Un comando mercenario asesina al presidente y aboca a Haití al caos
▶La primera dama, en estado crítico por una herida de bala, fue ingresada ayer en un hospital de Miami ▶El primer ministro interino declara el estado de sitio y cierra la frontera con la República Dominicana
La violencia y la crisis política en Haití llegaron a su punto máximo con el asesinato a tiros del jefe del Estado, Jovenel Moïses, de 53 años, ayer a la una de la madrugada hora local, por un grupo de hombres armados y encapuchados que allanaron la residencia oficial en el barrio de Pelerin de Puerto Príncipe. La primera dama, Martine Moïse, sobrevivió al asalto pero quedó gravemente herida de bala y fue ingresada en un hospital local. Su estado crítico llevó ayer por la tarde al Gobierno haitiano a gestionar su traslado en avión a Miami, donde llegó anoche para recibir tratamiento. Uno de los hijos de la pareja presidencial también presenció el ataque armado, sin embargo, salió ileso.
El primer ministro interino, Claude Joseph, asumió de facto el poder aunque constitucionalmente no puede reemplazar al presidente de la República porque en la línea de sucesión le tocaría asumir al presidente de la Corte Suprema, pero murió hace dos semanas después de contraer el Covid. Tras el magnicidio, Joseph ordenó el cierre del aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, declaró el estado de emergencia, que implica la intervención de tribunales militares en caso de necesidad, y desplegó al Ejército a las calles para intentar garantizar el orden. El primer ministro pidió «calma a la población».
«Quienes asesinaron al presidente de Haití, Jovenel Moïse, eran mercenarios profesionales que se disfrazaron como agentes de Estados Unidos y posiblemente ya hayan escapado del país», declaró Bocchit Edmon, embajador de Haití en Washington y agregó que «fue un ataque bien planificado». «Tenemos un vídeo y creemos que eran mercenarios», dijo haciendo referencia a una grabación de 27 segundos donde se aprecia a los hombres armados que se hablan en español.
Jovenel Moïses declaró en febrero pasado que había un golpe de Estado en marcha que usa la calle para desestabilizar el país. En aquel entonces el mandatario afirmó que existe «un grupo de familias y empresarios que controlan los principales recursos del país, que siempre han puesto y quitado presidentes y que utilizan la calle para crear desestabilización». En concreto señalaba a intereses del sector eléctrico de intentar asesinarlo, donde la familia Vorbe recaba todo el dominio.
ABC contactó con varias ONG en Haití y pudo saber que la escena que atraviesa Puerto Príncipe es de límite y tensión. «Las alarmas en este país son continuas. Puede acabar siendo brutal o puede que se calme. Aunque la situación política es extrema estamos acostumbrados a este tipo de situaciones. Nos estamos preparando para lo peor», aseguran desde el orfanato AYMY, que acoge niños desamparados en el sureste del país y agrega que «República Dominicana ya estaba teniendo problemas en Dajabón, uno de los puntos fronterizos, tildado como un semillero de trata de niños». El operativo ‘Gavión’ ha sido desplegado por las fuerzas del orden dominicanas reforzando la frontera por tierra, mar y aire, que continúa cerrada.
Grupos opositores, académicos e incluso la Iglesia habían pedido que Jovenel Moïses dejara su cargo por la finalización de los cinco años de su mandato. Tras el supuesto trasvase de poder que tenía que haber tenido lugar el 7 de febrero, según la Constitución, se habían producido protestas y huelgas que llevaron a militarizar su capital y las ciudades relevantes.
El Foro de Sao Paulo
Carlos Sánchez Berzain, director ejecutivo del Instituo Interamericano para la Democracia, con sede en Miami, dijo a ABC que la intención detrás del asesinato de un presidente es la obtención del poder, por ello, insiste en que «esto es una crisis en desarrollo y que habrá que ver quién se beneficia de que se produzca una situación de política extrema, que en el peor escenario puede desencadenar una guerra civil».
«Quienes asesinaron a Moïse eran mercenarios que se disfrazaron como agentes de EE.UU.», declaró el embajador en Washington
Pero Sánchez Berzain, no es para nada pesimista y señala que el mejor escenario para evitar un enfrentamiento entre la población haitiana «es una pronta salida electoral». El director hace especial énfasis en el papel que juega en esta crisis el Foro de Sao Paulo y la mano castro-chavista que está metida en un proceso de desestabilización en toda la región.
Moïse gobernaba el país desde hace más de un año por medio de un decreto amparado por la pandemia. Sin un Parlamento electo, se había convocado una reforma de la Constitución, pospuesta en dos ocasiones desde abril hasta que se ha hecho coincidir con la primera vuelta de los comicios legislativos y presidenciales, que se iban a celebrar el próximo 26 de septiembre.
El mandatario haitiano navegaba entre grises que lo acercaban a un autoritarismo, «a ratos en la transparencia y a ratos en la corrupción», pero parecía contar con el apoyo del Ejército. Estados Unidos, la OEA y la UE habían llegado a aceptar la decisión de Moïse de permanecer en el poder hasta el 7 de febrero de 2022 y aseguraba que no forzaría su releección, pero la oposición desconfiaba de él.