Una recuperación marcada por la transición energética
▶ El plan Next Generation de la UE pasa por «reducir un 55% las emisiones de CO2» en 2030 ▶ La recuperación se ha convertido, también, en un proceso de transformación de la economía
La economía andaluza está entrando ahora en una nueva fase. Por un lado, en marzo comenzó una recuperación que debe ganar fuerza para que a finales de 2022 o inicios de 2023 las cifras de actividad vuelvan a ser similares a las de 2019. Pero aunque se regrese a los registros previos al covid, el tejido productivo no será el mismo ya que se han acelerado cambios que han situado a la sostenibilidad y a la transición energética y digital en el centro de la estrategia de empresas y de administraciones públicas.
Así se puso de manifiesto en la presentación de una nueva edición del Especial de Economía Andaluza (que se distribuyó ayer con ABC), y que congregó a más de un centenar de empresarios, directivos y representantes institucionales en la Galería de ABC.
«Se han intensificado procesos como la transición energética, que a su vez tiene un efecto tractor para la innovación, así que estamos ante una aceleración de tendencias que debe ser beneficiosa para España», según afirmó Javier Targhetta, presidente de Atlantic Copper, en una mesa de debate que analizó cuál es la coyuntura a la que se enfrenta Andalucía en los próximos años. Como fruto del crecimiento que experimentará a largo plazo la economía mundial, considera que estamos a las puertas de un «súper ciclo» para las cotizaciones de las materias primas que podría extenderse durante dos décadas.
En 2020 el PIB se desplomó un 10,3% en Andalucía, y la recesión continuó durante el primer trimestre de 2021, en el que ya comenzó la recuperación. Ha sido, además, la primera recesión que ha puesto a prueba los mecanismos de la reforma laboral. «En esta crisis se ha evitado la destrucción de más de un millón de puestos de trabajo gracias a la flexibilidad del mercado laboral, lo cual habría tenido un impacto especialmente grave en Andalucía», sostuvo Rocío Blanco, consejera de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo, que señaló cómo «ahora mismo la caída del empleo es más leve que la del PIB; con las estimaciones de caída de la economía, si se derogara la reforma laboral, el empleo se habría hundido aún más». A partir de ahí, la recuperación total en el empleo para volver a la situación pre-Covid «se conseguirá cuando los trabajadores que están en ERTE y los autónomos con cese de actividad vuelvan a la plena normalidad, para lo cual es preciso aumentar el nivel de ocupación en un 5,6%», incidió.
En esta recuperación hay un elemento diferencial con respecto a otras etapas de nuestra historia reciente. Vendrá una inyección de 140.000 millones del plan de transformación y resiliencia de la UE, que se sumará a otros 50.000 millones del marco financiero plurianual. Una cantidad histórica tanto en sus dimensiones como en su propio concepto (ya que ha obligado a la UE a emitir deuda), y que implica un desafío de dimensiones colosales.
Aprovechar los fondos
La flexibilidad y los ERTES han amortiguado el drama del desempleo, si se deroga la reforma laboral el golpe había sido más duro
Es el mayor ejercicio de solidaridad de la historia de la UE y España es el primer receptor de ayuda. Y el gasto eficiente de esta ingente cantidad de fondos requerirá la creación de nuevas estructuras dentro de la administración, ya que «contamos con cañerías cuya capacidad es de cinco litros
por segundo y ahora van a pasar 35 litros», tal como apuntó Mikel Landabaso, director del Centro de Investigación de la Comisión Europea en Sevilla. Este economista también incidió en que se requerirá una estrecha colaboración entre administraciones (estatal, autonómica y local) y la cooperación público-privada, ya que «desde el sector público no se puede dirigir la innovación, pero sí se puede cultivar».
Aunque el desplome del turismo y el sector servicios ha destruido muchos puestos de trabajo, hay otros sectores que siguen demandando nuevos perfiles laborales. Por ello, uno de los elementos diferenciales de la recuperación debe ser el de la formación para el empleo. Blanco recordó que este año, tras casi una década de parón, «se están poniendo en marcha cursos de formación con 550 especializadas distintas que beneficiarán a más de 23.000 alumnos». Y en esta línea, un apartado de singular relevancia serán las tecnologías de la información (TIC) donde hay unas demandas de empleo muy relevantes, así como en idiomas.
