ABC (Andalucía)

La videoteca del liguero

- ÁNGEL ANTONIO HERRERA

Tuvo Nadiuska los ojos de un color no inventado, y una boca carnívora que enseguida lo decía todo, sin apenas decir nada. Nadiuska es la vampira principal del destape, pero el destape no es sólo Nadiuska. El destape reúne una videoteca de cine donde el cine importa poco, o nada. Quiero decir que ‘El destape’ fue la moda expansiva de hacerle una película completa al desnudo mitológico de las Nadiuskas diversas del momento, que a veces se llamaban Bárbara Rey, o María José Cantudo. Una película, o varias. El destape ancla en el género de comedia, y repite el cachondeít­o de la comedia italiana de los 60, y los 70, con el actor Alvaro Vitalli en la copa, pero una comedia de mucho reparto bullente alrededor del cuerpo de la protagonis­ta, que es lo que realmente importaba en aquel cine fácil, chistoso, picantón, desabrocha­do, y con liguero. No es que el guión tuviera de exigencia un desnudo, según reitera el tópico, sino que el desnudo pedía un guión, o algo parecido, para ir tirando, entre vuelta y vuelta de plano. Cundió el destape, a mediados de los setenta, y mustió ahí donde empezaba el porno. La muerte de Franco resucitó un apetito no tanto de cinéfilos, sino de erotómanos, con lo que vimos unas temporadas de cartelería de Andrés Pajares y Fernando Esteso, donde el guión traía la exigencia de una guapa, o varias, con lencerías de nada. Así se auparon las musas del destape, que pudieran principiar en María José Cantudo y cerrarse en Victoria Vera, o quizá al revés. Los títulos de aquellas películas sostienen, con el tiempo, una despreocup­ación, o inocencia, de subgénero de picaresca▶ ‘La masajista vocacional’, ‘Pepito Piscina’, ‘El liguero mágico’, o ‘Lo verde empieza en los Pirineos’. Firmó muchas, o muchísimas, Mariano Ozores, como director, y la mercancía la produjo José Frade, por lo general, y ahí iban saliendo, en romería más bien vulgarizan­te, Quique Camoiras, o Juanito Navarro, o Raúl Sender. No faltaba una diosa sin sastrería, pero tampoco un gracioso de taberna. Alguna vez asomó, excepciona­lmente, José Sacristán, y Luis Escobar. Tierno Galván se hizo la foto histórica junto a Susana Estrada, con todas las ternuras visibles, ahí en medio de la afición de un cóctel. El destape vino a durar una década, más o menos, desde la muerte del caudillo. Después se apagó de aburrimien­to, pero de aburrimien­to clamoroso del espectador, al que un desnudo ya le daba poco calambre, o ninguno, aunque ese desnudo fuera de Adriana Vega, una de las diosas recalidísi­mas de aquellos agostos más allá de agosto. Yo sospecho que de aquello perviven, para siempre, las chicas del destape, que de alguna manera resultan también una musas de la Transición, siguiendo la titulación pomposa que define por la vía rápida. Eso, y José Luis

López Vázquez, que eternizó al español cualquiera, al peatón hispánico, al vecino sin nombre del tercero que sale a echar a tiempo su quinielita y, de paso, les mira las minifaldas de pasamontañ­as a las turistas, preferible­mente suecas, entre el susto y el deleite.

Ahí tenemos a María

José Cantudo, Victoria Vera, Bárbara Rey, o Agata Lys. María José carga con el mérito, ya histórico, de haber sido el primer desnudo del cine español, con un espejo de por medio, eso sí. Fue en ‘La trastienda’, una obra de Jorge Grau. Desde aquello, María José es la Cantudo, un naipe crucial de aquellas alegrías. Luego estaba Nadiuska, obviamente. Umbral, cuando la Movida, la llamaba ‘Nadiuska, amorg’ probando el juego de escribir la pronunciac­ión torcida, sexual y extranjeri­zante que ella hacía de nuestro diccionari­o. Victoria Vera merece una mención aparte y acaso un artículo completo, para ella sola. Resultó la capitular dorada de la democracia al trote, una principal de cualquier osadía, la chica que se alborotaba el pelo como si pensara en el incendio. A Nadiuska la recordamos vestida sólo del chal de su desnudo de oro, y después, no hace tanto, como una señora vagabunda, abismal y ya perdida. A Victoria Vera pudiéramos llamarla VV, probando a encerrarla en dos letras alzadas, aunque a ella no hay letra que la encierre. Se ha desempeñad­o en el teatro de prestigio, alternó de musa entre poetas eternos, y en general se gustó de rebelde con el pelo en llamas. Se gusta, todavía. A Agata Lys tampoco procede encerrarla sólo como actriz del destape, porque Agata ha hecho muchas otras cosas, y con solvencia, o mérito. En teatro se ha empleado tanto que aquello del destape resulta casi una anécdota venial de la memoria. Fue, como tantas, el voltaje del verano del erotismo. Como tantas, bajo el mismo sol inaugural de la vida con el liguero al aire.

 ?? // ABC ?? Amparo Muñoz, en el puro esplendor de su belleza
// ABC Amparo Muñoz, en el puro esplendor de su belleza
 ?? // ABC ?? Tierno y Susana Estrada, con las ternuras visibles
// ABC Tierno y Susana Estrada, con las ternuras visibles
 ?? // ABC ?? Nadiusca y José Luis López Vázquez
// ABC Nadiusca y José Luis López Vázquez
 ?? // ABC ?? Agata Lys
// ABC Agata Lys
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