Djokovic, camino despejado hacia su vigésimo Grand Slam

En su modo imbatible, como ya mostró en 2011 o en 2015, Novak Djokovic ve despejado el camino hacia su sexto título en Wimbledon y su vigésimo Grand Slam y no solo por la derrota de Federer. Gana con solvencia, con esa capacidad de ir al cincuenta por ciento para ahorrar energía y ponerse a cien si la situación lo requiere. Hasta el momento, pocos sustos el primer set que le quitó Jack Draper en el estreno y poco más. Su cuerpo está amoldado a la hierba, cada vez más fino con su saque y su revés ya es letal; las rondas así lo requieren. Y de fuerzas va sobrado, por mucho que viniera de la paliza física y mental que le supuso ganar Roland Garros.

Está a dos pasos de enlazar su tercer Grand Slam esta temporada, para ese sueño de los cuatro en un curso. Pero, sobre todo, alcanzaría a Roger Federer y Rafael Nadal en número de ‘grandes’ y pocas cosas animan más al serbio que ese puesto en la eternidad. «No me considero el chico malo de esta rivalidad. Hago mi propio camino. Conozco muchos datos, otros no, y me motivan para jugar mi mejor tenis en los eventos que más cuentan en nuestro deporte. Soy un privilegiado de ser parte de la historia del deporte que amo».

Mañana le toca dar un golpe de veteranía ante Denis Shapovalov, a quien ha batido en las seis citas precedentes. Pero el canadiense debutará en esta ronda tras un partidazo contra Karen Khachanov y, con 22 años, solo puede aprender, nada que perder. En la otra semifinal se medirán Matteo Berrettini y Hubert Hurkacz.