Desmemoria histórica
La memoria histórica es esa peligrosa disciplina instalada en nuestro país que consiste en reescribir el pasado de manera interesada y sectaria. Su funcionamiento se reduce al mero revanchismo y a la interpretación parcial de los hechos. Este martes 13 de julio se cumplen 85 años del vil asesinato de don José Calvo Sotelo; sin embargo, no lo verán en ninguna parte, ya que su legado forma parte de la desmemoria impuesta.
Calvo Sotelo, líder de la minoría monárquica de Renovación Española durante la II República, fue un hábil diputado que no dudó en denunciar en la tribuna de oradores las tropelías de aquel sistema que se desmoronaba. El clima de tensión y violencia que reinaba en los últimos días de aquel régimen se cobró su vida. En la madrugada del 13 de julio de 1936 miembros de la Guardia de Asalto y militantes socialistas irrumpieron en su domicilio de la calle Velázquez para instantes más tarde acabar con su vida, propiciándole un disparo en la nuca. Su cadáver sería abandonado en el cementerio del Este. Al día siguiente, ABC recogería en su histórica portada el suceso con un retrato del diputado.
La desmemoria reinante ha borrado este nombre de la historia, e incluso del callejero. Hoy tan solo perdura su monumento en la madrileña plaza de Castilla, y una pequeña estatua en la localidad gallega de Tuy, que le vio nacer. Pese al silencio dominante, Calvo Sotelo siempre será un ejemplo de valentía, trabajo y dedicación por su país.