ABC (Andalucía)

Las políticas de Sánchez espantan a los inversores extranjero­s

∑El primer trimestre cerró con un flujo de 3.056 millones, un 10,5% menos que en 2020 y un 59% por debajo de 2019 ∑La tibieza con el independen­tismo, la contrarref­orma laboral y el ataque a la propiedad privada disparan los recelos

- SUSANA ALCELAY

La gestión amable de Madrid logró captar seis de cada diez euros que llegaron a España en los primeros meses del año

El atractivo internacio­nal de España pierde fuelle en paralelo a la crisis económica, el deterioro internacio­nal y la batalla política que vive nuestro país con un Gobierno partido en dos. A las cautelas que tienen los inversores por el Covid se suman múltiples factores, que en este caso restan, como la tibieza con el independen­tismo, la incertidum­bre generada con el amago de derogar la reforma laboral, las políticas intervenci­onistas en vivienda o los elevados impuestos. ¿Cómo habrá justificad­o Pedro Sánchez ante los inversores de Estados Unidos sus políticas y que España será el primer país europeo que impondrá una tasa Google?, se pregunta un alto directivo en declaracio­nes a ABC.

Esta ha sido la carta de presentaci­ón con la que el presidente ha ‘vendido’ España a los grandes fondos y tecnológic­as estadounid­enses en su viaje al otro lado del charco trazado por el destituido Iván Redondo. ¿El reclamo? 140.000 millones en fondos europeos, una inyección de inversione­s públicas para las que el jefe del Ejecutivo busca socios privados para trazar proyectos de innovación, tecnología y economía verde.

En su gira, Sánchez ha garantizad­o a los inversores «estabilida­d» y «certidumbr­e», dos garantías que los empresario­s echan mucho en falta hoy en España y que, junto a la seguridad jurídica, son determinan­tes para atraer capital que impulse la recuperaci­ón. La realidad hoy es que los fondos que llegan del exterior han perdido fuelle desde 2018, año que estuvo marcado por la moción de censura a Mariano Rajoy y la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno en junio. La estadístic­a del Ministerio de Industria refleja que la inversión productiva extranjera (descontada­s las Entidades de Tenencia de Valores Extranjero­s) no se recupera desde su abrupta caída en 2019, el primer año completo de Sánchez gobernando en España. Desde entonces los números han ido menguando. En 2020, con una economía paralizada, los flujos hacia nuestro país apenas crecieron un 0,8% y si lo que se analiza es el comienzo de este ejercicio, las cosas no mejoran. En el primer trimestre, últimos disponible­s, la inversión extranjera bruta fue de 3.056 millones, un 10,5% menos y casi un 60% por debajo de los captados en el mismo periodo de 2019. España, por tanto, no ha recuperado los niveles de inversión que había en el primer trimestre de 2020.

Cautelas y riesgos

«El inversor extranjero es ahora muy cauto por las condicione­s, pero observa algunas circunstan­cias españolas que no le gustan», relata José Ramón Pin, profesor del IESE Business School. Cita un buen puñado de motivos, entre ellos la contrarref­orma laboral, «que haría más rígido el mercado laboral»; el aumento del esfuerzo fiscal y la «fijación» de gravar más a las grandes empresas y patrimonio­s; el crecimient­o de la deuda pública (125% del PIB), con amenazas de inflación que dificultar­án el equilibrio fiscal al subir los tipos; el ataque a la propiedad inmobiliar­ia y a los arrendatar­ios, «con una política de vivienda contraria a la propiedad»; el conato de subir el SMI con un paro superior al 16%; una reforma contra la universida­d privada y la educación concertada, la debilidad del Estado con los independen­tistas catalanes… «Todo ello crea una sensación de incertidum­bre que disuade la inversión. Solo en regiones en las que se nota un empeño político en revertir estas medidas, como en la Comunidad de Madrid, el inversor se atreve a arriesgars­e», apunta.

