EL ESTUDIO DE LA MENTE DE LOS SIMIOS NACIÓ EN TENERIFE
Abandonado hace más de un siglo, este inmueble albergó el primer centro del mundo de investigación de primates. Sus experimentos inspiraron a Ortega y Gasset en su ensayo ‘La inteligencia de los chimpancés’, y Agatha Christie inmortalizó a Manuel, el cuidador de los animales, en su libro ‘El enigmático señor Quin’. La Casa Amarilla parece vislumbrar ahora algo de esperanza con una posible rehabilitación en 2022
En ruinas y apuntalado por un corsé de hierro que evita que se caigan las pocas paredes que todavía quedan en pie, hay un edificio en el Puerto de la Cruz (Santa Cruz de Tenerife) que apenas es la sombra de lo que fue▶ el primer centro de investigación científica con primates del mundo. La Casa Amarilla, conocida así por el color de su fachada, fue sede de un centro pionero, innovador y clave para la psicología de la Gestalt y para varias disciplinas científicas, que tras más de un siglo de abandono parece vislumbrar algo de esperanza con una posible rehabilitación en 2022.
Plátanos colgados en alto y una serie de cajas en un mismo espacio conforman un ejemplo de los experimentos que constituyeron un hito para el estudio de la psicología y el comportamiento animal. Que los monos fueran capaces de apilar las cajas para alcanzar la comida supuso un cambio radical, ya que hasta ese momento se creía que los animales eran incapaces de razonar o tener cognición. Se pensaba que su conducta no iba más allá del ensayo-error o del esquema estímulorespuesta aprendido por repetición. Estos chimpancés de la Casa Amarilla demostraron que podían conectar elementos, descubrir una estrategia nueva y llegar a un objetivo, un proceso cognitivo que confirmaba que el funcionamiento de sus cerebros estaba cerca del humano.
El acople de cañas para obtener una lanza y alcanzar un objeto, superar obstáculos o liberar materiales, fueron algunas de las conductas registradas en Tenerife por el psicólogo alemán Wolfgang Köhler con aquellos chimpancés llegados de Camerún –colonia alemana entre 1884 y 1916– que marcaron un antes y un después en la historia de la ciencia.
La Casa Amarilla acogió este centro de investigación desde 1913, impulsado por la Academia Prusiana de las Ciencias. Durante el primer año estuvo en manos del neurofisió
logo Eugen Tuber y posteriormente del alemán Köhler, uno de los fundadores de la influyente Escuela de la Gestalt y que provenía de la investigación sobre la percepción visual. Los experimentos en Tenerife extendieron los principios de esta escuela a los procesos de pensamiento.
Vanguardia científica
Esta primera Estación de Antropoides del planeta colocó a Tenerife a la vanguardia de la psicología animal, al descubrirse que «el cerebro de los chimpancés y sus funciones, su cognición, eran esencialmente iguales a la nuestra, aunque menor en algunos aspectos», explica a ABC el catedrático de la Universidad de la Laguna y experto en Psicología y Neurociencia cognitivas, Carlos J. Álvarez.
Un análisis con el que coincide Jaime Urioste, biólogo, presidente y coordinador de Investigación de la Fundación Neotrópico. «Por primera vez, se demostró que los simios, en este caso chimpancés, poseen conductas inteligentes cualitativamente similares a las humanas», ya que «tenían una alta capacidad cognitiva y la existencia de inteligencia derivada del razonamiento y la reflexión».
Köhler descubrió que en los primates existe una comprensión inmediata y directa de la estructura de una situación o problema y de su solución, el llamado ‘insight’ (visión interna, en español). El hallazgo fue clave para la Psicología de la Gestalt, una de las corrientes o escuelas más importantes en la historia de la psicología. Según esta teoría, los seres inteligentes organizan sus percepciones no solo como la suma de las partes, sino como una totalidad, explica Urioste. El cerebro «interpreta y organiza lo percibido, no se limita a unir fragmentos de información sensorial», y tiene, por tanto, «la capacidad de comprensión espontánea, esa idea feliz al unir creativamente los elementos, el discernimiento repentino y automático». En definitiva, el ‘insight’.
