La última batalla de Scarlett
∑‘Viuda Negra’, que se estrena en cines y en Disney+, es la despedida de la actriz de Marvel y de la superheroína
Hasta el último momento ni siquiera los directores tenían claro si iba a ser Ojo de Halcón o Viuda Negra quien moría en ‘Vengadores Endgame’. El guion cambió varias veces como si fuera una moneda que había caído de canto. Al final, el viudo fue el universo Marvel, después de que el personaje interpretado por Scarlett Johansson se sacrificara por sus amigos y por el mundo.
La muerte, sin embargo, nunca es el final para las cosas rentables. Si bien Natasha Romanoff pasó sin pena ni gloria como superheroína desde su debut en ‘Iron Man 2’ hace más de una década, la despedida de Johansson en ‘Viuda Negra’, que se estrena en cines y en Disney+ con coste adicional, es un digno punto y seguido. Un adiós que mira al pasado para rascar la superficie de un personaje hasta entonces testimonial, limitado a una mezcla de tinte y cuero en medio del amasijo de testosterona de sus compañeros, con poderes y más carisma. Una excusa para entender las motivaciones de una espía criada para matar, pero que muere sintiendo.
‘Viuda negra’ es muchas cosas. Una ‘rara avis’ en un universo canónico, un viaje iniciático al final de una vida. Una película para cerrar una era, pero también para abrirla. Una despedida y una presentación. El regreso a unos orígenes nunca explorados. El fin de un debate tan vacuo como el rosario de amantes de James Bond, y la prueba definitiva de que el traje de espía le queda tan bien a Johansson como a cualquier 007. Pero, sobre todo, es el gran esfuerzo de la franquicia por redimir sus pecados, por dar entidad a un personaje apenas aprovechado. La feria de explosiones del tercer acto no desluce el corazón del filme, su lectura social sobre la trata de mujeres, la analogía del villano soviético con algún que otro tirano de Hollywood y la importancia de la familia, la que le toca a uno y la que se elige.
Madurez
«La cinta enseña la vulnerabilidad que hay detrás de los superhéroes. Las viudas negras –jóvenes subyugadas– son seres humanos, mortales. Mueren. Sangran. Se hacen daño. No pueden volar, solo son espías. Mantiene los pies en la tierra, trata a los protagonistas como personas reales, no como superhéroes», reflexiona Rachel Weisz, la ‘falsa’ madre de Johansson, convencida de que Marvel, un simple parque de atracciones para algunos, ha madurado por fin y se ha tomado en serio cuestiones que la sociedad pedía, como el feminismo o la diversidad racial, sin vender su alma. «Las películas de Marvel son como una mitología contemporánea, algo de lo que todos los niños y adultos son parte», resume la oscarizada actriz, la científica rusa Melina en el filme y la última de los prestigiosos fichajes que engrosan la franquicia.
Pospuesta varias veces por la pandemia, ‘Viuda negra’ llega tarde al universo Marvel, más centrado ahora mismo en su vertiente televisiva. Sirve, sin embargo, de raro epílogo al personaje de Johansson, pero también de punto de partida para Florence Pugh y una nueva generación de superheroínas con un toque gamberro y sin el menor interés en posar mientras pelean. Cuando Romanoff apareció en Marvel, una película en solitario de una superheroína era impensable. Pero su irrupción junto a los Hulk, Thor y compañía abrió el camino a que otras, como Wonder Woman o Capitana Marvel, rompieran más que techos de cristal. Disney, que tiene en marcha un gran número de producciones de superhéroes con mujeres al frente, tenía una deuda con Viuda Negra que la cinta salda con nota. En el regreso a las raíces de esta espía soviética reconvertida en heroína capitalista sobran los guiños, el drama y la pirotécnica visual, pero no deja de ser un tributo a Johansson que, ya antes del coronavirus, llegaba una década tarde.