Oportunista
Jorge Semprún ya explicaba en 1990 cómo es el PSOE de hoy
ROSA
BELMONTE
Plus Ultra, más allá, es donde siempre puede llegar el Gobierno. Aunque el más allá esté en el pasado. Es capaz de pagar 53 millones de euros con un préstamo participativo de 34 y uno ordinario de 19 a una empresa aérea de medio pelo, escasa actividad, pero «esencial», según dijo Montero la Grande, para que el ‘hub’ de Barajas sea competitivo. Esta decía hub como la más valorada (tiene narices) dice matria. De momento, un juzgado de instrucción ha suspendido de manera cautelar los 34 del rescate a la aerolínea Plus Ultra. Por falta de justificación. Esto no es cosa de la juez, pero, por calificarlo con un tecnicismo que lo mismo no se entiende, el rescate es una sinvergonzonería con fanfarria. Por mucho juh que saliera de la boca de Montero cuando era portavoz.
Volviendo a leer a Jorge Semprún en ‘Federico Sánchez se despide de ustedes’ tiene gracia lo que escribía de Rosa Conde. «… hablaba por obligación personal. Para no decir nada, a menudo. O para decir trivialidades, torpemente, además…». Pero pensaba que quizá no podía reprochársele nada, que los portavoces gubernamentales no dicen nunca nada. «Tal vez la esencia de la palabra oficial resida en esa vacuidad».
O sea, poco ha cambiado. Pero Rodríguez no tiene gracia. Y volvemos al pasado. Semprún retrata lo que pasa ahora en el PSOE. En la entrevista en ‘El País’ el 29 de julio de 1990 que le costó el cargo señalaba dos corrientes en el PSOE constantemente en activo. Una, «socialdemócrata moderna, que asumía las realidades de la economía de mercado, que se proponía reorientarlas…». Y la segunda, una «que tenía una larga tradición histórica en el socialismo español y que había personificado en los años treinta un hombre como Largo Caballero». La calificaba de «oportunista de izquierdas. Oportunista en el sentido de que, sin una línea clara, tiene la tentación de situarse siempre retóricamente a la izquierda de la izquierda, con rasgos populistas y demagógicos». Amigos de Stalin ayer, de Maduro hoy. Capaces de perpetrar una ley totalitaria pretendiendo que es justa y necesaria.