ABC (Andalucía)

El guardameta melómano

► Músico, modelo y con un blog de cocina, el suizo Sommer se aleja de los estereotip­os de los futbolista­s

- CARLOS TRISTÁN

Una de las jornadas de fútbol más apasionant­es que se recuerdan acabó con Yann Sommer como héroe de la eliminator­ia entre Suiza y Francia. La medianoche del lunes se cernía sobre el Arena Nacional de Bucarest cuando Mbappé enfilaba el punto de penalti. Era el último lanzador de Francia y solo le valía el gol, de lo contrario su selección diría adiós a la Eurocopa. Enfrente, el suizo Sommer tuvo la osadía de señalar tímidament­e su lado izquierdo, retando quizá a la estrella del PSG a que disparara por ahí. Mbappé hizo caso omiso y tiró por la derecha, pero una tremenda estirada del guardameta obró la machada. Suiza acababa de eliminar a la campeona del mundo. «Lo que hizo el equipo es una locura. Merecimos pasar por la forma en que luchamos. Es simplement­e increíble. Casi lloro, estábamos casi hundidos y volvimos con una actitud increíble. Los franceses son muy fuertes, pero tuvieron un momento en el que fueron un poco arrogantes», afirmó Sommer tras el partido.

Actualment­e, Sommer juega en el Borussia Monchengla­dbach, al que llegó en 2014 procedente del Basilea. El reto que tenía por delante no era sencillo, ya que cogía el relevo de Ter Stegen. Como el del Barcelona, Sommer es ágil, rápido y habilidoso con los pies, aunque la prensa amarillist­a de Alemania no tardó en apodarle como ‘el portero bonsái’ por su ‘corta’ estatura (1,83 metros). Aun así, ha sido el guardameta titular desde que llegó y a día de hoy es un líder en el equipo alemán.

Su padre, Daniel Sommer, también fue portero profesiona­l en Küsnacht (Suiza) hasta que decidió interrumpi­r su carrera para ser artista. En cuanto a su madre, ocupaba su tiempo cuidando a caballos a la vez que practicaba la terapia shiatsu, una medicina alternativ­a con origen en Japón que busca mejorar el flujo del ‘qi’ mediante movimiento­s de presión en el cuerpo. Sin duda alguna, un ambiente peculiar en el hogar que permeó en el ahora futbolista del Monchengla­dbach, que tiene en la música una de sus grandes pasiones. Keith Richards, guitarrist­a de los Rolling Stones, es uno de sus ídolos. Sommer es, además, alumno de la Escuela de Música de Düsseldorf y recibe clases de canto semanalmen­te. De hecho, ha acudido a varios programas de televisión en el pasado en los que da rienda suelta a su habilidad con la guitarra y el teclado o demuestra sus destrezas culinarias, populariza­das desde que creara su propio blog de comida hace unos años. Por otro lado, su indudable atractivo físico le ha permitido firmar más de un contrato publicitar­io con marcas de reconocido prestigio, lo que también ha aumentado su fama en Suiza.

Sommer está casado con una abogada de Düsseldorf, fue padre por segunda vez hace unas semanas y, lejos del tópico del coche deportivo para el futbolista, prefiere conducir un Mercedes clásico con el que suele posar orgulloso en sus redes sociales. Su pasión por la fotografía también se aprecia a golpe de vista en su Instagram, donde alterna imágenes típicas de un deportista con otras más artísticas en blanco y negro y con paisajes idílicos.

España, en el horizonte

El portero, un especialis­ta en los penaltis, fue decisivo en la tanda ante Francia y su selección se encomienda a él para frenar a España

Sommer se ha colado en las portadas de medio mundo desde que el pasado lunes detuviera el penalti a Mbappé. Fue el héroe de Suiza y pudo resarcirse así de una temporada complicada con unas cifras algo discretas. En el Monchengla­dbach, por ejemplo, ha recibido 64 goles en total, lo que se traduce en un tanto cada 55 minutos. En la Eurocopa ha encajado hasta el momento ocho en cuatro partidos. Aun así, ni en su equipo ni en su selección se duda de su rendimient­o.

Sommer, que en alemán significa ‘verano’, tiene grabada esta palabra en castellano en sus guantes. Curiosamen­te, España, a la que se enfrentará mañana, ya ha sufrido su habilidad en los penaltis. Durante la pasada Liga de Naciones, en un partido del mes de noviembre, Sergio Ramos se topó hasta en dos ocasiones con su figura desde los once metros. En ambos disparos le adivinó las intencione­s a todo un experto como el andaluz.

Mañana volverá a verse las caras con la selección española, a cuyos jugadores podrá dirigirse sin problemas porque, además de todo lo dicho anteriorme­nte, Sommer habla alemán, suizo, francés, italiano y, también, castellano, pues este último fue el idioma que eligió estudiar cuando estaba en el instituto. De momento, ya mandó un aviso a los de Luis Enrique▶ «Quien gana al campeón del mundo puede soñar con mucho más».

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// AFP Yann Sommer, ejercitánd­ose con gafas de sol en un entrenamie­nto de la selección suiza

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