Correos de España
Cuando una empresa pública dice que España se le ha quedado pequeña, hay que mirar al ego de su gestor
SEGÚN cuentan algunos medios de comunicación, Correos tiene planes de expansión. Se citan tres: una empresa conjunta con Renfe, una aerolínea centrada en Iberoamérica o convertirse en socio de empresas postales de otras naciones. El Grupo Correos pertenece a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y está integrado por Correos y las filiales Correos Express, Nexea y Correos Telecom. Al frente de este grupo, Pedro Sánchez colocó en julio de 2018 a Juan Manuel Serrano, su jefe de gabinete cuando era líder de la oposición. Esta decisión de no integrar en el Gobierno a un hombre que formó parte del círculo íntimo del dirigente socialista durante su travesía del desierto provocó muchos comentarios porque, además, coincidió con el ascenso de Iván Redondo.
Como premio de consolación, Serrano recibe uno de los sueldos más altos del sector público: cobró 199.219 euros en el año 2020. Tradicionalmente, el salario más abultado que se podía conseguir con un nombramiento de La Moncloa era el del presidente de Red Eléctrica (más de medio millón de euros). Beatriz Corredor, que sustituyó a Jordi Sevilla en febrero de 2020, cobró 464.000 euros el año pasado.
Sin embargo, Serrano, consciente de las habladurías y críticas que dejó su alejamiento del presidente del Gobierno, ha decidido «hacer algo» con Correos para demostrar su valía. Ya a comienzos de 2019 se detectaba mucha agitación en el mercado de la consultoría, la imagen y la publicidad gracias a los encargos de ideas de la empresa pública.
Una de las estrategias que sedujo a Serrano fue la de internacionalizar Correos, comprando otras empresas en el exterior o creando asociaciones. Ahora se dice que el mercado elegido es Brasil, país donde el Gobierno de Jair Bolsonaro está privatizando su empresa pública postal.
Cada vez que un gestor de una empresa pública española (cuyo mercado natural no es el extranjero) considera que el país se le ha quedado pequeño y es imprescindible salir al exterior, hay que plantearse varias cuestiones: a) ¿Para qué existe esa empresa pública?, ¿a qué se debe su existencia? b) ¿Realmente necesita crecer por el mundo o lo que quiere es sustraer parte de su actividad a las normas españolas o europeas? c) ¿Qué tipo de condicionantes para el Estado español plantea la operación? y d) ¿Cuál es el tamaño del ego de su gestor?
No cabe duda de que a Serrano le encantaría que, para mayor gloria de su gestión, Correos siguiera el camino de empresas como Aena, Red Eléctrica o el Canal de Isabel II. Pero antes debería aplicarse a mitigar sus cuantiosas pérdidas. Históricamente, Correos pierde dinero, excepto en 2019 que ganó 14,8 millones de euros gracias a la repetición de elecciones. Pero en 2021 prevé (oficialmente) perder 68 millones, aunque las estimaciones internas hablan de 300 millones. Y para 2023, las pérdidas serían de 634 millones. Una situación ideal para marcharse de casa.