ABC (Andalucía)

La inversión extranjera huye de la política económica de Sánchez

Desde que en 2018 llegó a La Moncloa, los flujos se han reducido a menos de la mitad, y seis de cada diez euros que llegan van a Madrid

- MARÍA JESÚS PÉREZ

Sánchez se fue a EE.UU. y ha vuelto Pedro. Estamos donde estábamos. Ni un contrato ni un euro en inversión comprometi­da para España. La economía languidece entre nuevas oleadas del virus, los fondos no llegan y el presi y sus trompetero­s dicen que es Superman. ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No. Es un desastre

L Eresilient­e del Gobierno quiere convertir nuestro país en un plató de superprodu­cciones digitales para mantener atontado al personal mientras el PSOE S. A. se lleva los fondos europeos, si es que alguna vez llegan. ‘SuperSánch­ez’ podría ser la producción con la que estrenar esa idea de nación convertida en un teatrillo. Porque que el primer viaje de Pedro Sánchez a la capital del mundo económico se salde solo con comentario­s sobre el aspecto físico del viajante –lo guapo, lo galán y lo que luce su dentadura profidén– dice mucho de un Gobierno que es todo fachada.

Ni un contrato ha llegado del otro lado del Atlántico. Ni una sola promesa de los fondos de inversión. Ni una carantoña provenient­e de las empresas tecnológic­as a las que ha visitado como si fuera el viaje de fin de curso de un adolescent­e. ¡Menos mal que el único propósito de la misma era económico! Y mientras tanto, poco favor le ha hecho su

ministra Yolanda Díaz, que sigue con su cabezonerí­a de defender a capa y espada el fin de la reforma laboral de Rajoy –esa que dice Bruselas que no se toca–, y con una machacona nueva subida del SMI. A la ‘vice’ no le gusta que los inversores extranjero­s traigan dinero a

España. Mejor ponérselo difícil. Ella prefiere seguir con la política del reparto infinito y gratuito de ayudas del Estado antes que poner todo su empeño en crear empleo. Y si se suben impuestos a las empresas, que son las que lo crean, pues mejor. Nada, que nos sobran los recursos, ¡viva la dependenci­a estatal! Los inversores buscan certidumbr­e, estabilida­d y seguridad jurídica y a este lado del océano les ofrecemos un futuro de comunismo rancio.

Sánchez ha vuelto como se marchó. Nada había y nada fue. Ni un contrato ha traído, ni un compromiso de inversión. Ha sido una gira tan fatua y ridícula –¿sabremos cuánto nos ha costado el paseíllo americano?– como la cumbre bilateral de pasillo con Joe Biden. Para colmo habló del éxito de la lucha contra el virus en España al mismo tiempo que Alemania ponía el semáforo rojo a nuestro país.

Superman se ha quedado en

SuperLópez. De risa. Hay quien abre la boca, sube el pan y baja la

Bolsa. ¡No se cansa de hacer el ridículo, no! Lo triste es que es el máximo representa­nte de todos los españoles. Ustedes verán.

¿Y lo de querer traerse empresas audiovisua­les? Otro delirio. El mundo al revés. A estas sí. Pues... ejemplo: Netflix pagó poco más de 3.000 euros en impuestos en

España –una multinacio­nal que paga la mitad de lo que lo hace un youtuber–, porque la sede fiscal la tiene fuera. Se cargan la industria local y se llevan el beneficio fuera. De locos. Y para colmo de males el resiliente español les suelta a los americanos con total naturalida­d su discurso sobre los planes de intervenci­ón del mercado inmobiliar­io. Pues... irán al cajón porque le han puesto la cara colorada explicándo­le que la propiedad privada es sagrada.

Ahora que los que tienen más claro lo de la propiedad privada son los chicos del PSOE S. A., que ahora silban y miran para otro lado a cuenta del tramposo rescate de

Plus Ultra. Y digo yo, si la aerolínea amenaza con no devolver los 19 millones que le ha prestado ya el

Estado si no completan el pago a cuenta del erario público de los 34 millones restantes apalabrado­s, lo normal sería cargar contra aquellos que en el ejercicio de no se sabe qué autoridad decidieron dárselo ¿no? ¡Ah, claro! que José Luis Ábalos ya no está. Pues... cuesta creerlo por las caracterís­ticas del personaje pero el exministro de Transporte­s fue el elegido para comerse el marrón, cuya propiedad era –y es– de otro, de un ‘tapado’ más espabilado, con más poder y con más ascendient­e para Sánchez y Venezuela. Directivos, empresario­s, políticos o medios de comunicaci­ón coinciden entre bambalinas y fuera de ellas en señalar al expresiden­te socialista –¿socialista?– Zapatero. Pero de momento no hay prueba alguna que le implique en la trama. Por cierto, ¡ojalá Sánchez escuchara más a Felipe González y menos a Zapatero! Aunque Ábalos se comió este sapo, sí, como se comió el de las maletas y parada y fonda de la segunda de Maduro, Delcy Rodríguez, por lo que la cosa no quedará ahí. «Tiene que darle algo, como salga a la luz toda la verdad sobre lo de Delcy se lleva a Superman Sánchez ya Mr. Bean ZP por delante», me apuntan por ahí. Y a pesar de que Sánchez parece querer borrar del mapa todo lo que huela al exministro y su paso por el Gobierno, descuajeri­ngando toda su cartera y cambiando peones a troche y moche, le estará buscando algún caramelito por los servicios prestados. Ábalos además aspirará a hacerse un Juanma Serrano y pillar un carguito bien remunerado. Aunque el problema es que el PSOE S. A. no quiere dejar nada para el resto. Ni las migajas.

El caso es que sumas los que tienen que pillar porque van de la mano de Sánchez. Los que esperan pillar porque han estado con Sánchez. A los que ZP les ha prometido pillar en nombre de Sánchez. Los que pillan pase lo que pase. Los que ya han pillado. El pilla-pilla del PSOE S. A. La ‘smart generation’… Y se les queda pequeña España. Claro que esto es Hollywood, lo ha dicho Sánchez desde la Gran Manzana. Pues a pillar, que el mundo se va a acabar.

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