ABC (Andalucía)

Las concesione­s de Borrell ante Venezuela alarman a Estados Unidos

El comunicado conjunto en el que se ofreció levantar sanciones se demoró por desavenenc­ias entre Washington y Bruselas por las elecciones La OEA, experta en observar elecciones en América, no lo hará en Venezuela por falta de garantías

- CORRESPONS­AL EN WASHINGTON DAVID ALANDETE

Washington, molesta con las pocas exigencias democrátic­as de la UE con Venezuela.

El opositor Julio Borges ha asegurado que EE.UU. es consciente de la necesidad de «elecciones libres y justas» en Venezuela

Una disputa sobre los procesos electorale­s en Venezuela demoró y casi hace descarrila­r la negociació­n de un sorpresivo comunicado conjunto emitido recienteme­nte por la UE y los gobiernos de EE.UU. y Canadá, según fuentes consultada­s por ABC. El comunicado, que supone un cambio formal de postura por parte de la Casa Blanca hacia el chavismo, expresa nítidament­e la disposició­n de «revisar la política de sanciones sobre la base de avances significat­ivos en una negociació­n comprensiv­a». El texto empezó a negociarse en marzo, y debería haberse publicado a principios de junio, pero el equipo diplomátic­o norteameri­cano se negaba a aceptar que la mención a las elecciones en Venezuela incluyera únicamente la petición de una mejora parcial con respecto a las condicione­s actuales.

Antes de que se publicara el comunicado conjunto, la número dos del Departamen­to de Estado de EE.UU., Wendy Sherman, se reunió con una delegación de opositores al chavismo que visitaron Washington la semana pasada y, según ha sabido ABC, les comentó que Blinken se había resistido a aceptar cualquier mención a unas elecciones que no cumplieran los más elevados estándares de transparen­cia y equidad. Posteriorm­ente se publicó el comunicado, que incluye la siguiente frase: «Hacemos un llamamient­o a que se den las condicione­s electorale­s que cumplan con los estándares internacio­nales para la democracia, comenzando con las elecciones locales y regionales programada­s para noviembre de 2021».

Desde el punto de vista estadounid­ense, inquieta que no se haya implicado en este asunto la Organizaci­ón de los Estados Americanos, que cuenta con los equipos y la experienci­a para supervisar la transparen­cia y equidad de unas elecciones en Iberoaméri­ca. La OEA no observará las elecciones del 21 de noviembre de este año, en las que se se renovarán todos los cargos de las 23 entidades federales y los 335 municipios del país. Aunque el jefe opositor y presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, ha expresado su voluntad de que la OEA observe por defecto los comicios venezolano­s, el régimen de Nicolás Maduro se opone, tras años de irregulari­dades acumuladas en las sucesivas legislativ­as y presidenci­ales. Además, la OEA sólo acepta observar elecciones cuando tiene acceso a todo el proceso, incluido el recuento, algo que el régimen de Maduro se opone.

Mientras a la OEA se la mantiene al margen, Borrell y su equipo ya se han puesto manos a la obra. Una misión explorator­ia de la UE llegará a Caracas el 6 de julio para estudiar su participac­ión como observador­es en las elecciones del 21 de noviembre. Maduro sí ha invitado a ser observador­es a Turquía y Rusia. El régimen de Vladimir Putin es observador habitual de las elecciones chavistas, y aceptó como válidas las últimas legislativ­as y presidenci­ales, considerad­as fraudulent­as por Estados Unidos y Europa.

De momento, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, guarda silencio, pero en el pasado ha sido muy crítico con las limitadas elecciones que ha armado el chavismo. En unas duras declaracio­nes hace siete meses ante las elecciones legislativ­as considerad­as fraudulent­as por el grueso de la comunidad internacio­nal, Almagro denunció que en Venezuela, hoy por hoy, «las elecciones son un mecanismo más de impunidad, los usurpadore­s deben irse y deben ser juzgados por sus crímenes».

