Senador y expiloto de Fórmula 1

Carlos Alberto Reutemann (1942-2021)

Fue gobernador de la provincia de Santa Fe, después de Buenos Aires

Se veía venir y hasta la familia lo había anunciado. De esta no salía o salía para no volver. El senador Carlos Alberto Reutemann ‘Lole’ llevaba demasiado tiempo subiendo y bajando de cuidados intensivos. Demasiadas goteras por no hablar de inundaciones de un cuerpo que, en sus buenos tiempos, fue formidable. Le duró 79 años y podía decir, sin temor a equivocarse, que lo aprovechó al máximo. A tope en los coches de Fórmula 1 y a toda máquina cuando cambió los neumáticos por el asfalto de la política, un terreno que tenía despejado para llegar a la presidencia. Pero, esa carrera, por más que procuraron inscribirle, se negó a correrla hasta en cuatro ocasiones. En el 2003, el por entonces presidente, Eduardo Duhalde, le ofreció que lo intentara y le prometió poner todo el aparato peronista a su servicio. Tener eso era, prácticamente, tener todo, pero Lole dijo ‘no’. Si se hubiera animado la historia de Argentina, posiblemente, sería otra. Su reemplazo en aquellas elecciones fue Néstor Kirchner y ya se sabe lo que pasó más tarde.

«Papá se fue en paz y en dignidad después de luchar como un campeón con un corazón noble y fuerte que lo acompañó hasta el final», escribió en su cuenta de Twitter su hija Cora. Reutemann resistía desde el mes de mayo. Peleó contra el cáncer, el Covid-19 y un estómago que le traicionó.

Subcampeón del mundo de Fórmula 1, Carlos Reutemann fue un hombre enamorado del campo, con temple y carácter. Seductor sin proponérselo, era difícil no echarle un vistazo de arriba abajo. Tenía estatura física y de la otra. Corrió en Ferrari, Brabham, Williams y Lotus. Eran otros tiempos y otras categorías (sobre ruedas y sobre sus zapatos). Aunque tenía fama de tardar en pisar el acelerador en la parrilla de salida tuvo 12 victorias, 146 grandes premios y 45 podios.

Fue dos veces gobernador de la provincia de Santa Fe (1991-1995 y 19992003), después de Buenos Aires –el territorio más potente de Argentina–, ejerciendo de senador un total de 24 años. Caminaba por el barro cuando había que hacerlo, dudaba porque era su naturaleza, pero nunca tuvo miedo a decir que no o a expresar su decepción con sus colegas y un poco, consigo mismo.

Las inundaciones en el 2003 y algunas denuncias le amargaron el recuerdo de una gestión que, en las urnas, los suyos le reconocían. El parte médico dice que tenía «anemia, hipoalbuminemia, infección e inestabilidad hemodinámica». Descanse en paz.