El repunte del Covid en Indonesia cuestiona la eficacia de la vacuna china
► Con 40.000 contagios y 800 muertos diarios se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia
Desde hace un mes, el coronavirus está disparado en Indonesia, que hasta ahora solo había sufrido una primera ola de gravedad el pasado mes de enero. Pero, desde principios de junio, los contagios están aumentando vertiginosamente y, por desgracia, también las muertes. Por primera vez desde el estallido de la pandemia en Wuhan en enero del año pasado, este gigantesco archipiélago del Sudeste Asiático rebasó el miércoles la fatídica cifra de mil fallecidos al día.
Con más de 800 muertos y casi 40.000 nuevos infectados cada jornada, Indonesia se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia junto a la India, que ya no ocupa titulares pero sigue viviendo una situación dramática desde el repunte de abril. Con una población de 276 millones, cinco veces menos que los 1.400 millones de habitantes que tiene la India, sus cifras diarias de contagiados y fallecidos son similares y ya se están repitiendo las mismas tragedias.
Sin camas, los hospitales indonesios tienen que improvisar las unidades de cuidados intensivos en tiendas de campaña y les falta oxígeno y ventiladores mecánicos. Lo peor de todo es que este repunte ha pillado por sorpresa tanto a las autoridades como a la población porque confiaban en que las vacunas iban a impedir la llegada de una segunda ola. Con 50 millones de dosis administradas desde el 13 de enero, Indonesia tiene ya a 14,6 millones de personas vacunadas por completo y su objetivo es llegar a los 181 millones (70% de la población) en marzo de 2022.
La mayoría de las vacunas administradas han sido de la farmacéutica china Sinovac. Aunque las autoridades de este país musulmán atribuyen este grave repunte a las fiestas del fin del Ramadán a mediados de mayo y a la variante Delta, detectada por primera vez en la India y mucho más contagiosa que las demás, el infierno que sufren los indonesios ha vuelto a poner en cuestión la efectividad de dicha vacuna, llamada Coronavac. «La variante Delta se ha vuelto dominante y ya representa el 78,8% de todos los casos. Es más contagiosa y provoca más casos graves», justificó la portavoz del Ministerio de Salud, Siti Nadia Tarmizi, según informa el periódico ‘Jakarta Globe’.
A pesar de las dudas que hay desde el principio sobre las vacunas chinas, que no han publicado los datos de su última fase de ensayos clínicos para revisión, para Indonesia era Coronavac o coronavirus. «AstraZeneca no va a cumplir su promesa de enviarnos 50 millones de dosis y solo nos mandarán 30 millones a finales de este año», lamentó el ministro de Salud, Budi Gunadi Sadikin. Durante el fin de semana, estaba previsto que llegara el primer lote de los 50 millones de dosis pedidos a PfizerBioNTech para agosto y tres millones de vacunas de Moderna procedentes de un plan de asistencia de EE.UU.
Con el fin de detener los contagios entre el millón y medio de sanitarios que se juegan la vida en primera línea contra la pandemia, que han sido vacunados en un 95%, las autoridades planean administrarles una tercera dosis de refuerzo. Y, según anunció el ministro Budi, lo harán con Moderna, no con Coronovac. Las dudas sobre esta vacuna china se ven acrecentadas porque, a tenor del grupo de investigación laboral Lapor Covid-19, 130 sanitarios indonesios han fallecido desde junio. Añadiendo más leña al fuego, el miércoles murió la investigadora jefa de Sinovac en Indonesia, Novilia Sjafri Bacthiar, que tenía 50 años y, según los medios, cayó víctima del coronavirus.
No es la primera vez que esta vacuna se ve en entredicho. Desde inicios de año, otros países que han confiado en su inmunización con Coronavac se han visto golpeados por fuertes olas de Covid-19, como Chile o las islas Seychelles. En abril, el director del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de China, Gao Fu, reconoció que sus vacunas «no tienen niveles de protección muy altos», desatando una polémica que se vio obligado a rectificar. Recientemente, su subdirector, Feng Zijian, admitió que «los anticuerpos que generan las vacunas chinas son menos robustos contra la cepa Delta». Pero Pekín sigue usándolas dentro de su «diplomacia de las vacunas» para mejorar su maltrecha imagen internacional, sobre todo entre los países en vías de desarrollo.
La más usada del mundo
Buena prueba de ello es que Coronavac es la vacuna más usada del mundo, con 943 millones de dosis distribuidas por todo el planeta. A finales de año, se espera que sean 2.900 millones, según la consultora Airfinity. Para el autoritario régimen de Pekín, la exportación de sus vacunas se ha convertido en una cuestión de Estado. Hasta tal punto que en Singapur, donde la mayoría de su población es de origen chino, la Embajada ha presionado a esta comunidad para que elija dicha vacuna frente a las occidentales, recordándole que será más fácil conseguir un visado para viajar a China si escogen Coronavac. A pesar de sus estrechos lazos con Pekín, el Gobierno de Singapur todavía no ha autorizado esta vacuna de Sinovac al faltarle datos sobre su eficacia. Con unos resultados que oscilan entre el 50,6% de efectividad que le dio Brasil y el 91,2% de Turquía, la vacuna china de Sinovac sigue generando dudas. Pero sigue inyectándose a millones por todo el mundo y ha sido aprobada por la OMS porque, para muchos países, es su única opción.