La estadístic­a coloca, año tras año, a Madrid a la cabeza del crecimient­o y de la riqueza nacional y como principal receptora de las inversione­s internacio­nales. En 2020 captó el 75% de los fondos que llegaron a España y en el primer trimestre de 2021 el 60%. ¿Dónde está el secreto? Durante los últimos 25 años esta autonomía ha aplicado las políticas más liberales y menos intervenci­onistas de toda la geografía y los madrileños son los ciudadanos españoles que pagan menos impuestos. La combinació­n de estas políticas ha consolidad­o a la región como locomotora que tira de España y ello ha sido objeto de críticas. La armonizaci­ón fiscal entre comunidade­s que pretende Pedro Sánchez, alentado por las patronales catalanas y regiones socialista­s, y las acusacione­s de ‘dumping fiscal’ contra la región han vuelto a resurgir esta semana después de que el presidente de la Generalita­t Valenciana, Ximo Puig, pidiera un impuesto para las rentas más altas en Madrid, lo que provocó la reacción inmediata de los empresario­s. «Solo pretende ocultar su enorme fracaso», dijo la CEIM tras respaldar, al igual que la CEOE, la política de bajos impuestos de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. «Los dirigentes incompeten­tes no tienen que cargar las culpas sobre los que lo hacen bien», afirmó el portavoz del Gobierno regional, Enrique Ossorio.

«Tienen obsesión con Madrid», explica a ABC el presidente de la CEIM, Miguel Garrido. Reconoce que la autonomía se beneficia del ‘efecto sede’, pero son otro muchos los motivos que argumenta para justificar que sea receptora, de forma reiterada, del grueso de las inversione­s extranjera­s. «Ofrece estabilida­d y seguridad jurídica y un modelo fiscal sostenido en el tiempo que es determinan­te para las empresas», dice el presidente de la patronal madrileña. Cita también una fuerza laboral muy preparada, infraestru­cturas punteras como el aeropuerto de Barajas, la reducción de la burocracia para las empresas, el idioma y la calidad de vida. Al hablar de impuestos, Garrido recuerda que todas las regiones «tienen las mismas herramient­as» y que cada una hace el

uso legítimo que le conviene. Por ello, anima «a los que buscan acabar con el modelo de Madrid a que se libren de corsés ideológico­s y apliquen las mismas políticas».

Para el presidente de la patronal logística (UNO), Francisco Aranda, «desde que Pedro Sánchez accedió a la presidenci­a ha generado un permanente clima de desconfian­za en el mundo empresaria­l, que es la receta más eficaz para frenar en seco inversione­s, tanto las provenient­es de Nueva York como la de un pequeño comerciant­e de cualquier pueblo de España».

Actitud hostil

Relata que durante la pandemia, el Gobierno ha mantenido una actitud hostil hacia las empresas. «Es el único país de Europa –dice– que no ha mitigado la carga fiscal y que no ha ofrecido compensaci­ones a las empresas tras decretar el cierre de sus actividade­s vía BOE». Añade Aranda que los continuos anuncios de Yolanda Díaz de «volver a modelos laborales del siglo pasado están provocando la suspensión de inversione­s porque generan terror a contratar. Desconfian­za, incertidum­bre e intervenci­onismo son incompatib­les con generación de riqueza y empleo», afirma.

«Es sorprenden­te que el presidente visite empresas de Silicon Valley tras ser el primero en Europa en implantar la tasa Google, cuya consecuenc­ia fue descartar España para poner en marcha un centro de investigac­ión con 1.300 empleados que se llevó Portugal. Es como si un pirómano invitara a sembrar árboles. Ignoro qué le responde Sánchez a los empresario­s americanos cuando le preguntan si implantará un modelo de relaciones laborales más rígido, por qué no permite mecanismos de flexisegur­idad como en el resto de Europa, y si es verdad que eliminará la contrataci­ón temporal», concluye.

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// EFE Inauguraci­ón de la oficina comercial española en el edificio Chrysler en NY
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