ABC (Andalucía)

Más de tres décadas marcando la llegada del calor

Desde mediados de los 80, el verano se da por inaugurado en España con un posado en biquini de la actriz

- MIGUEL BAÑÓN

En España, durante décadas, el nombre ha sido Ana, y el apellido, García Obregón. Y aunque la estrella trasversal, mito erótico, luchadora empedernid­a, madre coraje y mujer espectacul­ar, no esté en sus horas más altas, un verano sin Ana, no es verano. Para una fémina que se ha empeñado en ir contracorr­iente de la Sociedad con mayúsculas, parece mentira que haya tardado más de la mitad de su vida bajo las miradas y los focos en conseguir una validación cuasi institucio­nal. Tirando de hemeroteca, los veranos de AGO (acrónimos para los mitos siempre, por favor) comienzan a mediados de los 80 cuando un nuevo tipo de mujer, racial, pija, con mundo, y muy efervescen­te aparece en el cuché casi como musa de la estabilida­d sociopolít­ica. No canta, baila en discotecas y en privado, todavía actúa poco, pero tiene mucho tirón mediático. Un romancillo con Miguel Bosé

la pone en el punto de mira, y ella aprovecha.

Es cierto, comenzó en el cine, currándose­lo mucho, estudiando en Hollywood, utilizando un name dropping pionero en la época que si Bo Derek (Bolero) que si ‘El equipo A’, pero rasca, rasca y encontrará­s. Siempre supo que era cuestión de tiempo. Su familia siempre le ha apoyado, y se ha empeñado en que su orgullo de «Voy a triunfar» siempre fuese respaldado emocional y económicam­ente por unos padres con posibles.

Anita es la hija mediana de los García Obregón. Una familia muy unida que consiguió un gran capital gracias a la creación de la urbanizaci­ón La Moraleja. Sus hermanos mayores son Juan Antonio (el más discreto), Javier (ex de Paloma Lago). Sus hermanas menores, Amalia (ex del bailarín Giorgio Aresu),y Celia.

Con una personalid­ad arrollador­a y con su entorno de su parte, es curioso como a medida que se acercaba a la treintena, sus éxitos y su vida sentimenta­l cobraban un sentido especial. Siempre había estado buena pero ni ella misma pensaba que presentar programas con tipos empáticos (su querido Ramonxtu en ‘Qué apostamos’) o conseguir papeles episódicos gracias a su vis cómica y sex-appeal, iban a ser la guinda de una tarta muy dulce confeccion­ada a base de esfuerzo y mucho tesón, al cual su romance con el baloncesti­sta Fernando Martín, le añadió aún más azúcar. En poco tiempo pasó de ser protagonis­ta de los chistes de Ana la bióloga o Anita la fantástica, a ser la protagonis­ta con ‘Ana y los Siete’. Unos 40 años de belleza ruti

Sus padres siempre la respaldaro­n emocional y económicam­ente

lante que era la envidia de mujeres y el sueño de los hombres.

¿Dónde está mi cámara? La lente siempre la ha querido y mucho (tanto como ella ha amado a sus hombres) pero es cierto que, como objetivo del posado del verano para ella y para las que estuvieron antes y vinieron después, supone todo un momento de reafirmaci­ón: la imagen mujer empoderada mucho antes de que el término se inventase o se pusiera de moda. Da igual el año que hayas tenido, los problemas, las riñas con la familia, la subida del IPC, los rumores sobre cualquier aspecto de tu vida… No. Aquí estoy yo, más delgada, más ‘durita’, más guapa, más joven, más superlativ­amente Ana. A la televisiva, sus éxitos profesiona­les o sus amores (Alessandro Lequio, su compañero en los peores momentos y padre de Aless, el futbolista Davor Suker o el modelo Darek Miroslaw) no parecen causarle un cambio radical en su cuerpo serrano y en su belleza latina. Ana al borde del mar, ya sea en Miami o en su adorada Mallorca, es un momento que se para en el tiempo. Es como si se tratara de un calendario Pirelli que se ha construido ella misma año tras año; Ana y su marketing.

A la espera del posado del 2021, el que deberíamos considerar el de ‘la vuelta a la vida’, la Obregón sigue navegando las aguas turbulenta­s de su vida buscando ese fondo azul y tranquilo de sus postales de rigor, sin dejar de cosechar éxitos pese a su continuo recuerdo de «su Aless». Las campanadas de Fin de Año, su actuación en ‘Mask Singer’ (una sorpresa y un reposicion­amiento como personaje televisivo) y su reciente conversión al universo ‘influencer’, toda una declaració­n de intencione­s de cómo los sesenta y pico (bueno, 66 años) te convierten en un referente del lujo con peso específico. ABC ha podido hablar con Somos, la empresa que ha gestionado la campaña de Gestair con ella en redes sociales: «Lleva muchos años volando con la compañía aérea privada desde que sus padres se pusieron malitos. Ha sido un placer trabajar con ella».

¿Y el futuro? Según los últimos movimiento­s de la artista, su plan es ir incorporán­dose a una vida que ha quedado truncada tras el fallecimie­nto de su hijo, y más recienteme­nte, de su madre. Tiene que cuidar de su padre. Alessandro Lequio cuidará de ella, sus hermanos y familia no la dejará sola… Pero volverá a sonreír (sin olvidar nunca el pasado); la tele la quiere, el público la adora. Ana y el verano, siempre.

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ERNESTO AGUDO 2001
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2015
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IGNACIO GIL 1997
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2011

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