ABC (Andalucía)

Biden se resiste a hablar del imparable auge talibán

- D. ALANDETE WASHINGTON

El futuro de un Afganistán sin las tropas estadounid­enses se ha convertido en un problema de primera magnitud para la Casa Blanca. Las noticias del éxodo masivo, de los avances de la guerrilla talibán y de la agonía de los miles de intérprete­s y colaborado­res de EE.UU. que suplican una salida por las inminentes represalia­s pintan un mal futuro posterior al repliegue completo planificad­o para el 11 de septiembre. Al presidente Joe Biden la prensa le intentó preguntar por esos temores de guerra civil, tras dos décadas de misión armada, pero se negó a dar detalles. Dijo el presidente el viernes: «No voy a responder más preguntas sobre Afganistán. Mira, es el fin de semana del 4 de julio ... Es un fin de semana festivo, vamos a celebrarlo. Están sucediendo cosas maravillos­as». No en Afganistán. De poco han servido las negociacio­nes recientes en la Casa Blanca con los principale­s líderes políticos de las facciones democrátic­as. Los Talibán siguen comiéndole­s terreno, y el pánico cunde entre las minorías chiíes y aquellos que osaron creer las promesas de Washington de que podrían darse las condicione­s para instaurar un régimen verdaderam­ente democrátic­o, respetuoso con los derechos de las mujeres y de las minorías religiosas —chiíes— y étnicas. También se demora Biden en cumplir su promesa de ir evacuando a los miles de intérprete­s que se han jugado la vida trabajando con los soldados de EE.UU. y hoy ven con angustia cómo los islamistas les prometen venganza, en persona y en redes sociales.

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