Una colonia única en Europa de ibis eremitas
En 2003 nació el ‘proyecto eremita,’ crear las condiciones para que estas aves encerradas en los zoos pudieran procrearse en libertad. Hoy es una realidad en Vejer de la Frontera
En uno de los tajos sobre los que descansa el pueblo gaditano de Vejer de la Frontera, a pie de la carretera que une la N340 con Barbate, se encuentra un espectáculo para los amantes de la naturaleza▶ la única colonia europea salvaje de ibis eremitas. Parece mentira que estas aves se hayan acostumbrado al incesante ruido de coches y camiones y logren anidar y criar sus pollos. Lo más seguro es que hayan elegido este lugar —normalmente lo hacen en acantilados naturales o en antiguas edificaciones—, por tener la comida asegurada. Los ibis eremitas se alimentan de insectos, sobre todo escarabajos, pero también anfibios, pequeños reptiles y mamíferos en zonas de prados y marjales. Y en pocos kilómetros a la redonda tienen, el río Barbate que pasa por delante suya, con su desembocadura que hace funciones de marisma en la marea baja, y las numerosas playas de Zahara, Barbate, Conil y el mismo Vejer.
El ibis eremita es una de las diez aves más amenazada del mundo, ha llegado a estar catalogada «en peligro crítico de extinción». Hace varios siglos vivía en casi todos los países de la cuenca mediterránea, pero ahora sólo queda una colonia en la costa atlántica de Marruecos con unas 120 parejas y otra en Turquía. De Siria se han perdido los datos desde la guerra.
En 2003 nació el ‘proyecto eremita’, una iniciativa del Zoobotánico de Jerez de la Frontera y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. El objetivo era establecer una población silvestre en la comarca de La Janda a partir de ejemplares en cautividad de numerosos zoos europeos. En 2008 se estableció la primera pareja en el Tajo de Barbate. Tres años más tarde formaron la primera colonia estable en estos cortados de la Barca de Vejer, al pie del pueblo. Desde el primer momento, los ayuntamientos de la zona se volcaron en esta acción que contó con la colaboración de la Sociedad Gaditana de Historia Natural, una ong involucrada en otras iniciativas conservacionistas. Con voluntarios se han anidado todos los pollos nacidos, instalado cámaras para su seguimiento, localizadores mediante gps y el proyecto se ha visto culminado con la instalación, gracias a la financiación de Red Eléctrica Española de un observatorio. José Manuel López, coordinador del proyecto, defiende su eficiencia, «estamos consiguiendo objetivos y es muy barato, nuestro presupuesto 30.000 euros al año, la mayoría para el traslado y custodia de los pollos, es muy razonable». Otro trabajo a reseñar ha sido la adecuación de la Torre de Castilnovo —con una doble función de almenara de vigilancia y avistamiento de atunes desde el XVI— para el anidamiento de estos ibis. Se encuentra en Conil de la Frontera y ya en 2014 se instaló la primera collera.
Esta especie se encuentra en peligro crítico de extinción y está catalogada como una de las diez aves más amenazada del mundo