Todo ello dio lugar a una de las obras clave de la psicología, publicada por Wolfgang Köhler, ‘The Mentality of Apes’ (1925) (La mentalidad de los monos), además de ‘Intelligenzprüfungen an Menschenaffen’ (1921) (Pruebas de inteligencia en grandes simios), traducida luego a otros idiomas.
Las investigaciones de Köhler pusieron cimientos empíricos por primera vez a la Teoría de la Evolución de Charles Darwin –por entonces, muy discutida– en su aspecto más crítico, importante y difícil▶ el vinculado a los procesos mentales, como señaló en su momento el gran psicólogo ruso Lev Vygotsky.
La Casa Amarilla, situada en el actual barrio de La Paz, está envuelta en leyendas y misterios, ya que el hecho de que un científico alemán se mudase a una finca llena de primates en el Puerto de la Cruz despertó la curiosidad de toda la sociedad tinerfeña del momento. La Casa de los Machangos, o de Los Micos, era un lugar tranquilo, con un clima parecido al africano del que eran originarios los animales, con población y buena reputación para los científicos germanos. Sin embargo, a esta escalada de éxitos se le cruzó una guerra.
Ruina y sospechas
El comienzo de la Primera Guerra Mundial arrasó con el proyecto, ya que la derrota alemana y la devaluación del marco dejaron la investigación sin financiación. En 1918, el alcalde de Puerto de la Cruz y propietario del terreno, Melchor Luz y Lima, vendió la finca rústica, conocida como Tierras de La Costa, y los inmuebles que albergaba al británico José Ricardo Yeoward, propietario de la compañía platanera Yeoward Brothers de Liverpool.
Köhler y los primates se mudaron a la Finca del Ciprés, pero poco duraron. En 1920 se canceló el proyecto, Köhler volvió a Alemania y los chimpancés se quedaron con Manuel González, conocido como ‘Manuel, el de los Machangos’, su cuidador desde el principio del proyecto, hasta que, por orden de Köhler, los primates fueron trasladados al zoo de Berlín. También las brillantes investigaciones de la Casa Amarilla fueron víctimas de la contienda.
Aunque muchos han sido los intentos por proteger el edificio, recuperarlo y convertirlo en lugar de homenaje y reconocimiento a los avances científicos allí realizados, el desinterés, la desidia, los trámites administrativos y un sinfín de inconvenientes, han provocado que esté en ruinas. Años después de la venta de los terrenos, a pesar de que se negó el permiso para derruir la casa, en el conflicto entre interés general y propiedad privada, una pala excavadora acabó en una noche con parte de la estructura de la Casa Amarilla. El resto sigue en pie, aunque devorado por la naturaleza y la dejadez, a pesar de que sus paredes fueron testigo de
Un triste desenlace
LOS ANIMALES DE LA CASA AMARILLA ACABARON EN UN ZOO DE BERLÍN TRAS LA I GUERRA MUNDIAL
una ciencia de vanguardia. Quizás el hito históricocientífico más importante ocurrido en Canarias.
Rumores y conspiración
La presencia de un alemán en una finca aislada y rodeada de primates en medio de una contienda internacional alimentó todo tipo de especulaciones entre la población. En un ambiente marcado por el espionaje entre potencias, se extendió el rumor de que la Casa Amarilla iba a ser el lugar de aterrizaje de un zepelín. Aunque no se supo si esta especulación era cierta, el hecho de que Köhler tuviese una radio en la finca provocó que fuese objeto de acoso y que el cónsul inglés en Canarias le acusara de espionaje.
En sus cartas, que firmaba bajo pseudónimo para que no fuesen interceptadas, Köhler alegó estar aislado, sin poder unirse a las filas de su país, y acosado por una situación complicada que se alargó durante los años de la Gran Guerra. Vivió junto a otros sesenta alemanes en la isla, que se hermanaron en una comunidad mientras duró el conflicto.
