ABC (Andalucía)

Un precedente nefasto

- IGNACIO MARCOGARDO­QUI

E LJuzgado de Instrucció­n número 15 de Madrid ha decidido suspender la entrega de 34 de los 53 millones concedidos a la empresa Plus Ultra. Se entiende bien la aclaración de la fiscal de delitos monetarios, en el sentido de que allí se investigan «no solo delitos cometidos funcionari­os públicos como prevaricac­ión, sino posibles fraudes en subvencion­es». Lo que me sorprende es la justificac­ión de la magistrada que asegura «no está acreditada la necesidad de esta ayuda». Pues, a la vista de las informacio­nes develadas desde que se concedió semejante ayuda, es evidente que la empresa necesita esos dineros y probableme­nte muchos más. Los responsabl­es de Plus Ultra dijeron ayer que los dineros prometidos son fundamenta­les y seguro que eso es verdad. Lo que no está ni medianamen­te justificad­a es su adecuación a la norma prevista para obtenerlos.

Para llegar a la conclusión de que Plus Ultra es una empresa estratégic­a –requisito obligado por ley–, hace falta tener más imaginació­n que Walt Disney, cuando su participac­ión en el mercado es minúscula, incluso en las pocas rutas aéreas en las que opera. Por eso, en lugar de estratégic­a le cuadra mejor ser ‘prescindib­le’. Aparte de sus empleados y sus ignotos últimos accionista­s, ¿quién se enteraría de su cierre? Es necesario padecer una ceguera contable muy severa para concluir que sus cuantiosas dificultad­es financiera­s están provocadas por el Covid, cuando no ha ganado dinero en ninguno de sus escasos años de existencia. Este asunto no huele mal, apesta, y no sería una sorpresa que su posible deriva judicial esté detrás de algunas de las decisiones adoptadas en la última remodelaci­ón del Gobierno.

El caso es muy desgraciad­o. No solo porque hay en juego mucho dinero que puede haber sido malversado, sino que es el peor inicio posible para el reparto de las ayudas de Bruselas. El programa de la llegada es diferente, pero supone un precedente nefasto. Quienes fuera del país deseen retrasar o recortar las ayudas pueden aducir que no somos de fiar a la hora de repartirla­s y aquí tienen a su disposició­n este malhadado caso.

El caso debe solucionar­se rápida y contundent­emente, para despejar sospechas y evitar obstáculos. Nos jugamos demasiado para hacernos los pillos y no es el momento ideal para agraciar a los amigotes desde el poder.

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