ABC (Andalucía)

Alarma en Ciudadanos: la valoración de Arrimadas entre los suyos toca suelo

▶ La líder del partido encadena tres meses consecutiv­os suspendien­do entre sus propios votantes ▶ La fallida moción de censura en la Región de Murcia marcó el mayor punto de inflexión en su estimación

- JUAN CASILLAS

La gran esperanza de Ciudadanos (Cs) se difumina. Cuando Albert Rivera dimitió en noviembre del 2019, todas las miradas, casi sin excepción, se dirigieron hacia una persona▶ Inés Arrimadas. La primera constituci­onalista en pescar en las revueltas aguas nacionalis­tas de Cataluña se percibía como la única capaz de devolver a los liberales al papel fundamenta­l que ejercieron en la política española hasta que cayeron con estrépito, en menos de siete meses, de 57 a diez escaños.

La tarea no era fácil y en el partido eran plenamente consciente­s, pero se depositó toda la confianza en ella. Ahora, lo cierto es que con los datos en la mano las decisiones estratégic­as de Arrimadas, tras algo más de un año al frente, han generado rechazo en buena parte del electorado. Especialme­nte importante es que ese desprecio se ha trasladado en los últimos meses, también, a ese más de millón y medio de españoles que optó por la papeleta naranja en la última convocator­ia.

Y eso, para un partido, es dramático. Sobre todo cuando el abandono de los votantes propios no se traduce en la conquista de nuevos caladeros. La valoración general de Arrimadas ha vuelto a la casilla de salida de la que partió en diciembre del 2019, cuando el Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) ya la situaba como heredera de Rivera –oficialmen­te no lo fue hasta que ganó las primarias en marzo de 2020–. Pero la diferencia clave entre aquel lejano diciembre prepandemi­a y este junio –último mes con datos del organismo público– radica en la percepción entre votantes de Cs.

Rivera, en sus cuatro años en la política nacional, fue en general mejor estimado de lo que luego reflejaban las urnas. Pero en el fatídico mes de noviembre que marcó el punto ¿final? de su carrera política, el catalán se despidió con un 3,1 sobre 10 de valoración media y con solo un 6,1 por ciento de españoles que lo querían ver como el próximo presidente del Gobierno. El 10-N, Cs cayó de un 15,86 por ciento de los sufragios a un 6,86.

Gustaba más que Rivera

Arrimadas se estrenó un mes después en el barómetro del CIS mejorando ligerament­e los resultados de su antecesor. Con un 3,6 de nota, superaba en medio punto la valoración de Rivera. Arrimadas, se decía, gustaba más. Los votantes de Cs calificaba­n a su entonces futura líder con un 6,4 y los del PP la aprobaban con un 5, aunque los socialista­s le daban solo un 3,3 –estos son los tres partidos entre los que aspira a conseguir más votos Cs–. Un mes después, en enero del 2020, el 63,2 por ciento de los votantes de Cs la querían ver a ella como presidenta.

Hoy la situación es bien distinta. Este mes de junio, la nota media de Arrimadas se quedaba en el 3,5 –solo está por detrás Santiago Abascal, con un 2,8–, pero suspendía entre sus propios votantes (4,6) y entre los del PP (4). Los del PSOE, que ahora tienen mejor imagen de ella, la suspenden con un 3,7. Pero el mayor cambio respecto a los primeros CIS en los que aparecía Arrimadas se observa ante la pregunta sobre a qué líder preferiría­n los españoles como presidente del Gobierno. Si en enero de 2020 el 63,2 por ciento de los simpatizan­tes de Cs apostaba por ella, ahora solo lo hace el 34,2 por ciento.

Analizando la evolución de la valoración de Arrimadas en las encuestas del CIS, entre diciembre del 2019 y junio del 2020, se aprecia un claro punto de inflexión este mes de abril; el posterior a la fallida moción de censura con la que Cs intentó cambiar su coalición con el PP en la Región de Murcia por una con el PSOE. Desde entonces, la presidenta de los liberales encadena tres meses consecutiv­os suspendien­do entre los votantes de Cs. Cinco en marzo, 4,2 en abril y 4,5 en mayo. En junio subió una décima y también mejoró en el porcentaje de votantes de Cs que la querían como presidenta▶ un 34,2 por ciento frente al suelo que tocó en mayo, cuando solo el 22,8 por ciento de los simpatizan­tes de Cs la señalaba como la favorita.

Preocupaci­ón interna

El liderazgo de Arrimadas preocupa en algunos sectores del partido, aunque también hay dirigentes que asumen que hay un problema, pero que no ven alternativ­a para sacar a Cs de la situación en la que se encuentra▶ en peligro de extinción. La última encuesta de GAD3 para ABC, de mayo de este año, relega a los liberales a un pírrico 3,3 por ciento del voto nacional y a solo dos escaños de representa­ción. «Un líder debería aprobar al menos entre sus votantes», subraya una persona de peso en el partido en privado, en conversaci­ón con este diario.

Sectores críticos, como Renovadore­s Cs, han reclamado en diversas oca

El liderazgo de Arrimadas preocupa en ciertos sectores de Cs, pero en la dirección nacional restan importanci­a a los datos

siones que Arrimadas someta su liderazgo a la confianza de la militancia, convocando una Asamblea General para que se celebren primarias. Pero la ejecutiva nacional de Cs se afana en implicar a los afiliados en la convención nacional de este mes de julio, con la que desean relanzar su proyecto.

Fuentes de la dirección nacional de Cs, consultada­s por este periódico, restan valor a los últimos datos publicados y los interpreta­n como un ejemplo de que en demoscopia «la opinión pública no siempre coincide con la opinión publicada». «Los datos no se correspond­en con el cariño y el afecto que le siguen dispensand­o a Inés en la calle», sostiene un alto cargo de Cs, que advierte de que no se puede disociar la imagen de partido y líder.

En el Comité Permanente de Cs admiten el «innegable desgaste» de la marca del partido en los últimos meses, a raíz de la pésima gestión de la moción murciana, e inciden en que ha repercutid­o proporcion­almente a Arrimadas «en el terreno meramente demoscópic­o». Ahora, el núcleo de confianza de la presidenta liberal rema contracorr­iente, pero con la convicción de que cuando Cs gane aceptación en las encuestas, la popularida­d de Arrimadas volverá a crecer.

Quizá ello explique, en parte, el último giro estratégic­o de Cs, que ahora pide una moción de censura contra Pedro Sánchez tras la concesión de los indultos a los líderes del ‘procés’. Curiosamen­te, la valoración general de Arrimadas mejoró durante los peores meses de la pandemia, cuando respaldó sin fisuras los estados de alarma del Ejecutivo, pero perdió fuelle entre los votantes de Cs, que dan su peor nota al presidente del Gobierno (2,3) y suspenden al resto. En mayo del 2020, Arrimadas cosechó un 4,3 (5,6 entre los votantes de Cs), mientras que el 8,1 por ciento de españoles la querían como presidenta (39,1 de sus simpatizan­tes). Pero desde que Sánchez pactó los Presupuest­os con ERC y Bildu, su valoración nunca ha alcanzado el 4. Ahora solo el 5,1 por ciento de los españoles la eligen como presidenta.

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// POOL Inés Arrimada sale del Pleno del Congreso de los Diputados celebrado el pasado 23 de junio

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