Para activar este nuevo mecanismo se ha desterrado el sistema de subvenciones, «que lo considerábamos obsoleto, ineficaz y genera muchos problemas judiciales, y hemos hecho los cursos de formación a través de la Ley de Contratos del Estado, un nuevo modelo de licitación pública con el que pretendemos conseguir mayor seguridad jurídica, eficacia, utilidad en la formación y, sobre todo, adaptación a las necesidades del tejido productivo», sostuvo Blanco.
Cobre sostenible
En cuanto al potencial de los fondos Next Generation UE, Targhetta recordó que Atlantic Copper lidera el proyecto Cobre Sostenible, que puede mover una inversión global de 2.500 millones de euros (la mayoría en Andalucía). «Hemos logrado poner de acuerdo a toda la cadena de valor del sector en España, desde las minas a las refinerías y a las compañías que finalmente manufacturan el cobre».
Esta iniciativa «incorpora elementos de sostenibilidad con inversiones para mejorar la eficiencia energética o reducir la huella hídrica, así como la mejora de procesos o los avances en la recuperación de metales en la minería». El proyecto, globalmente, tiene un efecto tractor para el sector y «consolida una industria que ha demostrado ser resiliente frente a los ciclos de la economía».
En cuanto al potencial de Andalucía para aprovechar los fondos europeos, Landabaso cree que la transición energética será una fortaleza. «Estos fondos tienen un objetivo muy ambicioso: deben reducirse en un 55% las emisiones de CO2 en 2030 y lograr que tengamos un continente neutro climáticamente, lo cual implica una transición energética acelerada». Andalucía, por lo tanto, debe coger este tren, ya que cuenta que «hay 6.800 empresas en el sector energético con capacidad y experiencia, además de un enorme potencial en biomasa y en el impulso al autoconsumo fotovoltaico». También hay un clúster muy especializado en la construcción sostenible (que es un sector relevante en Andalucía), y que «tiene un efecto tractor». Y todo ello con sectores de gran potencial, como el agroalimentario.
Digitalización
El otro aspecto en el que la crisis del covid ha puesto el foco es en la digitalización acelerada de la economía. «En los meses en los que estuvimos en pleno confinamiento la Consejería de Empleo debió gestionar más de 95.000 ertes, y eso ha sido posible gracias a la rápida implantación del teletrabajo y a la automatización de procesos», apuntó Rocío Blanco. Por ello, la apuesta de la Junta es utilizar intensivamente esta tecnología para ganar productividad y permitir que los empleados públicos puedan centrarse en aquellas tareas que requieren de mayor valor añadido.
El recorrido es mucho mayor. Según adelantó la consejera de Empleo, se incorporará la Inteligencia Artificial y el big data a la orientación laboral con el perfilado estadístico de oferta y demanda que ya se ha ofertado desde el Servicio Andaluz de Empleo. «Queremos tener los primeros resultados para septiembre u octubre de 2021. Se trata de casar la oferta de empleo con la demanda, de forma que se ajusten los perfiles profesionales a la demanda de las empresas», incidió.
Targhetta apuntó que es un camino irrenunciable pero, por sí solo, no es un factor de crecimiento. «Son herramientas irrenunciables, que deben facilitar la mejora de la gestión y de la productividad, pero están para acelerar el desarrollo de aquellas realidades económicas que ya existen». Su implantación en las grandes empresas industriales se está realizando de forma paulatina, con proyectos singulares en diversas plantas para atisbar qué mejoras puede generar. «Es un camino muy prometedor pero al que aún le queda un largo recorrido», concluyó.
Uno de los elementos diferenciales será la ayuda de la UE, que es el mayor ejercicio de solidaridad de la historia europea
La digitalización debe ser un facilitador que mejore la productividad de la economía y abra nuevas oportunidades
Los expertos consideran que en 2021 y 2022 habrá un crecimiento intenso que permitirá que se recupere el PIB de 2019