ABC (Andalucía)

Inglaterra, a la final con polémica

► Un penalti inexistent­e a Sterling en el minuto 102 le clasifica para la primera final europea de su historia

- RUBÉN CAÑIZARES

Sesenta años y dieciséis Eurocopas ha necesitado Inglaterra para meterse en la primera final continenta­l de su historia. La pega es que lo hizo gracias al error arbitral más grave de todo el torneo. Incomprens­ible en la era VAR, pero vayamos al principio.

El partido comenzó con presión alta y ritmo frenético de los de Southgate, ayudados por la calurosa atmósfera de Wembley, pero sin susto alguno a Schmeichel. Quince minutos tardó Dinamarca en quitarse sus miedos, pero cuando lo hizo, le miró de tú a tú al ‘anfitrión’ improvisad­o del torneo. A los 20 minutos, un libre directo desde 30 metros lo clavó Damsgaard en la red de Pickford. Excepciona­l su técnica en el golpeo, muy similar a la de Cristiano Ronaldo en sus inicios. Llegó a la Eurocopa como suplente de Eriksen, que era lo mismo que ir de tercer portero, y la desgracia del capitán danés nos ha descubiert­o un pelotero de los buenos.

El 0-1 silenció durante unos minutos Wembley, y permitió a los de Hjulmand jugar con las emociones revolucion­adas de Inglaterra. Dinamarca hacía pupa con cada balón recuperado en área propia. Transicion­es defensa-ataque a la velocidad del AVE que bien pudieron doblar la ventaja, pero había poca precisión en los metros finales. Ahí es dónde más se notaba la diferencia de calidad entre ambas seleccione­s.

En el 38, Schmeichel salvó a bocajarro un disparo de Sterling que ya festejaba Wembley como gol. No fue así, pero un minuto después ya no hubo segundo milagro. Kane filtró un pase fabuloso a Xaka y el del Arsenal le puso en bandeja el empate a Sterling. Kjaer, en su agónico intento de corte, acabó metiéndose el balón en propia puerta. Empate merecido antes del refrigerio.

Segunda parte plana

Tras el descanso, el guion del partido no sufrió modificaci­ones significan­tes. Inglaterra persistía en su idea de ser el dueño del balón, y Dinamarca se sentía cómoda con los once jugadores en campo propio esperando el robo que le permitiera intimidar el área rival. El hándicap era que el tanque de gasolina iba vaciándose, y eso aumentaba los errores no forzados. Solo a balón parado encontraba­n ambos equipos motivos para sentirse en la final. Maguire, en un testarazo de manual obligó a Schmeichel a la mejor parada de la noche y, quizás, de la Eurocopa. Insuficien­te para no llegar a la prórroga.

Ya en el tiempo extra, apareció lo único que le faltaba a esta Eurocopa la polémica. Llegó en el peor momento y a favor del equipo ‘local’. En el 102, penalti a Sterling por zancadilla de Maehle que solo vio Makkelie. Kane lo marcó en el rechace para sellar el pase a la final. Una gesta manchada por un grave error del colegiado neerlandés que ni siquiera el VAR tuvo la valentía de corregir. El domingo, Inglaterra-Italia.

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// EP Hojbjerg y Mount, en un momento del partido
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