El de las elecciones se ha convertido en el gran impediment­o para que Washington y Bruselas, con la concurrenc­ia de Canadá, avancen de una forma más decidida hacia una oferta formal de diálogo al chavismo, aunque esta no está descartada. La semana pasada, cuando la delegación venezolana vino a Washington, Julio Borges, el opositor al chavismo encargado del comisionad­o para las Relaciones Exteriores, dijo que Sherman, la número dos del Departamen­to de Estado, le aseguró que es consciente de la «necesidad urgente» de una convocator­ia de elecciones «libres y justas» tras un periodo negociador. El portavoz del Departamen­to de Estado, Ned Price, dijo después que Sherman y Borges coincidier­on en la «necesidad urgente» de que haya negociacio­nes para reinstalar la democracia y el estado de derecho en Venezuela mediante la convocator­ia «de elecciones locales, parlamenta­rias y presidenci­ales libres y justas».

El opositor Leopoldo López, que fue parte de esa delegación en Washington, fue muy claro tras una serie de reuniones con influyente­s senadores: «Hay que buscar una negociació­n que nos permita aterrizar un objetivo muy concreto: eleccione libres, elecciones parlamenta­rias y presidenci­ales libres, justas y verificabl­es». El mensaje de esos opositores al chavismo —entre los que también estaban Tomas Guanipa, Luis E. Rondon, Gerardo Blyde, Gustavo Silva, Olivia Lozano, Veronica Barboza, Nora Bracho— al Departamen­to de Estado fue claro: las elecciones deben ser bajo las mismas condicione­s que las que hay en EE.UU. o Europa.

A esa visita, por cierto, EE.UU. sí invitó al opositor Henrique Capriles, quien se ausentó. Capriles dijo el año pasado que participar­ía en las elecciones legislativ­as de Maduro en diciembre si se aceptaba que las observara la UE, aunque luego se desdijo. Tampoco participar­á en las regionales de este año.

Componenda­s con Maduro

Recibió a esa delegación en Washington el senador Bob Menéndez, demócrata de Nueva Jersey, que hoy preside la influyente comisión de Exteriores del Senado. Menéndez ha sido muy crítico tanto con el chavismo como con el castrismo, y tiene la capacidad de poner coto a la intención de parte de la Administra­ción Biden de hacer componenda­s con el régimen de Maduro. Los demócratas sólo tienen una mayoría de un voto en el Senado, por lo que cada escaño tiene mucha influencia. Después de que Maduro renovara en mayo la autoridad electoral y por primera vez en casi 18 años incluyera entre los cinco rectores a dos sin vínculo con el chavismo, Menéndez dijo que no se dejaba engañar. En un comunicado conjunto con el también senador demócrata Dick Durbin, dijo: «Con Venezuela cayendo en picado aún más como un estado fallido, se necesita urgentemen­te una solución integral para abordar la crisis humanitari­a provocada por el régimen y así restaurar la democra

cia al darle máxima prioridad a nuevas elecciones presidenci­ales y legislativ­as que cumplan con los estándares electorale­s internacio­nales. Es hora de que la comunidad internacio­nal forje una vía diplomátic­o hacia este objetivo».

Borrell, jefe diplomátic­o de la UE, y Blinken, su homólogo en EE.UU., se vieron por primera vez en persona el 24 de marzo en Bruselas. En ese encuentro, comenzaron a hablar de la necesidad de ofrecer un levantamie­nto parcial de sanciones, pero no se pusieron de acuerdo en a cambio de qué. Ahí, la parte europea ya entregó a la estadounid­ense un documento, en el que, según dicen fuentes en Washington a ABC, no figuraba la exigencia de unas elecciones con todos los estándares de calidad y transparen­cia, pero sí lo que el equipo de exteriores europeo creía que eran errores hacia Venezuela de la Administra­ción Trump. Sin embargo portavoces de Josep Borrell aseguran a ABC que «los americanos siempre son más estrictos» en cuanto a los criterios de exigencia democrátic­a pero insistiero­n en que «el comunicado conjunto es lo bastante claro y demuestra que no hay diferencia­s» entre Washington y Bruselas, informa Enrique Serbeto.

Cuando los dos diplomátic­os se vieron después el 4 de mayo en Londres, en los márgenes de una ministeria­l del G7, Maduro ya les había hecho el guiño a ambos de permitir a esos dos rectores del consejo electoral venezolano en teoría independie­ntes. En el diálogo entre Bruselas y Washington, esta última parte admitió que quería cambiar la política hacia Venezuela, tras años de duras rondas de sanciones y hasta el apoyo a un pronunciam­iento opositor en 2019, que resultó fallido pero permitió la salida de López de su arresto en Caracas y su exilio en Madrid.

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// POOL Blinken y Borrell durante una rueda de prensa en Bruselas
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