Con intrigas, enredos de política e ideales enfrentados, la Casa Amarilla sirvió también de inspiración para el género novelesco de misterio. La figura de Köhler atrajo a más de una mente literaria, pero no solo él. Manuel González, ‘Manuel el de los Machangos’, el cuidador de los primates, inspiró a la escritora británica Agatha Christie –una habitual de Canarias, donde solía viajar para inspirarse e incluso para practicar surf– en su libro ‘El enigmático señor Quin’ (1930).
También el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset escribió sobre los experimentos que se realizaban en este enclave del Puerto de La Cruz. Su ensayo ‘La inteligencia de los chimpancés’ (1927) está inspirado en varios de los experimentos realizados por Köhler en la Casa Amarilla.
Un nuevo renacer
El catedrático Álvarez ha visto pasar por el expediente de la Casa Amarilla varios concejales, gobiernos, cabildos y planes urbanísticos, sin que saliese una medida concreta que devolviese el esplendor a este mítico centro. Hace unos años, el anterior gerente del Consorcio para la Rehabilitación Turística de Puerto de la Cruz, Fernando Senante, se implicó seriamente en el proyecto, junto a representantes del Iune (Instituto Universitario de Neurociencia), la propia Universidad de La Laguna y la Asociación W. Köhler, representada por Melchor Hernández. Hoy en día, aún hay esperanzas. La Casa Amarilla, declarada en 2011 Bien de Interés Cultural tras casi treinta años de lucha, podría ser rehabilitada dentro del II Plan de Modernización. El actual gerente del Consorcio, Fermín García, es partidario de que la rehabilitación de la Casa Amarilla sea realidad en un futuro cercano para convertirse en un centro de divulgación histórico-científica, con un Centro de Psicología y Neurociencias anexo, que sería gestionado por la Universidad de La Laguna. Sin embargo, aún no se han dado los pasos necesarios para la expropiación necesaria, si no se llega a un acuerdo con los propietarios, un objetivo nunca logrado.
Para Urioste, la creación de un museo en este emplazamiento serviría, además, «de homenaje a los estudios que se realizaron, como lugar de visita obligada para cualquier científico o persona interesada en el origen de la inteligencia y la primatología».
La idea de convertir este inmueble en un centro de divulgación histórico-científica vinculado a la neurociencia es algo que no solo respaldan los defensores del proyecto en la Universidad y de la Asociación Wolfgang Köhler, quienes luchan para conservar este símbolo, sino que coincide con la opinión de investigadores mundiales de tanto prestigio como Jane Goodall y Josep Call, entre otros.
Lugar de peregrinación
Ambos primatólogos visitaron la Casa Amarilla y subrayaron la necesidad de hacer de ese lugar un punto de encuentro para turistas y científicos. Goodall lo defiende en un vídeo, en el que asegura que ‘The Mentality of Apes’ de Köhler fue la ‘biblia’ en sus primeras expediciones a la selva en los años 60 y la base en la que se asienta su trabajo. Hace seis décadas, «poco se sabía del comportamiento de los chimpancés», asegura, y la «descripción más completa de la interacción social y de la mente compleja era obra de Wolfgang Köhler».
Urioste insiste en que la Casa Amarilla «forma parte imprescindible de la historia de la Etología y puede convertirse de nuevo en un referente mundial». También supone «la oportunidad de recordar con orgullo el haber sido la sede del primer centro mundial de investigación primatológica y, con su restauración, de convertirse en un lugar de referencia para continuar profundizando en el conocimiento de la inteligencia y la teoría de la mente», según recalca.
«La Casa Amarilla y los trabajos de Köhler fueron esenciales a nivel mundial, no solo para la formación de la psicología de la Gestalt, sino también para la primatología, la etología y la fundación de la psicología comparada actual. Pocos lugares pueden presumir de una transcendencia similar en la historia de la ciencia», concluye Álvarez.
Un futuro incierto
UN CONSORCIO LUCHA POR RESTAURAR LA CASA AMARILLA Y CONVERTIRLA EN UN NUEVO CENTRO DE DIVULGACIÓN