia’.